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Minjeong se encontraba sentada en una banquilla del patio de la escuela con la mirada puesta sobre su cuaderno mientras dibujaba en este. Al poco tiempo sintió que alguien estaba parado a su lado.

— Hola. — alzó la vista para ver a Haechan y como se sentaba a su lado
— Pensé que ibas a tomarte la semana.

— ¿Por qué haría eso? — volteó hacia él frunciendo el ceño.

— Pensé que eso te haría sentir mejor. 

— Aw que lindo, te preocupas por mí. — fingió un tono meloso al decir, Haechan frunció el ceño provocando que Minjeong soltara una risita. — No, de echo ya me siento mejor.

— Si tú lo dices. Aunque debo decir que lo que Yuna hizo contigo fue muy bajo.

— ¿Por qué? — de nuevo volteó — Pensé que tú hacías eso para molestar a las personas o algo así.

— Yo no haría eso, al menos no con una mujer.

— ¿Enserio?

— Sí, eso es asqueroso.

— Si tú lo dices. — respondió entre asombraba y confundida a la vez. — ¿Por qué traes el cabello mojado? — preguntó extrañada, viendo como sus mechones goteaban.

— ¿No es obvio?

— ¿Qué?

— No me digas que no sabes. — ella negó sin entender. — Juego béisbol Minjeong.

— ¿En la escuela?

— Es increíble que no lo sepas.

— ¿Cómo voy a saberlo si ni siquiera me lo dices?

— No hay ninguna necesidad, siempre ha habido un equipo de béisbol en la escuela. No puedo creer que no te hayas dado cuenta.

— Y supongo que tú eres el capitán del equipo ¿no?

— Pues claro. — contestó orgulloso con una mano en el pecho.

— A decir verdad nunca supe como es que te volviste popular.

— ¿Enserio no sabes? — preguntó sin creer en sus palabras, ella volvió a negar. — Sigo sin entender como es que no te enteras de nada. Todo el mundo sabe quien soy, bueno a excepción de ti. Pero si quieres saberlo solo pídelo y ya.

— ¿Enserio?

— No.

— ¡Haechan! — molesta le dió un golpe en el brazo mientras él no paraba de reírse como un loco. — Ya enserio, dímelo.

— Está bien. — cesó su risa — Mira, mi padre es un empresario y dueño de una compañía muy importante. Cuando supo que esta escuela estaba por caer en quiebra lo que hizo fue hacer donaciones a ella, lo que también hizo que yo viniera a estudiar aquí. Con el tiempo la gente se fue dando cuenta de quien era yo y poco después me fuí dando a conocer y más tarde me volví popular.

— Vaya, tu padre si sabía lo que hacia entonces. — contestó con algo de ironía.

— Si bueno, según él nos quedaba más cerca de casa y de su trabajo así que, si, pienso que estuvo bien.

— Eso es algo lindo.

— ¿Qué cosa?

— El que haya pensado en los dos.

— Si supongo — desvió la mirada y luego se fijó en el cuaderno que Minjeong tenía. — ¿Qué tanto dibujas?

— Nada.

𝖫𝖾𝗍'𝗌 𝖯𝗅𝖺𝗒 ➸ 𝖧𝖺𝖾𝖼𝗁𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora