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Sae tomaba un jugo de sabor y al mismo tiempo miraba su teléfono mientras esperaba sentado a la bajada de la madre de su novio. Shido tomó la mano de su novio obligándolo a mirar.

-¿Qué te sucede?-

-Mhmm, no es nada, solo estoy algo nervioso por tu madre- Sae se removió en su asiento.

Shido subió su mano entrelazada y besó lentamente el dorso -Ya te dije que todo iba a estar bien- Comenzó a besar parte de la muñeca y más arriba- Además, no quería asustarte más, pero ella ya lo sabe- Shido subió por el brazo de Sae hasta llega al hombro y posteriormente al cuello para aspirar el aroma para quedarse así un momento.

-¡¿Tu madre sabe que estás conmigo?!- Más que tranquilizar a Sae, esa respuesta había alterado mucho más sus nervios. -¿Qué tanto sabe?-

-Sabe que eres un chico realmente lindo, que eres deportista- Una vez más el rubio entró en acción besando el cuello de su novio, para subir a su barbilla y a un costado de sus labios- y que planeo terminar mi vida contigo-

Esto último tomó por sorpresa al chico. Shido podria ser un tipo impetuoso, poco delicado y lo que quisieran, pero definitivamente había momentos en los que demostraba que todo eso no era más que una parte muy pequeña de lo que realmente era.

Al parecer Sae había descubierto que había dos versiones de Shido Ryusei hasta el momento. La primera era la que todos conocían, en la que le gustaba correr, jugar fútbol y ser agresivo y demandante en el sexo, pero estaba el otro lado, que solía ser la mayor parte del tiempo que ellos compartían. Era el tipo dulce y lindo, que le gustaban las caricias y ser un romántico de lo peor.

Justo ahora, estaba frente al Shido cursi.

-¿Quieres pasar tu vida conmigo?- Preguntó Sae.

-¿Por qué no lo querría? Eres perfecto para mí, tienes lo que quiero en una persona -Shido tomó el rostro de su novio con ambas manos y lo besó rápidamente- Sino, no estaría aquí. No te habría traído por mi madre-

Ambos iban a seguir besandose un largo rato pero fueron interrumpidos por una mujer.

-Me alegra saber que en mi ausencia, al menos mi bebé tiene con quien estar-

-¡Mamá!-

-¡Mi niño!-

Ambos rubios se miraron y literalmente saltaron a abrazarse, a lo cual Sae solo se limitó a mirar y tratar de entender.

-¿Qué tal estuvo tu viaje?- Habló shido.

-Oh, estuvo bien, pero ese no es el punto, mejor dime ¿Quién es este chico tan guapo que te acompaña?- Habló la mujer con una gran sonrisa.

-¡Oh! Es verdad. Mamá, él es Sae Itoshi, mi novio-

Sae estaba en blanco. No sabía cómo actuar ante la situación. Sabía que era su diseñadora favorita, pero tenerla en persona y frente a él, era una bomba. La mujer era la copia exacta de Shido, o bueno, Shido era una copia exacta de su madre.

La mujer era tan alta como su hijo, tenía una tez morena y unos ojos tan fieros como los de su hijo, sin contar que ambos eran rubios y las mechas que Shido usaba de color rosa, su madre las usaba color azul marino. Definitivamente se complementaban entre ellos.

-Es un gusto conocerte, hijo- La mujer inmediatamente se alejó de Shido y se lanzó sobre Sae y lo envolvió en sus brazos -Siempre supe que mi Ryusei tenía buen ojo, pero no imaginé que uno tan bueno-

Sae estaba rojo totalmente. No sabía que hacer o decir y lo único que pudo fue devolver el cumplido diciendo que ella también se veía muy bien.

-Madre, Sae es fan tuyo- Habló Shido en casi un silbido.

-¡RYU!- Habló molesto el pelirrojo - Me gustan los diseños de su marca. Creo que son verdaderamente únicos-

-Pues te lo agradezco, quizá podías ver algunos bocetos que tengo guardados para mi próxima línea-

-Eso me encantaría, seño...-

-Vanessa. Dime Vanessa-

-Vanessa-

-Bueno, ahora que se presentaron. ¿Qué les parece si vamos a la camioneta y vamos a casa?- Habló Shido tomando las maletas y comenzando a caminar en dirección al estacionamiento.

Los tres fueron hablando durante el camino sobre cosas triviales, como lo que estuvieron haciendo mientras que no estaban juntos, lo que comerían al llegar a casa, etc, etc.

-Esperen, antes de irnos, tengo que ir al baño, vuelvo en un momento- Sae había salido de la camioneta para dirigirse al baño del aeropuerto, hoy sorprendentemente estaba vacío. Quizá no aterrizaban más vuelos en los últimos minutos y por eso no habría tanta gente. De igual forma, Sae entró al baño y al salir se encontró con Shido en la puerta de los baños, parado con las manos en las bolsas y una sonrisa más macabra que otra cosa.

-Dejamos algo pendiente en el camino y no saldré de aquí hasta que lo terminemos-

-No podemos, podrían entrar en cualquier momento- Habló el más bajo.

-Entonces será mejor hacerlo rápido- inmediatamente Shido se abalanzó a Sae para hacerlo chocar contra la barra para lavarse y atacó sus labios.

-Ryu, nos escucharán- Hablaba Sae entre cortado por los besos.

-Entonces será mejor que guardes silencio-

Shido había abierto los pantalones de su novio y se encontraba masturbándolo con una mano, mientras que con la otra, mantenía presionada la cadera de este. Sae no podía hacer nada más que dejarse llevar y acatar órdenes. Sabía que si no lo hacía, Shido era capaz de hacerlo en público.

Pocos minutos después, Shido decidió que era el momento exacto para meter un dedo en su novio para prepararlo -Abre la boca- ordenó, a lo cual el chico siguió la órden sin rechistar, facilitando el trabajo de humedecer los dedos de Shido con su propia saliva. Cuando finalmente decidió que estaban lo suficientemente húmedos, sacó los dedos de la boca de Sae e inmediatamente los bajó a la entrada del chico.

Demonio De Bolsillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora