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ELLA SANGRABA. MIENTRAS EL GRISÁCEO DISFRUTABA CON CADA MUECA DE DOLOR.
-Me has causado muchos problemas, pequeña rata.
Aurea escupió. Mientras su radiador trabajaba a toda velocidad.
-¡Me alegro cabronazo! ¡Dónde está!.-exigió.
Megatron se acercó. Intimidando ligeramente a la wolf. Era mucho más alto y fornido que ella desde luego.
-Antes de hacerlo, tendrás que hacer una cosa por mi.-sonrió.
(***)
Ambas personalidades parecían haber llegado a cierto acuerdo para pactar una tregua permanente donde ambos pudieran vivir en paz siendo solo uno mismo. Sin embargo la tarea no sería fácil. Mucho menos agradable.
La sensación de haber encontrado un instante de paz consigo mismo se desvaneció cuando un mensaje de ubicación desconocida llegó al comunicador del mech. Drift frunció el ceño.
Al ver dicho mensaje holográfico, la ira y el miedo comenzaron a llenar la spark de Drift.
-Nuestra femme, ¡Maldito hijo de Unicron!
Drift no lo entendía. ¿Cómo la wolf había caído en manos del ex-gladiador?
-¡Eso no importa! ¡Es nuestra! ¡Nuestra! ¡Nadie tiene derecho a quitarnosla! -Te recuerdo que no es un objeto, Deadlock.-gruñó Drift. -Es nuestra Sparksoul, ¡con más motivo para ir a por ese cabrón!
Drift gruñó. Joder. Megatron nunca se cansaría de buscarlo para venganza.
(***)
Cuando Aurea observó de refilón la inigualable armadura amarilla inerte en el aire sintió como su spark se estrujaba.
-¡Bumblebee!
El mech a duras penas pudo reaccionar ante su llamada. Alzó su cabeza y observó con ópticos derrotados a la wolf. Suspiró.
-Aurea...-un susurro a penas audible salió de su vocalizador.
La wolf fue encadenada justo frente a su amigo, quien por poco se deshacía en lágrimas.
-Bee, ¿Qué te han hecho amigo? -Aguantaría...t-todo el día...
Aurea sonrió entristecida.
-No debiste...venir...
Pero, ¿Cómo no iría a por ese mech estúpido e infantil que la sacó de tantos apuros? Su estúpido mech amarillo. Al que quería como un hermano...
Aun podía recordar a la perfección en su procesador cuando se conocieron...
Aurea había sido sacada de una guerra que la dejaría marcada para toda la vida. Ultra Magnus había sido quien había llevado a la wolf adolescente entre sus brazos para dejarla en la base Autobot.
Por supuesto, tenía miedo, asique se escondió tras el robusto cuerpo del mech.
-No tienes que temer más pequeña, estás a salvo.
Ella gruñó en respuesta. Se sentía vulnerable, desprotegida.
Una silueta amarilla se dejó entrever en los pasillos. Era un mech de armadura amarilla. Más bajito que ella y con unos adorables cuernitos en el casco.
-¿Ella es la femme que ha sobrevivido?
El azulado asintió.
-Te pido que cuides de ella y la guíes durante algún tiempo.
El amarillo asintió firme. Sin embargo esa petición se extendió algo más que solo un tiempo. Se acabaron convirtiendo en algo parecidos a hermanos.
Bumblebee agrandó más la sonrisa. Y la femme rota de dolor se deshizo en sollozos inevitables. El último bot que le había sonreído así había sido su hermano mayor.
Bumblebee la abrazó.
Los cientos de recuerdos pasearon por el procesador de Aurea. Se removió contra rabia queas cadenas empezaron a rajarse. Algo que alertó a los guardias que reforzaron la seguridad encerrándoles en una espécie de caja electrificada individual para cada mech.
-¡Bee! ¡Bee!
Golpeó la jaula que la mantenía presa. Pero el mech a penas se movía. Compartieron una conversación silenciosa mediantes sus ópticos.
-A Deadlock se le agota el tiempo, perro.-advirtió Megatron. -¡Libéralo! ¡He cumplido mi parte! ¡Déjalo ir!
Megatron le miró con frialdad.
-Soundwave. Concédele su deseo.
El bot presionó unas teclas del panel de control y una ola de descargas eléctricas comenzaron a sacudir a Bumblebee.
Aurea negaba entre lágrimas.
-¡No! ¡No! ¡No! ¡Ya basta! ¡Para, para!
Los gritos de dolor de Bumblebee podrían oirse por todo el coliseo. El dolor de como cada circuito se sobrecalentaba, fundiéndose, con cables que poco a poco se iban quemando en su interior.
El dolor debía de ser inimaginable.
-¡Por favor! ¡Por favor!
La wolf golpeaba una y otra vez a pesar de que la jaula estaba electrificada. El dolor la atrofiaba los cables. Pero no la importaba.
El pecho del mech comenzó a brillar demasiado. Y un crack se oyó en la sala. Fue suficiente para que el mech dejara de gritar. De sus labios salió energon.
La descargas habían sido tal, que su spark se había sobrecargado y había reventado desde dentro.
Aurea sintió como se mareaba, lo último que vio fueron los azulados ópticos de Bumblebee desvanecerse como la llama de una vela...
