11

926 111 28
                                    

Unos cuantos días después, Vanessa le había entregado a la pareja las fotos extra que ella había tomado de ambos antes de irse a otro viaje. No sin antes despedirse de los chicos.

Las fotos estaban más que buenas y otras eran divertidas, de verdad Shido había aprovechado al cien la cooperatividad que invadía ese día al pelirrojo. Incluso habían enviado a enmarcar alguna que otra foto para colgarla y otras solo compraron portaretratos para ponerlas en diferentes muebles pequeños, ya fuera en su sala, corredor o habitación.

Sae se había quedado pensando por mucho tiempo lo que había hablado con Shido la noche antes de la seción. Quería decirle a su padre y hermano sobre su relación con Ryusei pero también quería arreglar un poco la relación entre ellos tres. Había pensando en invitarlos a una cena de navidad en su casa y así hablarlo con tranquilidad, así que con desición, tomó el teléfono y llamó a casa de su padre.

-¿Hola?-

-¿Quién habla?- preguntó una voz al otro lado de la línea.

-Por dios, papá. Soy yo, Sae- Respondió él chico un tanto hastiado.

-Oh, solo eres tú ¿qué quieres?- preguntó un tanto desinteresado.

-Al menos podrías fingir algo de interés en mi. No te he llamado en más de seis meses y así es como me respondes- Guardó silencio por un momento esperando una respuesta pero al no encontrarla volvió a hablar- Como sea...Quería decirte que haré una cena de navidad y quiero que vengan tú y Rin a mi casa-

Por un momento no hubo respuesta alguna para el chico de ojos agua, pero después un ruido sordo se escuchó a través de la línea, seguido de un "Dame eso"

-¿Hola?¿Sae?- Habló Rin por la línea.

-Si, soy yo-

-¿Qué sucede?-

-Haré una cena de navidad y quiero que tú y papá vengan a mi casa ese día en la noche-

El chico habló rápido y solo con la información estrictamente necesaria.

-Oh...Claro. Ahí estaremos. Una pregunta ¿Puedo llevar a alguien conmigo? - preguntó el Itoshi menor.

-Queria que solo vinieran ustedes- Se escuchó un suspiro de desánimo en el teléfono- pero si, como sea, trae a quien quieras contigo. Después de todo, será navidad y ese estúpido espíritu bondadoso me invade.

-¡Gracias!- y la llamada fue cortada.

Bueno, lo había hecho. Había invitado a su familia a la cena que sería la siguiente semana. Ahora solo quedaba arreglar la casa y pensar qué carajo les diría ese día.

-¡Hey!- Shido venía caminando por el pasillo en dirección a Sae con un abrigo en la mano -Cariño mío, iremos a comprar adornos para nuestra casa- Explicó el rubio mientras ayudaba al otro chico a ponerse el abrigo.

"Nuestra casa"

Esa simple frase había dejado a Sae por un momento en el limbo pensando y pensando. Era verdad que por primera vez desde que había comprado esa casa la compartía en fechas importantes con alguien más que no fuera su soledad y sin contar que Shido lo había dicho con cierto encanto que, ponía aún más feliz al pelirrojo. Tan feliz e ido se encontraba que, ni siquiera notó cuando Shido lo giró hacia él de nuevo, le acomodó el cuello del abrigo y le dió un cariñoso beso en la mejilla.

Ambos se dirigían a una bodega especial que abría durante esas fechas y que ofrecía todo tipo de artículos como: Árboles artificiales de diferentes colores, esferas de diferentes colores y tamaños, luces, figuras de metal, muñecos inflables y una infinidad más de cosas que había en la tienda para adornar una casa por completo.

Al llegar a la tienda definieron que lo más primordial sería buscar un árbol de navidad el cual, sería el protagonista en la sala de la casa y posteriormente irían por los adornos del árbol. Shido estaba demasiado feliz corriendo entre los pasillos y de un árbol a otro gritando que cada uno era mejor que el anterior y diciéndole a Sae durante todo el camino cosas como "¿Podemos llevar esto? ¡Pondré esto en la habitación! ¡Quiero este...No, mejor este!" A lo cual Sae lo calmaba diciéndole que dejara las cosas en sus lugar y después de elegir el árbol regresarían por las que mejor le quedaran.

Shido era feliz en la tienda y Sae era feliz viendo a su novio correr por ahí como un niño de seis años en su primera navidad.

Cualquiera que haya visto a los chicos comprar algo en la tienda, podría haber interpretado dos cosas:

1. Eran dos hermanos comprando cosas para la casa.

2. Que eran sugar daddy y sugar baby porque la manera en qué Shido corría de un lado a otro y regresaba a Sae a decirle que si podía elegir eso y esperar a que Sae aceptara les parecía un poco extraña.

La realidad era que más que aceptar, Sae decía "Elige lo que quieras" cada vez que Shido se acercaba con un objeto en las manos.

En el pasillo de los árboles finalmente Sae logró hacer que el rubio se decidiera por un árbol, querían algo tradicional, pero al final Shido siendo Shido, eligió un árbol color blanco que media dos metros y se armaba en cuatro partes. Sae pidió que lo empacaran y siguieron su camino rumbo al pasillo de las esferas.

Así fue durante las siguientes tres horas y media que estuvieron en la tienda. Cada chico tenía un carrito lleno de cosas, más los adornos grandes que se encontraban camino a las cajas. Al llegar a ellas, la chica casi se desmaya de la impresión.

Ella no sabía mucho sobre fútbol pero, había escuchado y visto en televisión lo suficiente como para saber que Sae Itoshi se encontraba comprando artículos de navidad en la tienda donde ella trabajaba. Después de haberles cobrado un total un poco mayor a cien mil yenes que claramente fueron pagados por Sae, la chica había pedido una foto al futbolista, lo cual no tuvo muy contento al novio.

Shido al escuchar eso, inmediatamente brincó sobre su novio y lo abrazó casi tirandolo en el acto -¡No!- Gritó cómo niño pequeño.

-Vamos, Ryu. Es parte del trabajo. Baja, se buen chico y déjame tomar la foto-

Shido bajó a regañadientes y se mantuvo con una cara poco amigable mientras su novio se tomaba una foto con la chica. Cuando se despidieron y se fueron, Shido aprovechó que Sae no miraba y se giró a ver a la cajera para sacarle la lengua y hacerle una cara.

Ambos chicos estaban subiendo sus compras a la cajuela de la camioneta que llevaban. Habían estado usando con mucha más frecuencia la camioneta de Sae, que el auto de Shido, ya que en ella tenían más espacio en su interior y les resultaba más cómoda cuando querían demostrarse su amor de forma muy poco legal dentro del auto.

Ambos habían pasado toda la tarde adornando la casa. Ponían luces, escarcha, esferas y demás cosas por todos lados. Los ganchos para colgar cosas abundaban, incluso llegó un momento en que una caja cayó sobre Shido y estuvieron cayendo ganchitos de su cabello masomenos unas dos horas hasta que finalmente dejaron de salir.

Demonio De Bolsillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora