Cuatro años después
Entré al bar, miré mi celular para asegurarme y sí, era este lugar. Observé el sitio sorprendido, hay muchas personas bailando, todo está a oscuras con luces fosforescentes moviéndose para todas partes. Hay varias mujeres y hombres bailando en unos tubos dentro de unas jaulas. Caminé entre la gente un poco incómodo, no estoy acostumbrado a esto, pero se ve divertido. Habían muchos drags, también muchos chicos de distintos estilos de vestir, algunas mujeres con estilo tomboy y algunos chicos con ropa muy ajustada. También habían personas trans. Me siento muy pequeño en este lugar, pero al mismo tiempo protegido. Todos disfrutan de lo que son, sin avergonzarse de su orientación sexual o como se identifican. La primera vez que estoy en un bar para homosexuales y es increíble, creí que sería un poco más apagado y aburrido. Choqué con varias personas, entre ellas un drag, que, en vez de enojarse, se me quedó mirando y me lanzó un beso coqueto. Yo solo me reí y seguí mi camino hacia la barra. Me senté, volví a revisar mi celular y le envié un mensaje a Alicia para alertarle que ya había llegado al bar.
Vivo junto con Alicia en un departamento, es pequeño, pero es perfecto para mí y para Alicia. Me costó demasiado alejarme de Sönke, cuando le anuncié que me compré un departamento y que, a final de año, lo recibiría, se volvió loco. Hizo todo lo posible para que no me fuera, me quería convencer de distintas formas, algunas veces con charlas, otras veces a gritos, otras veces con simples regalos, entre otras cosas más. Sus esfuerzos fueron en vano, porque nunca cambie de parecer y Alicia menos. Así que, nos fuimos de nuestra casa de toda la vida a este departamento. Eso fue hace un año, cuando tenía veinte, ahora tengo veintiuno y no he tenido contacto con él. Tal vez, por fin, he podido cortar mis lazos con Sönke, tal y como quería. Pensé que sería más complicado llevar una vida ya independiente, pero he sabido manejarlo con la ayuda de Alicia. Logré pasar el examen de admisión y me aceptaron en la academia de detectives que tanto deseaba. Mi vida está mejorando bastante.
Es debido al estrés que estoy aquí, necesitaba estar tranquilo, sin poder pensar por unas horas mis deudas y mis trabajos pendientes. Alicia fue la que me recomendó venir a estos lugares para quitar el estrés, así que, decidí venir para relajarme y experimentar algo nuevo. Me puse a ver a los bailarines que estaban en las jaulas, tienen distintos disfraces, algunos andan con alas de ángel, otros con cuernos y colas de demonios y los demás son de trajes más coloridos, como un ave.
—¿Qué desea ordenar? —me preguntó una voz.
Giré mi mirada hacia la barra y ahí lo vi, era un barman. Tiene rasgos faciales asiáticos, tiene el cabello largo, lo tiene tomado como un tomate y varios mechones caen por su rostro. También tiene el cabello claro teñido, pero por la oscuridad y las luces, no pude identificar de qué color era, no sé si es rubio o blanco. Sentí un pequeño mareo al ver su rostro, mi estómago y pecho se apretaron. Es la primera vez que me pasa algo así al ver una persona, es atractivo, ni siquiera con todos los tipos con los que me he acostado me ha ocurrido algo así.
—Ah, quiero...
—Nunca te había visto por aquí, ¿eres nuevo? —interrogó con un tono coqueto, apoyándose en la barra.
—Sí... S-Soy nuevo por aquí —respondí, nervioso.
Su mirada es muy penetrante, con pestañas largas y muy notorias, sus parpados caídos y sus cejas perfectamente emparejadas.
—Oh, ya veo... Me encantan los nuevos... Y tú no estás mal... —comentó coqueto, acercándose más a mí.
—Ah, gracias —articulé muy nervioso.
—Bueno, ¿qué deseas pedir? —preguntó, muy cerca de mí. Podía sentir su respiración cerca de mi boca.
—¿Qué me recomiendas? —cuestioné, disimulando mis nervios.
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Detective Norman Schneider (+18/Gay)
RomanceLogró muchas cosas en su vida a través de un solo caso, el caso de Mike Monteith. Es el jefe de la agencia, tiene una buena estabilidad económica, cumplió el sueño de su vida y, lo mejor de todo, ahora tiene una familia... Pero, a pesar de sus logro...