-Carajo, Abigor.-
Alastor se encontraba oculto, las cenizas caían sobre su cabello, había escuchado el impacto de alguien siendo golpeado, pero no podía dar vuelta atrás, había avanzado demasiado y se encontraba a pocos segundos de liberar al resto de sus compañeros.
Creando una ráfaga de viento, transportó al resto de los demonios al palacio, ahí los estaban esperando para poder curarlos.
Bien, ya había cumplido con su parte, ahora tenía que marcharse.
Si tan solo el estúpido de Abigor estuviera cerca.
Gruñó, regresando por el camino antes andado, siguió la esencia de Abigor, podía sentirlo, pero le era imposible dar con él.
- Habla Abigor, ¿Cuál es el arma secreta de tu rey? –
-Mandar a todos y cada uno de ustedes a la puta mierda.-
Gruñó, su carne estaba siendo torturada, sabía que no estaba en sus 5 sentidos, y era por eso que el olor a carne chamuscada comenzaba a inundar el lugar, un poco más y estaría vomitando.
-Estás siendo un niño bastante malo, ¿lo sabes?-
El dolor volvió a invadirlo cuando algo explotó en su interior, su vista se nubló, recuerdos distorsionados comenzaron a inundar su mente.
Y olvido quien era.
-¡Papi!- La sonrisa de Alastor se amplificó, apenas se había materializado en su casa y su hija lo tenía abrazado con fuerza.
- Hola mi amor. ¿Estás bien? ¿Tu mamá está bien? ¿Qué tanto hicieron en mi ausencia?-
- Ambas estamos bien.– ella rió. –Visitar a tía Tory, y yo salí con Sebastien y Gemma.-
-¿A dónde saliste?- Alastor hundió el ceño, había dejado perfectamente claro que no quería que Abi saliera mostrando el cuerpo a cualquier cabrón que tuviera pene.
- A bailar.-
-¡¿QUÉ?!- Abigail dio un brinco. –Dije que no quería que salieras, Abi. ¿Dónde está tu madre?.-
-Lo sé papá, pero no quería quedarme aquí, me estaba volviendo loca, además, Sebastien nos cuidó muy bien, no íbamos solas.-
-Eso es lo de menos Abi, deje claro que no quería que lo hicieras.-
-Papi no te enojes, era la primera vez que salía, no pueden tenerme encerrada siempre.-
-Si puedo.-
-No puedes.- Abigail se encontraba con los brazos cruzados, Alastor sonrió mirando su postura, era la misma que él y su mujer usaban cuando estaban comenzando a cabrearse.
-¿Ya están peleando?-
El cambió en la habitación fue completamente diferente, Alastor giró y sus ojos se iluminaron viendo a Tabitha, ella se encontraba usando una de sus playeras favoritas, siempre lo hacía cuando el salía, cruzando la habitación en un par de zancadas, tomó a Tabitha en sus brazos.
Una sonrisa apenas visible cubrió el rostro de Abigail, le gustaba ver como sus padres eran tan afectuosos entre ellos mismos, si bien sabía que los humanos tenían la capacidad para amar, el amor se les esfumaba, muy rápido.
Ellos eran demonios, su capacidad para tener sentimientos era en exceso diferente a los humanos, ellos morirían amando a la misma persona.
ESTÁS LEYENDO
Que nadie lo sepa.
RomanceAbigail, hija unica de un Demonio muy poderoso y una bruja. Ambos la protegen siendo su mas preciado tesoro, alejandola de los hombres y aquellos demonios dispuestos a morir por asesinarla. Abigor, grosero, engreido, y un demonio solitario, amigo...