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𝑯𝒊𝒆𝒓𝒃𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒂

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𝑯𝒊𝒆𝒓𝒃𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒂

𝐀𝐬𝐞𝐬𝐢𝐧𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐦𝐢 𝐞𝐠𝐨.


Veía pasar lineas borrosas a transcurso que manejaba por la desolada carretera.

Y aquella música le comenzaba a martillar con agonía. Madonna se volvía a repetir por sexta vez en el reproductor, siendo elegida por la castaña. No era exactamente el gusto de ninguna pero no le hacía falta sacar más de contexto, cuando recordaba el propietario de aquel auto.

Suspiro, doblando por una carretera más solitaria que la anterior, e intentando ignorar la presencia a su lado. Había abierto la ventanilla, dejando que el aire despojara el olor del alcohol y el cigarrillo que venía impregnado desde ese sucio lugar.

Era sumamente tarde, más de lo quería en ese momento. Los números se reflejaban con brevedad, marcando  las dos de la madrugada. No quería pensar en las consecuencias, pero de igual manera estas se proyectaban con violencia en su cabeza.

Leia hizo un sonido de disgusto, mientras pretendía reproducir nuevamente la misma canción, e Inessa ya no podía soportar el estrés.

⸻¿Podrías dejar de comportarte como una maldita mocosa?, solo escoge otra canción ¡Por el amor a Dios!⸻ chisto fastidiada, cuando La isla bonita cortaba el silencio otra vez más, y aunque este echo la fastidiaba a ella también, Leia no pretendía darle en el gusto.

Le mostró la lengua seguida del dedo medio y volvió a remeter con agresividad el reproductor. Así, una y otra vez, provocando un grito de furia en la albina.

⸻Si tu madre pregunta por tu estado, ¡Le diré que tú te lanzaste del puñetero coche!⸻  exclamó haciendo una maniobra con el brazo, comenzando así a patear a la castaña mientras le abría la puerta. ⸻ Y esta vez no volveré por ti.

Esta grito maniática, agarrándose de imprevisto de la manilla y aunque el tamaño no fuera grato para su mano, logró estabilizarse.

⸻¡E-esta bien, ya b-basta!⸻ tartamudeo, sintiendo sus manos sudorosas. Sabía que era una locura poner en ese estado a Inessa, pero se encontraba tan molesta por aquella escena que aún no se iba de su cabeza. De ella y Wooin, que lo único que decidió hacer fue cobrarsela fastidiandola.

De verdad odiaba a ese idiota. Pero no la incumbia, alfinal no podía mandar en la vida de ella, y eso era lo que más la enojaba.

⸻ L-o...siento⸻ murmuró una vez que volvió a estar por completo en el auto. Inessa la soltó, oponiendo ambas manos en el volante después de mirarla con la respiración acelerada. Luego la incomodad se hizo parte en el lugar, oyendose el movimiento de la ropa y el cabello de la castaña, quien se arreglaba con rapidez.

En ningún momento se espero que sus temblores fueran más elocuentes y marcados. Sus tímpanos dolían y sus pulmones le pedían con frecuencia un poco de aire.

𝑯𝑰𝑬𝑹𝑩𝑨 𝑴𝑨𝑳𝑨 | Owen Knight. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora