Capitulo 5

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-No, no, no, no puede ser-Clint se quedó muy angustiado por ella luego de que se fue-¡No contesta el teléfono!

-A mi tampoco me contesta, apagó su teléfono. Carajo-Se pasó las manos por el cabello-Fue mi culpa.

-¿Por qué?¿Qué le dijiste exactamente?

-Yo... No se que me pasó. Estaba... Enojado, y... Le dije cosas horribles.

-¡Mierda!¿Y ahora qué hacemos?-El arquero se sentó en una silla mientras no dejaba de mover la pierna, estaba demasiado nervioso que apenas podía controlarse. Se quedó pensativo un largo rato-Yo...-Su voz sonó como si estuviera a punto de llorar-Le prometí a Natasha que siempre la traería a casa-Recargó sus codos en sus rodillas y se frotó la cara.

-A la mierda-Bucky se levantó y tomó su chamarra del perchero.

-¿A dónde vas?

-¡Voy a buscarla!

-James, es una...-Quedó interrumpido por el portazo que dió al salir-Mala idea-Se rindió.

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Tal vez Dreykov tenía razón sobre ella después de todo. Ella no estaba hecha para amar o ser amada, por que su único propósito era causar daño y beneficiarse de eso.

¿Pero esto en qué me beneficia? Pensó. Nunca mató a Wanda, no consiguió su venganza – en realidad tampoco hubo de que vengarse –, perdió a James, estaba en peligro constante por culpa de Val. ¡Mierda! Ni siquiera recibió la otra mitad de su paga.

Ese hijo de puta estaría feliz de ver que logró quebrarla, que el tuvo la suerte de morir mientras ella tendría que cargar con la culpa de lo que la hizo hacer toda su vida, con el remordimiento y el sufrimiento persiguiendola en sueños.

-Mierda, no-Murmuró cuando se dió cuenta que estaba por tener un ataque de pánico, justo en la acera, en medio de los peatones que pasaban por ahi-¡No, no, no! No aqui-Se escabulló entre la multitud empujando a algunos civiles buscando un lugar alejado.

-Señorita, ¿Se encuentra bien?-Chocó con un hombre en el camino, vestía inusualmente elegante para ser de Nueva York, pero no se detuvo para analizarlo, lo esquivó y siguió corriendo-Ma'am de Fontaine, la encontré, dobló la esquina sobre la calle Cambridge.

-Buen trabajo, barón. Vamos en camino.

-Señora, ella... Está vulnerable.

-Mejor aún. Síguela.

-Como ordene-Suspiró resignado.

[...]

Consiguió llegar a una calle poco transitada, se giró un par de veces para asegurarse que nadie la veía, luego se dejó caer al piso, con la espalda contra una pared de ladrillos. Apretó los puños y mordió sus labios tratando de controlarse. Odiaba esos ataques, y ya había tenido como 4 en tan solo una semana, lo que menos quería era tener otro.

Entonces recordó una ocasión en la que tuvo una pesadilla y llamó a su hermana a la mitad de la noche; y ella, a pesar de la hora, se tomó el tiempo de tranquilizarla.

No tienes nada que temer, ¿Ok? Estás a salvo, estás en casa, él ya no puede dañarte. Respira conmigo. Hizo las respiraciones que Nat siempre le pedía que hiciera. Inhaló 4 segundos, y luego exhaló por el mismo lapso de tiempo. Repitió el mismo proceso un par de veces.

Ahora trata de concentrarte en otra cosa, busca algún objeto y descríbemelo. Tocó con sus dedos lo único que estaba a su alcance, que fue la acera, repasó en su mente todo lo que lograba identificar: El material era aspero, y estaba algo húmedo – Había llovido hace algunos minutos, entonces era lógico –.

Poco a poco, su pulso cardíaco se fue calmado y pudo respirar con normalidad. Sorbió por la nariz y se limpió las lágrimas de el rostro.

Justo cuando se recompuso y estaba por dar los primeros pasos de vuelta a la calle por la que iba originalmente, 2 camionetas blindadas frenaron abruptamente justo enfrente suyo, obviamente la querían a ella. Reaccionó rápido, corriendo hacia la dirección contraria, pero la interceptaron unos tipos que empezaron a rodearla.

Estaba acorralada, buscó desesperadamente un lugar a donde correr sin encontrar nada. Trató de golpear a uno de ellos pero uno de los hombres se le acercó por la espalda y rodeó su cuello con un brazo y con el otro su abdomen. Trató de patear a el atacante que se acercaba por el frente, pero este detuvo sus piernas con fuerza.

-¡Sueltenme!-Sacudió frenéticamente sus extremidades en un intento por liberarlas, pero no lo consiguió, estaba completamente inmovilizada.

Su cuerpo dejó de responder al momento en que sintió un pinchazo en el cuello, y un líquido desconocido entrando a su organismo. Los tipos que la tenían sujeta finalmente la soltaron, dejándola caer al suelo como un costal de papas. De todos modos, ya no pelearía.

La vista de Yelena comenzó a nublarse, y el entorno empezó a percibirlo muy lejano. Poco antes de perder el conocimiento por completo, divisó una figura que se paró a un lado de ella, mirándola con una expresión burlona.

-Nunca aprendes, ¿Verdad?-Reconoció la voz; Valentina "la loca" de Fontaine, como le gustaba llamarla.

-Bruja...-Fue lo último que dijo.

Luego, las luces se apagaron.

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Bucky vagaba por las calles nocturnas de Nueva York, buscando a la mujer a la que apenas hace unos minutos le estaba reprochando.

Estaba muy confundido: Veía toda la preocupación en torno a Wanda y su estado, y recordaba la traición, la forma en que ella lo despreció; Pero la veía a ella... Y solo podía ver lo vulnerable e indefensa que estaba, por que sus palabras podían mentirle, eso le constaba, pero su mirada no, su mirada era completamente transparente.

Se sentía como un perfecto idiota. ¿Por qué dijo lo que dijo? Y además, ¿por qué no se sintió mejor luego de decirlo? Sam le dijo que se sentiría mejor si se desahogaba, pero eso no pasó. Solo había una razón lógica: No era eso lo que quería decir.

Pero entonces ¿qué quería decir?

-¡Sueltenme!-Escuchó su voz a lo lejos.

-No puede ser-Inmediatamente fue corriendo al lugar donde la escuchó. También escuchó como un cuerpo caía al suelo con un ruido sordo, eso lo preocupó todavía más-Mierda, mierda, mierda.

Cuando dobló la esquina, unas personas uniformadas estaban subiendo a Yelena inconsciente a una camioneta:

-¡YELENA!-Los vehículos arrancaron y el corrió tras ellos.

Logró sostenerse unos segundos de la manija de una de las puertas, pero su mano resbaló y se soltó. Rodó en el pavimento y luego se incorporó solo para ver como se alejaban los autos.

Y con ellos, Yelena.

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