—No me vayas a soltar—le digo, con mis manos aferradas a sus antebrazos.
—No lo haré, lo prometo— dice riendo.
Comienza a caminar lentamente, llevándome con ella.
—No te inclines porque cambiarás la dirección. —me indica y me vuelvo a erguir sobre la patineta. —Bien.
Me sonríe y cuando la miro todo se borra de mi mente haciendo que pierda el equilibrio y caiga de la patineta.
Ella es más rápida que yo y me alcanza a sostener, pero su patineta no corre con la misma suerte. Esta sale volando hacia las rampas y las dos, aun abrazadas, miramos con horror como va directo hacia un chico que intenta hacer un salto.
—¡Hey! —Grita Miranda haciéndome salir de la comodidad de sus brazos—¡Cuidado!
Comienza a correr hace su patineta y yo la sigo. El chico parece muy concentrado en hacer su truco que no escucha nuestros gritos advirtiéndole del obstáculo a pocos metros de él.
Justo cuando creemos que no podremos hacer nada y que el chico colisionara contra la patineta de Mir, otro se atraviesa en su camino en el momento exacto para tomarla y apartarse antes de ser él quien provoque el accidente.
Mir y yo nos quedamos observando con la boca abierta la hazaña del chico que aprecio de la nada, quien ahora se acerca nosotras caminando tranquilamente con la patineta de Mir en la mano.
—Gracias— le dice cuando se la da.
El chico parece querer asentir, pero se detiene a medio camino, alzándose las gafas de sol que lleva.
—¿Fletcher? ¿Miranda Fletcher eres tú? —le pregunta y yo los miro. El chico parece tener un acento latino.
—¿Ramiro Montes? —pregunta Miranda mientras sus ojos se llenan de un brillo precioso.
—Él mismo— ríe el que parece ser Ramiro.
Miranda lo abraza, sonriente.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo has estado?
—He estado bastante bien, ya sabes, yendo de un lado a otro, conociendo— le responde con entusiasmo Ramiro. —¿Tu? ¿Qué te devuelve a California?
—Ya sabes, el trabajo de mis padres.
—Ya veo. ¿Y quién es esta hermosa señorita a tu lado? —dice, mirándome.
—Ella es Leah, mi... una amiga— mi sonrisa decae un poco por cómo me presenta Miranda, pero es parte de nuestro acuerdo.
—Amiga, ¿eh? Ya veo. Ramiro— me dice, tendiéndome la mano. —y, ¿desde cuándo están juntas?
Ambas nos congelamos y abrimos demasiado los ojos. Le acaba de decir que somos amigas, ¿Por qué supone que estamos juntas?
Ramiro ríe con fuerza y nosotras solo nos miramos sin comprender.
—Me duele que no tengas la confianza de decírmelo, chula— frunzo un poco el ceño ante su última palabra, dicha en español.
—Chula—repite Mir, explicándome— es "linda" o "bonita"
—¿Eres de México? —Le pregunto.
—Si. Pero no me quieran cambiar el tema— nos señala.
—Pero, ¿Cómo lo...? —pregunta desconcertada Mir.
—Era bastante obvio, pero siempre tuve fe de que me lo dijeras tú.
Miranda parece de verdad impresionada y a la vez un poco avergonzada. Se hace un silencio incómodo en el que nadie dice nada.

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Road
RomansLeah es una chica a la que le gusta la lectura, el dibujo, la música y no suele salir de fiesta. Ha tenido varios novios, pero con ninguno dura demasiado ya que, si no los deja porque no se siente cómoda, están con ella por una apuesta. Cuando una...