Revisé por quinta vez la hora en mi celular, ya han pasado veinte minutos y Ludi aún no llega. Me he sentido muy nervioso, siento que estos veinte minutos han sido como horas. «Tal vez ni llegue. Si no llega en diez minutos me largo de aquí. Ni siquiera me ha enviado un mensaje sobre su tardanza». Suspiré frustrado, alejé mi celular y desordené mi cabello. Miré el lugar con una ceja arqueada, es bastante rústico y no hay muchas personas, la mayoría son personas de trabajo revisando sus laptops mientras toman cafés. Suelo venir aquí algunas veces con Luis cuando no queremos almorzar en la agencia, cuando nos hartamos de estar ahí y queremos tomarnos un tiempo en paz en otra parte, haciendo este sitio perfecto para eso, porque la verdad es bastante silencioso y tranquilo.
El sonido de la silla siendo arrastrada hacia atrás me alarmó, giré de inmediato mi cabeza. Era Ludi, venía agitado y con su cabello desordenado.
—Perdón... Había tráfico en la otra calle y decidí bajarme unas cuadras atrás para venir corriendo hasta aquí, o si no nunca llegaría a tiempo —aclaró, calmando su respiración.
Me quedé helado, pensé en que podría hablar con él sin quedarme asombrado por su físico o por su personalidad. Pero, es imposible. Su cara sigue siendo la misma, su color de cabello rubio se ve opacado por el color castaño que sale de su raíz. Ya no tiene el cabello tan largo como antes, le llega hasta sus hombros ahora. Su delgadez ya no es igual, ahora tiene sus músculos más marcados, al igual que su espalda que está más ancha. «Debe de hacer ejercicio». Moví mi cabeza, frunciendo un poco mi ceño.
—Oh, tranquilo, entiendo... —Fue lo único que se me ocurrió decir. «Bonita forma de iniciar una conversación Norman, ¡felicidades!».
—Gracias por esperarme... —dijo amable, sonrojándose repentinamente.
Desvié mi mirada por eso y apreté mis labios. No sé cómo reaccionar ante eso, no debe ni darse cuenta, yo al menos siento mucho ardor en mis mejillas cuando me sonrojo.
—Está bien... —articulé avergonzado.
Se generó un silencio. Ninguno de los dos nos mirábamos. Me siento más que incómodo con esto, no puedo articular una misera pregunta. Lo miré de reojo, está completamente avergonzado y tímido, con sus hombros levantados y tapando una parte de su cara con su mano. Suspiré rendido, moví mis hombros para quitar la tensión y aclaré mi garganta para que me mirara.
—Y, ¿cómo has estado? —le pregunté nervioso, sin evitar desviar mi mirada otra vez.
—Oh, eh... Bien... —Hizo una pausa. Siseó y suspiro agotado—. Bueno, en realidad es una montaña rusa. Algunas veces bien y otras veces no tanto... —Pegó una pequeña risa.
—Entiendo. Uno no siempre está bien —le dije para no dejar el tema. Estoy demasiado nervioso.
—Sí, así es... ¿Y tú cómo has estado?
—Bien... Bastante bien la verdad. Digo, fueron años difíciles con la investigación de Mike, pero, ahora estoy mucho mejor —respondí intentando sonar amistoso.
—¡Oh! Sobre eso, me encantó el caso de Mike, digo, en el sentido de lo sorprendente que fuiste por mover un caso tan complicado tú solo —alagó, rascando su nuca nervioso.
—Bueno, sí, fue sorprendente... —Me reí tímido.
Él me mostró una gran sonrisa por mi acción. El que haya hecho eso, me hizo fijarme más en sus características físicas, tal como lo hice en el bar en donde nos conocimos. Sus pestañas largas, sus parpados caídos y en general, tener muchas facciones andróginas.
—Igual, creo que, si no fuera por ti, tal vez nunca me hubiera fijado en el sospechoso del caso —admití, mirándolo fijo.
—Ah, eso... No creí que me tomarías tan serio con ese tema... —confesó avergonzado, moviendo un mechón de su cabello hasta su oreja—. Solo era un chico que estaba medio loco por Kilian... Creo que me obsesione bien feo con él en ese tiempo...
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Detective Norman Schneider (+18/Gay)
Roman d'amourLogró muchas cosas en su vida a través de un solo caso, el caso de Mike Monteith. Es el jefe de la agencia, tiene una buena estabilidad económica, cumplió el sueño de su vida y, lo mejor de todo, ahora tiene una familia... Pero, a pesar de sus logro...