Lo único en lo que estoy pensando es en abandonar todo, en dejar todo esto atrás y nunca volver. Mi mamá ha muerto, hace un mes que fue su funeral y no he podido asimilarlo por estar solo. No recuerdo la cara de mi mamá sonriéndome, no la recuerdo con su cabello largo, no la recuerdo con su piel suave y colorida. Solo la recuerdo acostada, al lado de un balde en donde vomitaba, con un pañuelo morado o naranjo chillón cubriendo la parte de su cabellera. Desde su fallecimiento todo ha ido de mal en peor, ella era la única que nos unía como familia. Alicia, mi hermana mayor, se la pasa en fiestas, incluso, ni siquiera llega a casa y mi papá se fue con otra mujer, apenas mamá murió. He teorizado mucho con respecto a su nueva relación, no sé si fue su amante o solo está con esa mujer por el dolor que le provocó la muerte de mi mamá, pero da igual la razón que sea, eso no justifica el hecho de que nos abandonó, en especial a mí que soy menor de edad. Yo era demasiado unido a mi mamá, era su mano derecha, siempre estaba ahí para ella, nos teníamos una confianza inigualable, tanto, que le confesé una cosa que no he hecho ni con mi hermana, ni con mi papá, ni siquiera con mis amigos de la escuela. Aunque, ahora, todo eso se derrumbó. Ya no sé qué hacer con referente a ese secreto que le confesé, porque no sé si seré capaz de decírselo a alguien más.
Mi mente tampoco no para de pensar en el dinero, en cuanto dinero habrá gastado mi papá en el tratamiento de mi mamá. Sé que no debería preocuparme por eso, pero no lo sé, tal vez mi papá este endeudado con las cuentas médicas de mi mamá o tal vez ya las pagó, el trabajo que tiene no es tan malo, es ingeniero. Pero la situación de ahora no me deja muy claro en que estado estamos con referente al dinero, hay poca comida, si eso es cierto, pero mi papá paga las cuentas de la casa para que nos mantengamos, a pesar de que Alicia no está aquí. Creo que me estoy haciendo responsable de cosas que no debería.
Me odio, odio todo lo que está pasando. He llorado todos los días, a la hora que sea, pero no es suficiente para calmar mi dolor. Paso todos los días encerrado en mi cuarto, sin comer, sin hablar y sin hacer nada prácticamente, solo me recuesto en mi cama y me quedó mirando el techo perdido. No he querido ir a la escuela, no tengo motivos para ir, nadie me anima a hacerlo tampoco. He llegado al punto de tristeza, de ya no sentir nada, de olvidar por completo no solo el dolor, sino quien soy. Incluso, una vez, entré en una especie de shock, ya que, olvidé en donde estaba, olvidé mi nombre y hasta olvidé que tenía una hermana o un papá. El dolor me está superando, estar en este ambiente solitario no me ayuda en nada, es por eso, ya luego de reflexionarlo bastante, que he decidido escaparme de esta casa. Al final, si me escapo, nadie notará mi ausencia. Alicia ni pasa aquí y mi padre viene solo cuando quiere. Voy a abandonar los estudios, voy a empezar a trabajar para poder sobrevivir en la calle, será muy complicado, ya que, solo tengo catorce años, dudo mucho que alguien me dé trabajo.
Guardé en mi mochila mucha ropa, algunos cuadernos y lápices, comida y varios instrumentos para sobrevivir, como: Cuchillos, alambres, vendas, alcohol para alguna herida, una linterna, entre otras cosas. Me coloqué una sudadera, cubrí mi rostro con la capucha, puse mi mochila en mis hombros y caminé hacia la entrada de mi casa. Antes de salir, miré por última vez la sala principal, no se parece en nada a como la dejaba mamá. Ella siempre dejaba todo limpio, ordenado, que todos los colores quedaran lindos para nosotros, siempre dejaba claro en la decoración algo de nosotros. Mamá siempre pensaba en nosotros antes de sí misma. Contuve mis ganas de llorar, giré la perilla de la puerta y salí cerrando de un portazo. Un aire frío y violento golpeó mi cuerpo, está todo muy oscuro, la luz de la luna no es de mucha ayuda y todos los faroles de la calle están apagados por la lluvia que hubo ayer. Miré hacia todos lados para comprobar de que no había nadie viéndome, vi un auto de color azul acercándose hacia acá. Es el auto de mi papá. Apreté mis puños enojado, comencé a caminar hacia el lado contrario para no cruzarme con él. Escuché como se estacionaba y como abría la puerta de su auto.
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Detective Norman Schneider (+18/Gay)
RomanceLogró muchas cosas en su vida a través de un solo caso, el caso de Mike Monteith. Es el jefe de la agencia, tiene una buena estabilidad económica, cumplió el sueño de su vida y, lo mejor de todo, ahora tiene una familia... Pero, a pesar de sus logro...