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-ESTA SERÁ UNA BUENA MUERTE.
Drift habló firme.
-El truco está completo, para nuestro enemigo, somos todos los que hay, con nuestra muerte Ciudad Cristal estará protegida.-miró a Wing.-¿Solo espadas entonces? -Somos los caballeros de la luz, se nos prohíbe portar nada más. -¿Al menos podemos usar las grandes?.-preguntó.
Wing habló sabiamente.
-Las espadas grandes son más antiguas que nosotros, cuando se desenfunda una usa la spark del mismo portador para causar daño al oponente. -Solo las usamos en caso de necesidad extrema.-añadió Axe. -¿Y cómo llamas eso?.-señaló Drift al ejército que se aproximaba frente a ellos. -¿Esto?.-se carcajeó.-Un calentamiento.
Y ambos bandos chocaron finalmente.
(***)
-Bueno Drift.-habló un guerrero de la luz apuñalando a uno de los enemigos.-Si planeas traicionarnos ahora es cuando...
Drift lo calló cuando su katana atravesó el procesador de uno de los esclavizadores.
-¡Bien hecho chico!
(***)
En el puente de mando, Dai Atlas observaba la batalla a través de un holograma, debatiendo consigo mismo.
-Cuantas guerras...¿Cuántas más? No puedo...no...
Suspiró. Y sin pensar apretó un botón
(***)
-Mantén el ritmo Drift.-le animó Wing.-Alza la cara, los ópticos en tu siguiente oponente, no en el último.
A lo lejos, el jefe esclavizador y Lockdown miraban a Wing.
-Ese es un problema.
Saltó del barranco y fue directo a Drift. Lockdown observaba a lo lejos.
-Tú...has traicionado a tu gente...dame una buena razón para no matarte donde estás...
Drift no respondió y se enzarzó en una batalla.
-¡Eres un Decepticon! ¿Qué te han ofrecido ellos que nos has apuñalado por la espalda? -¡Lo que siempre he querido!.-le dio una patada en el abdomen.-Un mejor Cybertron. ¿O ya olvidaste la causa por la que luchábamos?
Hubo una gran explosión, en la que Drift salió bastante magullado. Cuando alzó su rostro, vio al esclavizador apunto de ensartarle una lanza en la spark.
Estaba acabado.
Pero antes de que unirse a la Allspark, Wing apareció de la nada y la lanza fue ensartada en su pecho.
Drift abrió sus azulados ópticos.
-¡No!.-gritó tan fuerte que sintió como su voz se desgarraba.
De repente su antiguo yo regresó momentáneamente a su cuerpo. La rabia, el dolor...Aprovechó eso para convertirlo en una fortaleza. Sacó fuerzas de donde no las tenía y se abalanzó sobre su enemigo. Pero al estar herido no podía dar batalla tan duro como antes. Drift estaba de nuevo contra las cuerdas, cuando de repente todo el suelo se tambaleó.
¡La Ciudad de Cristal estaba emergiendo!
Dai Atlas, junto a cientos de cybertronianos estaban armados y listos para la guerra.
-¡Cybertronianos, por Ciudad Cristal!
Lockdown estaba incrédulo.
-¡No! ¡No!.-gritaba el esclavizador. -Aún...no hemos terminado ¡Lockdown!.-vociferó Drift, su mano se sostenía el abdomen, tiempo antes herido por cierta lupina. Mientras que otra sostenía una gran espada, que echaba chispas azuladas. -¿Cómo sigues en pie? ¿Es que no te cansas Decepticon? -No soy...¡Un Decepticon!.-la espada le golpeó tan duramente que acabó partido en dos.
Lockdown, observó que el plan y la batalla habían fracasado. Decidió retirarse ahora que podía, mientras los victoriosos terminaban con los últimos esclavizadores.
-Volveremos a vernos, Lockdown.-susurró Drift observandole, cientos de metros más abajo.
(***)
Dai Atlas se arrodilló ante Wing.
-Esto pudo ser evitado...fui un idiota.-suspiró, se puso en pie y gritó.-¡Ciudad Cristal ya no seguirá oculta! ¡Nuestro mensaje de paz será escuchado!
Atlas miró a Drift.
-¿Te nos unirás, Drift?
Drift se arrodilló, y sostuvo su katana entre ambas manos, para entregarsela a Dai.
-Me siento honrado, Dai Atlas, pero debo negarme. Cuando nos conocimos le prometí a Wing que le ayudaría a liberar a los esclavos y devolverlos a sus hogares, no faltaré a mi palabra. -¿Y luego qué?.-preguntó Axe. -No estoy seguro.-confesó.-Ya no sé a donde pertenezco, no con los Decepticons, la lógica diría que los Autobots, pero no me convence.
Atlas declinó la entrega de la katana de Drift, y en cambio el mismo Dai Atlas le entregó su propia arma.
-Entonces toma esto, úsala para el bien, que te sirva de recuerdo de quién eres y cómo has llegado aquí. Sin importar cuanto tiempo pase, recuerda mantener tu honor y no perderte en el camino. Siempre serás uno de nosotros, la guerra no está por terminar, pero cada día damos un paso más hacia la verdadera paz. Y con suerte, caballero, tal vez lejos de aquí, tu tambien estarás en paz.
