Prólogo

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Xu Ren abrió la puerta y vio que Yi Zhe estaba nuevamente haciendo su triatlón bajo techo exclusivo con el torso completamente descubierto, como siempre, cumpliendo su rutina pase lo que pase, por lo que rápidamente cerró la puerta detrás de él. Se quitó los gruesos guantes y se frotó las manos.

—Estás mostrando tu cuerpo frente a mí a propósito, ¿verdad? —Xu Ren se agachó junto al cuerpo que subía y bajaba de Yi Zhe. —Escuché que los rusos van a realizar una carrera desnuda para celebrar el regreso del sol pronto. ¡Contamos contigo para ganar el honor de nuestro país!

Yi Zhe lo ignoró. Su atención estaba enfocada en hacer cada lagartija a la perfección.

Xu Ren frunció la boca y comenzó su rutina habitual de disfrutar de la vista del cuerpo de un hombre guapo y musculoso y como todos los días, preguntó:

—¿Tienes frío?

Después de recibir un No en respuesta, Xu Ren, nuevamente como de costumbre, comenzó a sentir que sus sentidos estéticos se cansaban. Hizo un poco de ruido sobre lo aburrido que era y se sentó frente al escritorio y comenzó a revisar su correo electrónico.

—¡Mierda!

Faltaban tres repeticiones más antes de alcanzar el objetivo de hoy. El grito de Xu Ren sacudió los oídos de Yi Zhe y finalmente levantó la vista para mirarlo. Después de todo, a pesar de que Xu Ren era alguien que por lo general era muy atrevido, rara vez maldecía.

Sin embargo, Xu Ren no siguió este grito con ninguna palabra. Fue solo cuando Yi Zhe se levantó y agarró una prenda de vestir para cubrirse que finalmente tartamudeó algo inteligible.

—¿Qué... qué hago...?

—¿Qué haces acerca de qué?

—Mi diosa... Mi diosa parece estar... confesándoseme...

Yi Zhe no sabía que decir mientras Xu Ren estaba frotándose con determinación su propio muslo.

—Solo le di un vistazo, no lo he leído correctamente. No, no... necesito hacer algunos preparativos mentales.

Algo sonó con un ding , interrumpiendo la preparación temblorosa y confusa de Xu Ren.

—Yi Zhe, Yi Zhe. Tienes un correo electrónico. ¡Lee el tuyo primero! Yo... voy a beber un poco de agua y dejar que mis emociones fermenten.

Yi Zhe miró a Xu Ren. Sintió que todo lo que veía podía describirse con una sola palabra: cobarde.

En estos pocos meses, los correos electrónicos que recibió Yi Zhe eran de dos tipos: correo basura y correos electrónicos de Zhao Weifan. Justo ayer, Zhao Weifan le había despotricado sobre cómo la cafetería de su empresa podía hacer algo como salteado de queso de soja en rodajas con pimientos verdes, e incluso endulzar el plato, así que Yi Zhe sintió que probablemente no enviaría un correo electrónico hoy. No quería molestarse en comprobarlo, pero Xu Ren lo insto a hacerlo, por lo que no tuvo más remedio que sentarse frente a la computadora. Pensó que también podría limpiar su bandeja de entrada.

Pero después de ampliar la ventana del correo electrónico, la mano de Yi Zhe que sostenía el mouse dejó de moverse. Este correo electrónico vino con un nombre propio. Aunque no reconoció este nombre poco convencional que tenía un símbolo extraño, obviamente no era correo basura.

Asunto: Notificación

El contenido era solo una línea corta: Isla me pidió que te dijera que ha muerto.

Por un tiempo, no se registró en la mente de Yi Zhe a quién se refería Isla.

Cuando finalmente entendió ese correo electrónico, el calor que había aumentado en su cuerpo por su entrenamiento pareció disiparse en un instante. En un abrir y cerrar de ojos, un escalofrío se deslizó hasta la punta de sus dedos.

Accidente DiurnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora