Capítulo 21

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Llegando a la capital, Cale y el resto se establecieron en la residencia Henituse.

Tal como en el territorio Henituse, miradas plagadas de incomodidad y miedo se hicieron presentes en los nuevos sirvientes.

Además de ese saludo con una reverencia demasiado exagerada.

Suspiro.

"No tienen que hacer eso".

Cale creyó que debía dejar eso en claro para no tener que ver ese tipo de saludo nunca más, al menos no durante su estadía en la capital.

"No soy alguien que le cause problemas a quien hace bien su trabajo".

La mirada desconcertada de los sirvientes solo lograban molestarlo.

"Si tienen alguna pregunta, Ron puede ayudarlos en eso".

Dicho eso, continuó su camino a la habitación que se le había otorgado.

Cale se puso algo contento de que podría descansar antes de la dichosa celebración.

Se acostó en la blanda cama y seguido, Hans entro cargando a los gatitos, mientras que el pequeño dragón se mantuvo en silencio desde que salieron del carruaje, sintío que probablemente estaba tratando de adaptarse a este nuevo ambiente, así que solo lo dejo estar.

Por otro lado, Choi Han no se encontraba a su lado, debido a que se fue al campo de entrenamiento, con la escusa de que queria ser más fuerte.

¿Para que alguien fuerte quisiera ser más fuerte?

¿Acaso piensa destruir el mundo?

Cale pensó eso cuando escucho a Choi Han decirle que entrenaría.

Suspiro.

Bueno ¿eso que importaba? ahora dormiría una larga fiesta, ya luego Ron se encargara de despertarlo para cenar y luego volvería a dormir.

Sin duda alguna, esos breves momentos de holgazanería eran los mejores.

Cale sonrió un poco pensando en el cómodo sueño que tendría.

Los gatitos y el pequeño dragón invisible parecían mirarlo, ya que sentía varios ojos sobre él.

"Se dormirá de nuevo".

"Y…ya se durmió-nya".

"Estuvo durmiendo durante la mayoría del viaje ¿no es eso malo para los humanos?"

On, Hong y el pequeño dragón susurraban entre ellos mientras mantenían la vista puesta en Cale.

Cale solo cerro los ojos, una vez más, ingnorando su alrededor y tratando de introducirse al mundo de los sueños.

Afortunadamente está vez, su sueño no se vio interrumpido por ese bastardo dios de la muerte. Pero eso no lo libró de tener otro tipo de sueños.

En un espacio totalmente vacío, Cale abrió los ojos pensando que ese bastardo lo había vuelto a llamar.

Un sentimiento pesado se hizo cargo de su cuerpo por unos instantes y luego simplemente desapareció, siendo cambiado por miradas inquietantes.

Miles de ojos aparecieron en ese espacio en blanco.

Ojos que lo miraban de pies a cabeza.

Su cuerpo se tenso en la escena.

No era una mirada llena de miedo que solía recibir de los sirvientes, no. Era diferente, diferente porque los ojos daban miedo.

Luego el escenario cambio drásticamente, enviándolo a una mesa con varias copas de vino.

TRAVESÍA FLOREADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora