Eres peligrosa

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Al día siguiente nos despertamos los tres y por el camino a Londres subimos a un carro.
Los tres íbamos hablando cuando llegamos a nuestro destino Enola y yo bajamos del carruaje.

- Bueno.. -dice Tewkesbury y lo miro apenada-
- Adiós -dice En y se va, yo en cambio justo antes de que el carro continúe abrazo al chico- Gracias por vuestra ayuda, Valeria y Enola Holmes.
- Encantada, Lord Sensible. Y olvida ese nombre. -digo, el carro parte y lo que veo es la sonrisa del Lord alejarse, sabiendo que sería la última vez que lo vería-
- Estará bien. -dice Enola, la miro levantando las cejas irónica y ella asiente- Se que no.

- Londres, el corazón de Inglaterra. Madre debe estar por aquí -dice Enola-
- Nos preparó para tantas cosas, pero no para su ida -digo mirando todo impresionada-

"Ya tendréis tiempo para el mundo, ya os hará daño"

- Ni para el mundo real -dice Enola y esquivamos un carruaje que casi nos arrolla- Aquí estamos en el centro de la civilización, hogar de la sociedad educada.
- ¡Quitad niñatos! -grita un conductor-
- Sí, una cosa.. -digo con sarcasmo-

Caminamos, observando la inesperada alteración de la ciudad. Que me agobia cada vez más.
Gente grita sobre una reforma que esperan, y una propuesta de petición a los Lores.

- ¡No solo por nosotros si no por nuestros hijos!

Tal vez lo que me contó Tweksbury tiene que ver en esto.
Enola me saca de mis pensamientos hablando frente a una tienda.

- Si queremos pasar desapercibidas y que nuestros hermanos no nos encuentren, debemos convertirnos en algo..
- Inesperado. -digo-

Entramos a la tienda. Miro todo sonriendo internamente. Y mi hermana y yo agarramos un par de vestidos. El suyo rojo, y el mío verde oscuro con escote.
Una señora nos mira mal, quejándose por las intenciones de dos muchachos que compran vestidos. Aunque cuando ve todo nuestro dinero cambia de parecer.

Corsé, símbolo de opresión para quien lo lleva, aunque para nosotras una señal de libertad.

- Para huir de ellos debemos ser, señoritas -digo actuando graciosa y reímos-
- Debéis ir a la escuela de señoritas -dice En imitando una voz grave-
- Pero no queremos Mycroft -imito una voz muy aguda-
- Pues no os queda otra opción, ¡sois chicas! -dice levantando el dedo amenazante y reimos-
- Me gusta mi pecho con esto, se ve bonito -digo viéndome al espejo-
- Sí, ¿verdad?. Te ves muy guapa, Val -me dice y le acaricio el pelo-
- Tú también, En. Que pena que nunca te guste arreglarte.
- Porque no me gusta. No debes obligar a alguien cuando no quiere hacer algo, si no va en su personalidad. -dice superior irónicamente-
- Has aprendido -le digo y sonríe-
Somos muy bellas. -digo arreglandome mis rizos azabache frente al espejo-

Al girarnos vemos a la mujer mirarnos extrañada por nuestro comportamiento, y suspiro.

- Adelantadas para nuestra época -le digo a Enola, y la chica asiente-

La dependiente nos enseña un lugar donde quedarnos, mugriento y lleno de ratones. Pero nosotras con nuestra sonrisa más falsa decimos "preciosa". (No lo es)

- Fase cinco -exclama la chica-
- No era cuatro.. o seis
- He perdido la cuenta. El caso es que es hora de encontrar a madre. Primero dejamos un mensaje cifrado en el periódico que pueda leer.
- "Gracias crisantomo mío. ¿Estás floreciendo? Manda Iris, por favor." -digo confundida por la última flor-
- Iris significa "mensaje" -explica Enola-

Enola se encargó de publicarlo en todos los periódicos que según ella "le harían tilín" a mamá.
Yo en cambio decido arreglar el espacio donde dormimos. Barro un poco, y coloco queso en una esquina alejada de la cama, para que no se acerquen los ratones a ella, pero aún así coman.

Bajo a la puerta de nuestro alojamiento, donde me reúno con mi hermana. Y ambas nos dirigimos a la dirección tan escrita por madre. Una tetería.

- Buenas tardes -decimos ambas y esbozo una sonrisa-
- Buenas tardes -nos responden y escuchamos fuertes ruidos provenientes de la planta de arriba-
- ¿Qué hay arriba? -pregunta Enola extrañada-
- ¡Mujeres escandalosas de narices!

Subimos y nos encontramos con una clase de artes marciales.

- Dale más fuerte, no tengas miedo. -reprende una mujer- Con un pie adelantado, bien.
Buenas tardes -dice la peli negra cuando nos nota- ¿Quieren inscribirse?
- No -dice mi hermana-
- Buscamos a Eudoria Vernet Holmes. -digo y ella nos mira con un semblante apenado de preocupación-
- ¿Valeria? ¿Enola? Hermanas Holmes. Sois vosotras, ¿verdad? -pregunta impresionada-
¿Por qué estáis vestidas como unas polveras? ¡Dios! Enola eres igualita a ella. -dice y Enola sonríe mientras me remuevo en mi lugar incómoda-
- ¿Nos reconoces? -pregunta En-
- Claro que lo hago. Fui vuestra primera maestra. ¿No lo recuerdas? -dice y procede a atacarla, aunque ella se defiende- Veo que has progresado mucho.

- ¿Habéis venido solas? ¿A Londres?
- Sí, -digo- íbamos con un inútil pero nos libramos de él. -la mujer hace un ruido de afirmación y Enola continúa-
- Tenemos dinero, alojamiento. Solo falta encontrarla.
- ¿Qué os hace pensar que quiere eso?
Lleva escondiéndose toda la vida. Si no quiere no la encontraréis.
Además tiene cosas que hacer -dice tras una pausa-
- ¿Qué cosas? -decimos ambas hermanas a la vez curiosas-
- No puedo decirlo -dice y baja la cabeza-
- Tú estabas en esa reunión también -dice En y la miro confundida, cuando recuerdo el momento cambio mi expresión-
- Ellie Houseman... -digo mirándola-
- ¿Quién es?
- Ojalá pudiera ayudaros
- Puedes, de hecho -digo insistente-
- Tengo que continuar la clase, ya conocéis la salida.
- ¡Eh! -grito-

Le agarro el brazo e intento agarrarla, pero ella me tira al suelo. Enola se tira y trata de atacarla por el pie, pero consigue una ridícula postura.
El sacacorchos. Nunca se le dió bien.

- Para quedaros en Londres. -dice la mujer caminando cansada hacia la puerta- Debéis ser fuertes, vivir la vida. Y no porque busquéis a alguien. Si no porque os busquéis a vosotras mismas.

Ridícula no soy. Aunque no puedo evitar reflexionar. ¿De qué sirve darle esperanzas a Enola? ¿Qué cambiaría? Se frustraría buscando algo que nunca llegará. Solo para sentirse desgraciada e insatisfecha.

- Limehouse Lane. Ellie Houseman -dice En descubriendo algo-
- ¿Qué? -pregunto confundida-
- Ven, rápido.

Ambas caminamos en dirección a cualquier lugar.
Llegamos a una puerta con un lazo, igual que el que uso mamá para envolver un regalo para nosotras cuando desapareció.
Dentro del edificio hay restos de reacciones químicas y..
Bombas, explosivos.

- Mycroft tiene razón. Es peligrosa. -dice mi hermana triste y la miro con pena- Y Sherlock también. Sí que tienes un plan.
- En esto no me gusta -digo con miedo-
- ¿Qué planeas madre? ¿Queremos encontrarte? -dice y me mira, acto seguido cuando ve mis ojos preocupados me abraza fuerte-

Ambas caminamos cuando un hombre nos agarra y trata de ahogar en un balde de agua.

- Preguntaré solo una vez. ¿Dónde está el marqués?
- ¿Ese quién es? -dice Enola y nos ahoga a ambas-
- Fuimos por caminos separados -digo rápido cuando me saca-
- No lo hemos visto. No tenemos nada que ver con él -dice sofocada-
- Una pena, ya me habéis visto la cara ahora. -dice agarrandola más fuerte del cuello-
- ¡Pero es fácilmente olvidable! -grita Enola-

El hombre no entra en razón y nos comienza a ahogar a ambas, esta vez su objetivo no es la verdad, si no matarnos.

Aunque es solo uno, su fuerza me mantiene inmóvil y frustrada. Comienzo a llorar del ahogo, aunque me surge una idea y noto como a mi hermana también.
Ambas quedamos inmóviles y cuando el hombre nos suelta satisfecho por habernos ejecutado, le doy un cabezazo.

Él nos persigue durante un gran rato. Aunque conseguimos despistarle varias veces. Hasta que apuñala a Enola, y me preocupo por su momento. Cuando me doy cuenta de que no sangra.
Se abre la chaqueta, descubriendo que el corsé no solo sirve para opromir.

- No más sorpresas. -dice el hombre y En niega con la cabeza, hasta que se encuentra lleno de fuegos artificiales, donde madre tenía la pólvora-

Corremos lo más rápido que podemos, y nos alejamos de todo.

- Supongo que también somos peligrosas -digo y Enola ríe junto a mí suspirando encorvadas, descansando del estrés-

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