Capítulo 13: Oliver

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¿De verdad esto era real? ¿Se podía hacer eso? Quizás era como en esas películas en las que nadie cree en la magia hasta que ocurre algo, pero por qué le tuvo que tocar a ella encontrar el libro mágico. Sabía que era probable que no me perdonara, que me iría y no volveríamos a vernos, pero, no esperaba que fuera de esta forma. Esto duele más de lo que esperaba.

— ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Quizás haya una forma de arreglarlo y devolver el amor a tu corazón. Así podría corresponderte... Podría enmendar mis errores, podríamos intentar superar esto juntos y, y...

Ella rodeó mi cara con sus manos, eran tan cálidas.

— Estoy bien así, Oliver. No he vuelto a sentir rechazo, ni me he sentido atraída por nadie, por lo tanto no siento miedo ni preocupación por se correspondida. Tengo todo lo que necesito, a mi familia, no necesito nada más. Y aunque hayamos aclarado todo esto, no quita que ambos lo hicimos mal, ambos encontramos la vía fácil y la cogimos, en vez de enfrentar y solucionar el problema. Y ahora mismo, saber que estuviste ahí aquel día, no ayuda. No sé si podré perdonarte algún día.

— Haru. Por favor... — Puso su dedo índice sobre mis labios.

— De hecho, ahora mismo no siento dolor, solo enfado e ira, pero es por la situación y por los recuerdos. Si ahora me devuelves ese fragmento sentiría toda la traición y dolor, y mi enfado podría convertirse en odio. ¿ No es mejor que te quedes con mi amor así y conformarte con mi amistad? Quizás dentro de un tiempo pueda dártela, aunque no sea como la de antaño.

Nos quedamos en silencio sin dejar de mirarnos a los ojos. No dejaba de buscar algo en su mirada, aunque no sabía bien que era. Es cierto, ahora que la veía bien, en su mirada faltaba algo, y era aquella calidez con la que me miraba, esa calidez que se intensifico poco antes de que la abandonara. Minutos después me levanté, aunque me temblaban las piernas, decidí que era mejor que me marchará a casa. Al final, ella se ofreció a llevarme en su coche.

— Vamos, te llevaré a casa y, si quieres puedo darte el libro del que te habló. Puedes quedártelo y hacer el mismo ritual que yo si ves que no puedes sacarme de tu corazón.

— O quizás pueda encontrar la solución y devolverte tu amor. — Ella solo sonrió.

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