La esperanza de los tontos - Omegaverse

XXXIV - Mère

Los estragos de los experimentos empezaban a tener efectos negativos en su organismo, la regularidad en sus periodos se quebró haciéndolos erráticos, el concentrado de su fragancia se acrecentó tanto que parecía haber tenido una sobredosis de la droga purpura y una terrible fiebre compaginada con su ansioso apetito, le advirtieron que sus acciones le traerían secuelas autodestructivas e aquí los resultados.

Sentado en el frío suelo arrugaba su playera presionándose el pecho por la terrible punzada y sudor incontrolable - Ah... ah... - fabrico discretamente un medicamento que le hiciera frente a su nueva contrariedad, si se enteraban seguramente lo sacarían de la investigación permanentemente por su negligencia. Una inyección de esta extraña *poción verde" bastaba para normalizarlo - *Jeje.. creo que ya me rompí* - todo apuntaba a que tendría que cargar con una jeringuilla por el resto de su estancia en esta tierra.

Con un movimiento firme se clavo la aguja en el muslo, ni el mismo podía darse certeza de cuanto pasaría para entrar nuevamente a su celo; por fin hallaron una alternativa prometedora para terminar con su misión por lo que esto de ningún modo lo frenaría.

- Maldita sea... -

Mañana Perú y él compartirían sus hipótesis con Austria y el resto del equipo aunque el dilema seguía siendo el componente clave que cultivo la dama asiática.

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Dentro del laboratorio deliberaban sobre el hallazgo del potenciador y la posibilidad de conseguirlo o recrearlo para los inhibidores, una tarea sumamente complicada, los datos recolectados no alcanzaban a dar otras proyecciones; cada especialista y los mas jóvenes arrojaban una idea tras otra, al poco rato se acumularon demasiadas suposiciones, alguna podría funcionar pero no sabrían hasta ponerse a trabajar por lo que se dividirían las tareas con las propuestas mas prometedoras reduciendo opciones y agilizando los procesos.

El austriaco asistiría directamente a los latinos - Lo que haremos es mas complejo que otras veces, tengamos cuidado -

Asintieron para poner manos a la obra, escucharían con atención y acatarían cada instrucción evitando entorpecer los ensayos. Después de unas cuantas horas lograron avanzar no obstante a la mitad del procedimiento una llamada entrante resonó en el celular del mexicano interrumpiéndole un momento, se fijo en el nombre que aparecía en la pantalla el cual le alojo un pinchazo en el estomago, no ha hablado con su alfa desde aquel día. Un constante deseo de ir a verlo no lo ha dejado en paz pero en estos momentos su labor era prioritaria.

Se aparto un instante de la mesa - Ho.. hola.. - la voz grave del eslavo atravesó su ánima cambiándole el semblante.

Al observarlo Perú intuyó fácilmente de quien se trataba e imagino en que tal vez era para ponerle fin a la lamentable discusión que tuvieron solo que este no seria el caso, la razón era por una urgencia que involucraba a una omega que el ruso había resguardado en su domicilio, por desgracia el estado de la chica era precaria y requería de su presencia esperando mejorara su condición.

Su nervio cambio a uno serio - Entiendo, estaré ahí en... - lo interrumpieron, Rusia pasaría por el así seria más rápido - Vale te espero, gracias - pensativo guardo el teléfono.

Le hizo un ademan con una expresión expectante - ¿Estas bien, ya se des - pelearon? -

Negando se aproximo a su profesor y hermano menor para explicarles a grandes rasgos la delicada situación que se estaba dando y que se ausentaría un tiempo, ante esto el de bandera multicolor se ofreció en acompañarlo pero el mayor lo insto a esperarlo en casa, asimismo el no estaría en ningún tipo de peligro y les notificaría de cualquier cosa.