9

1.1K 122 3
                                    

Al despertar, está vez el primero en hacerlo fue Sae, quería darse un largo baño en la tina antes de tener que ir a su entrenamiento así que, entró en el agua, agregó una bomba de baño y se dejó llevar por la burbujeante agua.

Dieron las ocho de la mañana y de encontraba haciendo el desayuno. Sae no era el mejor cocinando, pero se defendía bastante bien haciendo cosas simples, como las cosas que tuvieran implicado el huevo o el arroz, poco tiempo después de que terminara de servir los platos una vez más volteó a la cocina en busca de cubiertos, al volver la mirada, estaba Shido sentado frente a la barra en ropa interior y con cara de recién levantado.

-Tan si quiera deberías ponerte un suéter o te vas a enfermar, hombre- Habló Sae poniendo los cubiertos en su plato.

-Es lindo que te preocupes por mi, pero yo no me enfermo. Después de todo, soy joven-

-Pudrete, maldito adolescente-

Durante el entrenamiento Sae solía llevarse con Oliver pero esta vez, estaba siendo molestado con más frecuencia, el motivo era que "Se le notaba más feliz"

-Oí que cierto pelirrojo ya formalizó su relación con su novio- Canturreó el heterocromatico mientras picaba las costilla de Sae con claras intenciones de molestar.

-¿Quién carajo te dijo eso?- Habló el chico molesto.

-Tengo mis métodos, niño y ¿tu familia ya lo sabe?-

Está era una fibra que Sae no quería tocar, definitivamente no la quería tocar. En casa no tenían la mejor relación desde que su madre había muerto. Su padre era un hombre bastante frío y distante con ambos hermanos y era más que claro que con Rin no se llevaría, por la actitud que él mismo había tomado después de regresar de Europa unos años atrás, así que no sabía que tan buena idea era llegar y decirles "¡Hey, oigan ¿Cómo están? Por cierto, soy gay y ahora vivo con mi novio que, por cierto, tiene la edad de Rin!" Si las cosas ya eran incómodas y tensas, esta noticia las haría aún peor. Por esta razón es que Sae se negaba profundamente a decirle algo a su familia.

-No hay razón para hablar con ellos. Son mi sangre, pero no son mi familia- Dijo esto último dejando con la palabra en la boca a su amigo del club, porque había salido corriendo con sus cosas en dirección a la salida del deportivo y había tomado un Uber hasta el estudio donde les tomarían las fotos. Había sido citado para hacer algunas pruebas de maquillaje y vestuario, tomar medidas y demás cosas, ahí se encontraron con Vanessa y Shido.

Al llegar al estudio, subió por el elevador y al entrar en su piso, lo primero que pudo escuchar fueron los gritos de su novio desde el otro lado de la sala y lo siguiente fue Shido corriendo en dirección del chico para llevárselo puesto directo al suelo.

-Te extrañé tanto- Habló Shido abrazado de su novio.

-Me viste en la mañana y solo me perdí seis horas en el entrenamiento-

-Seis horas sin tí, son un infierno para mí-

Antes de que siquiera Sae pudiera refutar algo, Vanessa apareció a un lado de ellos diciendo que aún tenían trabajo que hacer.

Durante el tiempo que estuvieron ahí, se revisaron todos los tipos de cambios de ropa que habría. Realmente era una campaña centrada en Sae y el elegante porte que tenía en cada conjunto de ropa variaban desde trajes elegantes, camisas formales y incluso ropas más urbanas y juveniles que serían con las que haría dúo con Shido. Luego de que la ropa fue aprobada por ambos chicos y se definió cuál sería el color y tipo de maquillaje que se les tendría que hacer (aunque a los ojos de las maquillistas, ellos no necesitaban la ayuda del maquillaje) el día de mañana.

El día se fue por completo en la preparación de la sesión de fotos que tendrían, se hizo tan tarde que les dieron al rededor de las nueve de la noche.

La pareja llegó a casa una hora después y ambos chicos habían entrado en la cama. Sin embargo, Shido notaba un tanto nervioso a Sae, el mover de sus pies y su mirada tan extraviada lo delataba.

-Hey, Itoshi- Habló lento -¿Estás bien? Pareces un poco intranquilo- Tomó la pálida mano de su novio entre las suyas y comenzó a besarla.

-Estoy bien, Ryu. Solo un poco nervioso- Sin darse cuenta, Sae le había dado la razón al rubio.

-¿Qué te tiene tan estresado?-

-Hoy durante el entrenamiento, Oliver me hizo recordar algo que quisiera poder omitir. Me preguntó si mi familia sabía lo nuestro- el titubeo en su voz podía notarse a simple vista -No les he dicho nada sobre nosotros, ya sabes cómo están las cosas con ellos. No quisiera terminar de romper esa familia diciéndoles que resulta ser que soy un maldito muerde almohadas -

Aunque esto último había causado un poco de risa en Shido, sabía que era un tema serio y contuvo su carcajada y tomó el rostro de su novio con ambas manos, obligándolo a mirarlo.

- Entonces ¿por qué no haces una nueva familia?- sus palabras salieron tan fluidas y simples que, sumadas a su rostro tan serio sonaban reales, como si la respuesta fuera tan clara.

-Quiza no tengamos la misma sangre pero, para mamá y para mí, ya eres parte de nuestra familia. Si tú familia original no te quiere, tienes la nuestra de repuesto-

Ahí estaba de nuevo. No era Shido Ryusei, ni Ryusei el que hablaba, era Ryu, el que siempre tenía la respuesta correcta que a veces solía ser la más sencilla y a la vista.

Sae había comenzado a sollozar con las palabras de su novio y este al verlo, lo había envuelto en sus brazos y tras un momento sentimental volvió en si.

-Tienes razón- Se enderezó y limpió las lágrimas con la orilla de la sabana que los cubría -Los invitaremos la próxima semana en navidad y les diré que eres mi novio y que tú y tu madre son importantes para mí y si no lo aceptan, entonces no necesito una familia así-

Demonio De Bolsillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora