Adheridos/Separados • [Neji Y Tú]

Rock Lee Shinden EP. 4°

☆ﾟ.*･｡ﾟ————ﾟ.*･｡ﾟ☆

Lee y Tsubaki estaban muy cerca de llegar a aquella aldea de dónde la peliroja provenía.

Estaban almorzando sentados en un tronco viejo que el cejón había encontrado previamente.

Mientras el joven comía con muchas ansias, ella lo hacía con delicados bocaditos hacia su boca, sin embargo al ver a Lee disfrutar de su comida no pudo evitar sonreír pacíficamente.

Por otro lado, el muchacho se percató de la mirada ajena y detuvo su comilona mirándola con la boca llena y un par de migajas en sus labios.

Lee: ¿que sucede?   —balbuceó tragando lo que tenía—

Tsubaki: ah no es nada.   —respondió sin quitar su sonrisa del rostro—

Lee: Hmm, este platillo es exquisito, ojalá Sakura pudiese cocinar así.   —dijo sin pensar mientras se ponía de pie—

Tsubaki: ¿Sakura?   —cuestionó con curiosidad—

Lee: si.  —asintió para después cerrar los ojos—   es muy linda y fuerte, una gran kunoichi a mi parecer pero no tiene ,buen sazón... o al menos es lo que Naruto dice.  —contestó con una gotita de sudor en su mejilla—   tal vez tú podrías enseñarle.

Tsubaki: ya veo...   —respondió con la voz tenue—

Lee: ¡bien! Es hora de continuar, muchas gracias por la comida Tsubaki.   —sonrió y levantó las cosas para continuar—

Aquel comentario le había bajado los ánimos a Tsubaki, era inevitable para ella sentirse de ese modo ya que desde hace dos años había visto todas las veces que Lee suspiraba por la joven Sakura.

Ella sabía lo peligroso que podía llegar a ser el amor.

Por esa razón había tardado mucho tiempo en acercarse al chico.

(✿)

—Mientras tanto—

Tsunade: aquí tienes.   —entrega un documento y después se cruza de brazos—.  tal y como lo prometí.

Kira sostiene los papeles mientras los leía con emoción

Tsunade: la propiedad ahora es tuya... Que curioso, te ganaste los terrenos de la abuela.   —dijo con una risa vaga—

Kira: al fin dejaré ese departamento   —susurró efusiva—   voy a esforzarme mucho por poner en pie esa casa... Muchas gracias Tía Tsunade.  —agradeció con una reverencia—

Tsunade: vaya manera de agradecer   —arquea una ceja—   entiendo que no estás acostumbrada al contacto físico pero anda, ¡somos famila dame un abrazo!

Ambas abren los brazos y se sumergen un reconfortante apretón cuerpo a cuerpo.

Tsunade: sé que no soy tu madre, pero he llegado a quererte como una hija.   —dijo en voz baja mientras la abrazaba—