Accidente Diurno

22. Artes y literatura

Parecía que fue solo después de que salieron del edificio de dormitorios que Yi Zhe finalmente entró en el estado de emoción de ser un nuevo estudiante.

Xu Tangcheng vio que estaba mirando a su alrededor, por lo que explicó parte de la historia relevante detrás de los edificios del campus. Sin embargo, Yi Zhe rápidamente se dio cuenta de que el conocimiento de la universidad de Xu Tangcheng no era muy profundo, especialmente cuando se trataba de los años exactos. Mientras hablaba, siempre respiraba y reflexionaba, luego decía: Aiya, no recuerdo esto. ¿Qué año fue de nuevo? Pero a pesar de los comentarios confusos, Yi Zhe escuchó en silencio sin hacer preguntas y también sin interrumpir. Solo se rio cuando Xu Tangcheng se rio y respondió cuando necesitaba responder.

Permaneció así todo el camino hasta que pasaron un edificio donde se daban clases, donde de repente se detuvo.

—¿Es aquí donde asistes a tus clases?

—Este edificio es para nuestro departamento. —Xu Tangcheng corrigió su redacción y luego continuó diciendo: —Pero la mayor parte de la enseñanza de pregrado no se realizará aquí. Algunos de nuestros maestros hacen su trabajo aquí y algunos laboratorios también están en este edificio.

Yi Zhe asintió, luego continuó de pie allí y miró en silencio.

Al igual que lo había hecho hace medio año, en ese día de invierno.

Los dos comieron en la cafetería, pagaron con la tarjeta de comida de Xu Tangcheng. Después de la comida, Xu Tangcheng llevó a Yi Zhe a uno de los supermercados más grandes cerca de la escuela. Yi Zhe no había traído nada más que un par de atuendos, por lo que tenía bastantes artículos para comprar.

Había bastante gente en el supermercado por la tarde. Xu Tangcheng empujó un carrito de compras hacia la entrada y Yi Zhe inmediatamente se acercó para tomarlo. —Déjame.

Xu Tangcheng no luchó contra él por eso. Se soltó y caminó a su lado.

—Consigue artículos de tocador: toallas, papel higiénico, champú y todas esas cosas que hay que comprar. ¿Qué más?

La persona a su lado estuvo murmurando todo el tiempo y enumerando los artículos en sus dedos. Mientras tanto, Yi Zhe lo miraba abiertamente todo el tiempo. Xu Tangcheng se volvió repentinamente y le hizo una pregunta que lo dejó sin palabras.

—N-Nada más, supongo.

Resultó que Yi Zhe no tenía absolutamente ninguna experiencia en quedarse en un dormitorio y, por supuesto, tampoco era alguien que fuera bueno cuidando el lugar donde se hospedaba. Probablemente no tenía ni idea de estas cosas, y mucho menos de considerar cada detalle. Por lo tanto, Xu Tangcheng decidió que era mejor no preguntarle a Yi Zhe y simplemente lo llevó a elegir de un estante a otro.

—Jabón, ¿qué aroma quieres? —En el frente, Xu Tangcheng se inclinó y preguntó.

Yi Zhe miró fijamente desde donde estaba parado detrás del carrito de compras. Parecía no tener intención de elegir nada por sí mismo.

—Cualquier cosa está bien. —Después de decir eso, su dedo índice golpeó contra el carrito de compras. —¿Cuál usas?

—Limón.

—Entonces tomaré limón también.

Xu Tangcheng soltó una carcajada y lo miró desde donde estaba agachado en el suelo. —¿No puedes tener algunas preferencias propias?

A pesar de que dijo eso, todavía arrojó una barra de jabón con aroma a limón en el carrito de compras. El jabón rodó medio círculo y aterrizó sobre una toalla de color azul.