2. Percances.

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Pov _____________:

Salte en un pie y después en otro, uno y otro, sujetando con fuerza la mano de Anton y Leah.

—Ten cuidado —ordenó Leah con seriedad.

—Lo tendré, volveré antes de las cinco —musité sonriente.

Ambos se miraron y asintieron, solte la mano de Leah para sujetar el barandal frente a mi, me impulse con ayuda de Anton y subí con rapidez.

Le di la vuelta al balcón para estar sana y salva.

Me asomé y alce los pulgares.

—Nos vemos.

Ambos asintieron y se marcharon de prisa, me gire para mirar el lugar frente a mi, pero no era específicamente el sitio que buscaba, mire arriba los tantos balcones hasta llegar al primero.

Exhalé.

—Empecemos.

El plan es sencillo: infiltrarse. ¿Dónde?, en el cuarto de la profesora Rilles para poder obtener mi celular. ¡Ya sé que parece ridículo arriesgar mi vida por esto!

Pero mi celular no tiene contraseña y si la profesora Rilles se lo entrega a alguien para que me lo dé a mi...¡explosión!

Tengo fotos de todo el viaje y...de Félix. ¡Félix!

—Estúpida, estúpida —me golpeé la frente dos veces.

A cualquiera le parecería insignificante, pero no pienso humillarme ante Félix una segunda vez.

—¿Necesitas ayuda?

Mire arriba, trague saliva y sonreí nerviosa. Dejó caer con suavidad su arma, la tomé con firmeza y con una fuerza impecable tiró del yoyo para elevarme hasta el balcón indicado.

—¿Qué pensabas hacer? —me ayudó a cruzar el barandal.

—Conseguir mi celular de ese cuarto —gracias al cielo el ventanal estaba abierto—, o mejor dicho, ponerle contraseña.

—¿Y por qué no entraste por la puerta?

Ingresé al cuarto de prisa, fui directo al mueblecillo donde la profesora guardaba los objetos recolectados, lo vi cuando le rogué por que me lo prestara unos segundos pero se negó.

Abrí el cajón y lo vi, lo tomé con prisa, encendí la pantalla y deslice mi dedo, me dio acceso y fui rápido a los ajustes.

—No es mi cuarto —susurré absorta de lo que ella hacía.

Configure el celular para un PIN de seguridad, una vez que lo hice, lo intente una vez y...

"Llámame", "es urgente"

No pude responder cuando una llamada ingreso, rápidamente respondí.

—¿Sí?

—Tienes que volver —replicó del otro lado.

—¿Ya me extrañas? —inquirí sonriente.

—Me gustaría decirte que sí, pero sería mentirte —rodé los ojos—, necesito ayuda.

—Apenas llevo dos días fuera —gruñí molesta—; no volveré así porque sí.

—¿Sabes lo que esta en juego, cierto? —vociferó notoriamente irritado.

—Lo hecho, hecho está —gruñí—. No te olvides que vine aquí por esa otra cosa.

—¿Félix Graham?

Me ruboricé.

—No.

Silencio, no respondió.

—Bueno, tal vez —bufó—. Lo siento, lo siento.

Softcore 《Félix Graham y tú》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora