7. Separación.

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Días después.
Pov ____________:

—Escuche que Félix tiene novia —escuché el cotilleo de las chicas del colegio—, y no es...Stone.

—Escuché que se trata de Kagami Tsurugi —comentó otra con voz baja—, la hija de los esgrimistas y...ex novia de su primo Adrien Agreste.

—Uy, entre primos se comparten las novias.

Rieron y cerré la puerta de mi casillero con fuerza, haciendo sobresaltar a las chicas.

—¿Acaso no tienen que trabajar en una vida? —espeté con molestia—. Dejen de hablar de los demás y enfoquense en su vida.

—¿Estás celosa?, no fuiste tú la que él eligió.

Apreté las manos en puños pero me relaje de inmediato, alizando mi falda.

—Seguramente ustedes también lo están —respondí con una sonrisa—. Tontas.

Pase junto a ellas, golpeando sus hombros con fuerza. Por esto mismo, me gustaba el inhibidor. Podía controlar mis poderes.

Después de la confesión de Félix, no hemos hablado. Él dejó de hablarme.

En realidad, si antes me hablaba era mucho. Ahora absolutamente nada de eso.

Dolía pero no podía demostrarlo, al menos no ha ese rubio engreído.

Salí del colegio viendo a Félix subir a un auto negro, este partió de inmediato en cuanto las clases acabaron. Cuando perdí el auto de vista, negué con levedad.

Kagami Tsurugi resultó ser igual que él.

—Por eso se siente identificado con ella —bramé con recelo.

Eche mi cabello a mi espalda, bajando las escaleras para volver a mi solitario hogar. Louis había salido de vacaciones hace dos días y viajó con su familia a Canadá.

De vez en cuando iba de patinaje para entretenerme y despejar la mente.

Me encontraba caminando a casa, admirando con la misma emoción los anuncios publicitarios de...papá.

Es un rockero muy popular por Londres. Estaba orgullosa de él pero, no de su falta de paternidad.

Llegue a casa solo para lanzarme a mi cama, mirando el techo por largas y eternas horas. Sola.

Siquiera en París tenía la compañía de Adrien.

Tomé mi almohada y la abracé, recordando las palabras de Félix con respecto a los sentimonstruos. Seguía sin creerme lo que me había confesado.

Kagami, Adrien y él...

Apreté la almohada contra mi. Estaba locamente enamorada de un ser...distinto.

Como un alíen o algo así.

—Toc, toc.

Me sobresalté y mire a la ventana. Aeon estaba del otro lado, saludando con un ademán. Me puse de pie y abrí la ventana, permitiéndole entrar.

—Vine en el momento correcto —sonrió con gracia genuina.

—No sé porque lo dices —respondí.

—Tu estado de ánimo está por los suelos—me examinó. Sé que lo hace—. Por tu padre, Félix y...

—¡Silencio! —me ruboricé—. Félix no...

—Ajá, no puedes engañarme.

—Ya sé —bufé disgustada, volviendo a la cama para sentarme e invitarla—. ¿Y Jess?

Softcore 《Félix Graham y tú》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora