Hurren llegó a la aldea en busca de una nueva vida para su futuro, trabaja cómo niñera de Esther Mikaelson.
Esposa de un poderoso terrateniente,
Mikael Mikaelson, quien queda totalmente enamorado de la peliroja quien la enamoró y Hurren da a Luz a s...
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— Durante la guerra, Mikael ha pasado la noche con otra mujer, se ha convirtio en la segunda amante.
Lo miraba a los ojos en busca de alguna mentira, deseaba con todo mi corazón que fuera mentira todo lo que me estaba diciendo.
— Mientras yo dirigía una guerra. ¡Él se regresa antes para poder tener a alguien en sus pantalones! — Alcé la voz con un pésimo sabor en mi boca.
¿Cuánto más tendría que soportar? ¿Porqué rompía cada vez más mi corazón cuando el mimo lo sanaba?
— Disculpe, no quería molestarla con mis noticias después de tal victoria pero la señorita ya se ha proclamado la segunda esposa delante de los vecinos — Hizo una pausa — ¡lo juro por Dios que quería arrancarle la lengua! — Chasqueó su lengua con molestia sin dejar de hacer movimientos con sus manos.
— ¿Quién? ¿Quién es? — Pregunté impaciente.
— La señorita Yäsmïn — Señaló a una chica quien presumía de una piedra preciosa e incluso se la colocó a una corona de flores — Ha estado alardeando y diciendo que será la primera mujer en el mundo de ser recordada como la primera esposa. — Frunció el ceño — ¡Bah, patrañas!
La observaba, es bonita no lo iba a negar, la examiné con detalle y con un simple gesto supe que era un regalo de Astrid, solo alguien como ella podía enviar a alguien tan estúpida e imprudente.
Mi ceño se frunció cada vez más de solo verla, me causaba repugnancia saber que yo misma seguía amando a Mikael después de tanto tiempo.
— Veo que ya te enteraste de Yäsmïn. — La voz de Astrid me hizo formar una sonrisa — viene de la aldea Ķöř. Parece que a mi hermano le ha encantado.
— Tú regalo ha sido espléndido, me ha gustado la nueva sirvienta que trajiste para mis servicios. — contrataco — Se ve que es eficiente pero su comportamiento deja a la vista quien la ha educado.
Su sonrisa se borro y apretó los labios sin decir una palabra, sabía perfectamente que ella se había encargado de eso pero ambas éramos inteligentes para notar a simple vista las tonterías que decía Yäsmïn.
