7

1.2K 140 7
                                    

Shido cargaba a Sae como si de un bebé se tratase y este solo se limitaba a reposar su cabeza en el hombro de su novio. Al llegar a la camioneta lo sentó del lado del copiloto, para después abrochar su cinturón y caminar él mismo al lado del volante y encender la camioneta.

—Ryusei ¿qué sucedió con Sae? ¿se encuentra bien?— preguntó su madre al ver al pelirrojo tan cansado y abatido en su asiento.

—Oh, no es nada, mamá. Me distraje un segundo y se tropezó y cayó. Se torció el pie y se golpeó el costado. Sería buena idea que lo dejáramos descansar—

Durante todo el camino, ambos rubios fueron hablando muy animadamente sobre lo que había sucedido en el tiempo que estuvieron separados. Al parecer Vanessa había viajado está vez por Rusia para una colección de invierno.

Por otro lado, Shido hablaba sobre blue lock y cuánto se había divertido y que justo ahí había conocido a Sae. Comenzó a hablar sobre "su primer encuentro" sin mencionar detalles como el del baño, aunque a su madre se le hacía un tanto extraño  que por ahí metido, no hubiera una acción de ese tipo, ya que conocía bastante bien a su hijo y sus actitudes.

Al llegar a casa de los Shido, bajaron las cosas y entraron. El lugar estaba un poco vacío, se notaba a simple vista, lo cual había puesto en alerta total a la mujer.

Durante la comida, Vanessa estaba decidida a conocer un poco más del chico que había llamado la atención de su hijo, de tal manera que lo hacía estar tan encaprichado. A su perspectiva, Shido solía ser un niño caprichoso, pero se aburría de las cosas con mucha facilidad hasta el día que se encontró con un balón.

—Sae ¿qué me cuentas sobre tí?— habló la mujer.

Eso había tomado por sopresa por completo a Sae, tanto que casi se atragantaba con la comida —mhmm ¿yo?— Preguntó dudoso, pero al ver la cara de intriga de la adulta, comenzó a hablar.

—Bueno, mi nombre es Sae Itoshi. Tengo diecinueve años y jugaba en España, justo ahora se venció mi visa de trabajo, pero fuí comprado por un equipo japonés, así que me quedaré aquí un buen tiempo. Soy seleccionado nacional y tengo mi propia casa— Habló a grandes rasgos.

—¡¿Tienes una casa?!— Vanessa casi se atragantaba de la sorpresa —Tan joven y ya tienes tantas cosas. Me impresionas, hijo. Y ¿sobre tu familia?—

Demonios, eso era justo un punto que Sae no quería tocar.

—Madre, no es necesario habla...— Sae lo detuvo tocando su mano.

—Tranquilo. No es nada del otro mundo— Habló Sae tranquilamente, misma tranquilidad que trataba de obtener para seguir hablando.

—Tengo un hermano menor, tiene la edad de Ryu, pero no nos llevamos de lo mejor. De hecho, diría que no podemos vernos hace un buen tiempo. Mi padre tampoco es el mejor hombre para convivir y mi madre murió cuando tenía doce años — Entre la voz del chico se podía sentir ese tono de melancolía que, por más que trataba de ocultar, no lograba hacerlo totalmente.

—Oh, cariño. Disculpa, no debí preguntar eso— Ahora Vanessa se sentía totalmente mal.

El resto de la comida transcurrió entre algunas risas, ya qué Shido había encontrado la manera de aligerar el ambiente con bromas y chistes muy malos. Al terminar de limpiar, Shido pidió hablar un momento con su madre en la sala. Vanessa se sentó sola y ambos chicos frente a ella. Se sentía como si fuera a ser regañada por ambos chicos y no al revés como solía serlo.

—Mamá, queríamos decirte que, estamos planeando vivir juntos— Shido había hablado tan repentinamente que incluso Sae estaba impactado, creía que primero darían varias vueltas para tantear el terreno pero no, simplemente lo había dicho. Esperaba una negativa de la mujer frente a él, pero nada, no había ninguna respuesta. Por un momento esperó lo peor, hasta que la mujer comenzó a sonreír.

—Creo que no es mala idea— Respondió con simpleza.

—¿Qué? ¿es todo lo que va a decir? Un adolescente se va a llevar a su hijo y ¿lo único que dice es "no es mala idea"?—

—Podria hacer un número de la madre mala que se niega si así lo quieren pero, de verdad no me parece mala idea. Yo no estoy tanto tiempo como quisiera con mi niño. Tú lo haces muy feliz y él a tí. No eres un desconocido y con que Ryusei quiera y confíe en tí, a mí me basta para confiar y creer en tí y en que tú también lo cuidarás mientras que no estoy y él a tí —La rubia tomó las manos de Sae y lo levantó del sillón— Que mi hijo te quiera, no es solo eso, para mí, ahora también eres mi hijo— lentamente comenzó a pasar sus brazos por los hombros del chico para abrazarlo— siempre encontrarás en mi un consejo o lo que sea que necesites. Así que, Sae, cuida de mi hijo—

Sae a estas alturas se encontraba llorando en los brazos de la mujer. No sabía cuánto necesitaba esas palabras tan cálidas y familiares que había dejado de tener desde el día que su madre se había ido. Limpió una lágrima de sus ojos y respondió — Por supuesto que si—

Una vez más la mujer abrazó al chico y después miró a su hijo que, inmediatamente se unió al abrazo, después de todo, él también quería atención de su madre, la de su novio la tendría más tarde en la noche.

Cuando los tres se separaron Vanessa miró a ambos, se acercó a Shido y le dió un gran golpe en la cabeza, obteniendo una queja de su hijo y un ruido de sorpresa, seguido de risas del otro chico a su derecha.

—¡¿Y éso por qué fue?!— Preguntó Shido tocándose la cabeza.

—A ti también, más te vale cuidar de Sae. Es una gran persona que te ama. No lo arruines—

Shido caminó hacia su novio y lo tomó de la cintura, acercando su rostro a la mejilla de Sae —Tranquila, me comportaré— y después dió una larga lamida al rostro de su novio, causando una larga risa en su madre, pero haciendo que Sae lo corriera de su lado.

—Madre, me llevaré el resto de mis cosas de casa, puedes visitarnos en casa de Sae si así lo quieres. Solo que no me hago responsable de lo que puedas escuchar en la noche— Sae estaba que se quería morir de la vergüenza pero antes de poder reclamar algo a su novio, la mujer habló.

—Me encantaría. De hecho, quisiera hablar de unos negocios con mi querido yerno— 

Demonio De Bolsillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora