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~~~~~~~~~~Un tiempo después~~~~~~~~~

La luz del sol matutino se colaba por completo en la habitación de la pareja. El primero en abrir los ojos había sido Shido, muy molesto por el sol en sus ojos maldecía internamente las cortinas ¿De qué servía que fueran negras y de doble capa si de igual manera, en la unión de ambas, cruzaba la luz?

Se había levantado a darles un fuerte jalón para poder cerrarlas y oscurecer por completo el lugar. Al dar la vuelta, lo primero que pudo ver fue a Sae sentado en la orilla de la cama dándole la espalda.

—¿Te desperté?

El pelirrojo negó con la cabeza y se levantó camino a su armario.

—Tomaré un baño y espero que cuando bajemos, el desayuno esté listo—

Shido se limitó a sonreír y gritar sonoramente un "¡Claro, mi amor!" Mientras veía la pobre existencia del hombre que amaba caminar en ropa interior, con una camisa mal abrochada que dejaba ver todas las marcas que había dejado la noche anterior y con ropa en las manos.

De un tiempo para acá, Sae insistía en contratar algunos trabajadores para que les hicieran el desayuno o la limpieza. Shido se había negado profundamente diciendo que él sabía cocinar y que él se encargaría de la comida y no necesitaban de nadie más. Aunque, algunas veces terminaba cediendo y pagaban los servicios de limpieza y comida a domicilio.

Shido se colocó la ropa y bajó a la cocina para hacer algo de pasta. Sabía que Sae la odiaba diciendo que pasta por la mañana solo lo haría engordar hasta ser un globo enorme y Shido solía hacerlo reír diciéndole que lo engordaba para que nadie más quisiera meterse entre ellos y Sae terminaba comiendo de todas formas.

Al cabo de unos minutos se oían voces por el pasillo, acercándose cada vez más a la cocina.

La primera era la voz de Sae y junto a él, venían los pequeños Jake y Mira, sus hijos.

Habían pasado sin notarlo doce años. Ahora recordaban con gran alegría aquellos tiempos en los que Sae tenía miedo de cómo reaccionaria su familia al saber que tendría un novio y no una novia. Y aún más cuando decidieron que tendrían hijos.

Habían pasado masomenos unos cuatro años desde que se habían conocido y fue un día de invierno en la sala de la casa, tomando chocolate caliente y mirando una película nada romántica, Shido había escondido en la pijama de Sae la pequeña caja con el anillo. Cuando Sae se puso la camisa, había sacado la caja y casi desmaya a Shido con el gran golpe en la cara y pecho que le había dado por el shock.

El día de la boda unos seis meses después había sido una noticia que había movido al país por completo. "El mediocampista de la selección nacional era gay y planeaba casarse"

El movimiento social que se había generado con los que apoyaban a la pareja y los que no, fue tan grande que al final de cuentas, se logró legalizar el matrimonio igualitario, al menos en Tokio y Kioto. Siendo los primeros acogido en esta ley, aprovecharon siendo siempre vistosos.

Shido era el más entusiasta, decía que quería utilizar un vestido diseñado por su madre, pero finalmente habían decidido que ambos usarían traje; Sae usaría uno color negro y Shido con su  gran personalidad excéntrica usaría uno blanco, ambos diseñados y confeccionados por Vanessa Shido.

Poco tiempo después Sae y Shido dejaron por completo el fútbol. Parecía algo imposible conociendo a esos dos y su historia pero, al final ellos tenían otros planes. Sae había invertido en la línea de su suegra y había sido un éxito total, tanto que decidió dedicarse y seguir su propia marca de ropa y hasta que su carrera pudiera despegar, era el asesor de todos los desfiles de moda y director en jefe de todo el staff de los mismos. Shido parecía un pez en el agua. Al igual que su esposo, trabajaba como modelo de ropa y catálogo para la marca VS. Él decía que lo haría mientras el cuerpo lo dejara pero, por otro lado había comenzado clases formales de cocina y quería más adelante tener su propia cadena de restaurantes de comida.

Demonio De Bolsillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora