My daughter's nanny (Saida G!P)

Fin

Dahyun

Un año después

Tuve que pasar meses para que mi cuerpo pueda recuperarse completamente. Ese año tuve que ver a mi terapeuta ya que el trauma me afectó bastante. La bebé de Nayeon es una niña increíblemente hermosa, ese pelo con sus ojos café oscuro le dan un toque misterioso. Soy la tía más consentida, Nayeon dice que la malcrío, pero no lo puedo evitar. Hoy llegó mi día esperado y el de Nayeon. El día de nuestra boda, es hermoso que podamos hacerla juntas, ese siempre fue nuestro sueño.

—Estoy nerviosa—le digo a mi madre mientras que ella me arregla, ella me regala una sonrisa mostrando esos increíbles dientes blancos.

—No lo estés cariño—veo las lágrimas venir.

—Mamá, no llores porque luego yo seré un mar de lágrimas—comento divertida.

—No lo puedo evitar, mi niña se casa

—quiero llorar, pero seré asesinada por Jihyo si arruino el maquillaje.

—Mamá me harás llorar y voy a estropear mi maquillaje—ella asiente en comprensión.

—Estas bellísima—murmura.

—Gracias—la abrazo con fuerza—eres la mejor madre de todas, no sabes cuánto de amo y te agradezco cada minuto que me dedicaste mamá, por ti soy quien soy—para este punto ella llora mucho.

—Te adoro hija—comenta mientras arregla mi vestido.

—Y yo a ti—murmuro.

—Hoy es nuestro día—una muy feliz Nayeon entra contoneándose en su hermoso vestido manga largas.

—Estas hermosa—murmuro mirándola.

—Tú no te quedas atrás, el bombón de Sana quedará loca por romper ese vestido y hacerte todas las posiciones del kamasutra—mi cara se torna roja mientras que mi madre tose sin control y le doy una mala mirada a Nayeon y ella solo se encoje de hombros—solo digo la verdad—murmura divertida.

—¿Qué haré contigo? —pregunto negando divertida.

—Ayudarme a expulsar los nervios que tengo—la miro divertida.

—¿La gran Nayeon teniendo nervios? —pregunto muerta de la risa.

—Siempre hay una primera vez—el doble sentido de sus palabras llega a mí que solo me sonrojo tanto que parezco un tomate.

—¡Nayeon! —chillo muerta de la vergüenza.

—Que no te de pena, ¿te da cuando lo estás haciendo con Sana? —literalmente parezco un lindo tomate vestido de novia.

—Te odio—comento.

—Sabes que me amas—nos miramos desafiantes para luego soltar una carcajada.

—Chicas, ya es momento de bajar—una limusina nos espera mientras bajamos, ambas sonreímos muy felices de que todo marche tan perfecto.

Al llegar a la iglesia la música de fondo suena mientras que Minho nos lleva a ambas de brazos. Veo a la mujer que hace de mi vida un mundo espectacular mirarme con una sonrisa que causa que otra más tonta se asome en mis labios. Sana es la persona que siempre soñé, aún no puedo creer que me voy a casar con ella, estoy solo a unos cuantos pasos de estar a su lado, de ser la señora Minatozaki, de ser su compañera de vida, de ser bendecida para que nuestro amor jamás se deje caer.
Ambos sufrimos durante el largo trayecto, superamos todos los obstáculos y demostramos que el amor real existe. Sobrevivimos momentos que otras personas hace tiempo hubieran desistido. Este hombre que me espera siempre me dará el lugar donde más me gusta estar... En sus brazos.