Capítulo 8

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Narra Sana

Todavía estoy pensando en las posibilidades de golpearla tan fuerte que entre en coma hasta que tenga sesenta años. Ella me mira y trata de descifrar mis movimientos y pensamientos.

—¿No me piensas darme un abrazo?—pregunta con aires indignada.

—¿Crees que de verdad te lo daré?—ella hace una mueca.

—Creo que te debo una disculpa—se rasca la nuca.

—Creo que la merezco—ella asiente.

—Discúlpame por no haber venido antes ni habértelo dicho, discúlpame por desaparecerme medio año cuando me necesitabas. Pero en mi defensa, estaba cuidando de mi madre enferma que no y tenía cabeza para nadie más—es entonces donde me levanto de mi silla ejecutiva y avanzo hasta ella, la sorprendo cuando le doy un abrazo, pero rápidamente me corresponde.

—Me hiciste falta maldita pervertida—sonrío y  hace lo mismo.

—Tú también Sana, no tenía quien se queje como una mujer en sus días—golpeo su brazo y se queja.

—No te pases de lista Momo—sonreímos como dos locas, pero en mi defensa medio año sin ver a mi mejor amiga es más que suficiente.

—Quiero ponerme al día, comienza a soltar la sopa—entonces comienzo a contarle todo lo que está pasando, con Dahyun y Somi, mi hija y la revolución sin solución que tengo en mi cabeza. Ese sueño extraño que me tiene la mente en las nubes, en fin, me desahogo como debe de ser.

—Y eso es todo hasta ahora—termino mi explicación.

—Me voy medio año y toda esta locura se desata—Momo me mira pervertidamente y yo, pues yo simplemente hago silencio.

—Estoy confundida—le digo sincera.

—Y con todo el deber del mundo—suspira—lo que entiendo es algo y está muy sencillo de explicar.

—¿Qué es?—pregunto pero en realidad se escuchó como una súplica.

—Te gusta Dahyun—la miro como si hubiese salido de un manicomio.

—No, no, claro que no—le respondo rápidamente.

—Bueno, creo que iré a tu casa, tengo ganas de conocer a la hermosura—mueve sus cejas de arriba hacia abajo, y yo pongo mis ojos en blancos.

—Ni se te ocurra propasarte—le advierto con voz intimidante.

—Tranquila—levanta las manos en señal de rendición—¿y no que no te gustaba?—pregunta riendo.

—Claro... que no me gusta—digo como puedo ya que me agarro por sorpresa su pregunta.

—¿Entonces no te molesta que sea mi nueva conquista?—la miro como un demonio.

—Ni se te ocurra atreverte—vuelvo y le advierto—le haces algo y olvidas que es tener un "amigo" allá bajo—le amenazo y ella ríe.

—¿Por qué te molestas si no te gusta?—pregunta burlóna.

—Porque es la niñera de mi hija—me explico débilmente, de solo pensar en Dahyun con otra persona, siento como la sangre comienza a hervirme.

—¿Y? Eso no es una excusa, puedo coquetear con ella y que las cosas se den solas—responde con aires desinteresado.

—¡No le vas a coquetear!—le grito saliendo de mis casillas.

—Dime por qué—pide excusa y yo solo siento me que reviento, de solo imaginar a mi pequeña Dahyun sonrojarse con otra persona que no sea yo, mirarla de la manera que quisiera que me mire a mí, besando otros labios cuando yo muero por hacerlo.

My daughter's nanny (Saida G!P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora