Ya acabé todo el trabajo que tenía que hacer por hoy, lo mejor de todo es que se me había quedado toda la tarde libre. Me tiré en el sofá y me paré a pensar que era lo más me apetecía hacer, ¿leer, ver una peli, una serie? Leer, sería lo mejor, hacía tiempo que no leía y se me acumulaban las lecturas pendientes, además entre estas había un libro de fantasía que le tenía ganas, la verdad es que la trama era especialmente atractiva. Me levanté y preparé mi rincón favorito para leer, en la esquina del salón, cerca de la terraza, donde siempre entraba la luz, allí coloqué un pequeño puff y una alfombra. Cogí el libro, me senté y comencé a leer, unos minutos después, sonó el timbre.
¿Quién sería? Hoy no esperaba a nadie. Me levanté con desgano y me dirigí hacía la puerta. Miré por la mirilla.... No podía ser. ¿Quién demonios le habría dado mi dirección?
— ¿Qué haces aquí? — Mi voz sonó con algo de ira.
— Solo quiero hablar, por favor. Se que para ti el pasado es mejor dejarlo enterrado, pero me arrepiento de todo lo que pasó y necesito hablar. Dejame al menos estar en paz conmigo mismo, por favor, Haru.
Quedarse en paz consigo mismo... ¿Sería eso lo que quizás también me pedía mi subconsciente? Probablemente fuera eso, ni se rompió el hechizo ni me arrepentía, me pasaba como a él, solo necesitaba paz conmigo misma. Segundos después le estaba abriendo la puerta.
— Pasa, siéntate donde quieras. ¿Quieres tomar algo? ¿Agua, un té, un refresco?
— No, nada, muchas gracias.
Se sentó en una de las sillas junto a la mesa del comedor Yo me senté frente a él.
— Bien, adelante. Desahogate y quedate en paz contigo mismo. Pero no esperes que te perdone ni que volvamos a ser los mejores amigos del mundo, como cuando eramos críos.
— Tranquila, no espero eso.
— Pues adelante, no te interrumpiré en ningún momento. Habla. Pero ve directo al grano, sin florituras ni explicaciones demasiado extensas e inútiles.
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Corazón de Piedra
Short StoryUna historia de amor que rompió un corazón, el cual acabo convirtiendose en piedra. Errores pasados que te persiguen y que cuando llegas tarde, unas disculpas no bastan.