Jealous

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- Gracias -digo sonriente al hombre de la pastelería y recojo mi comida-
- Le deseo un buen día. -exclama cuando estoy de espaldas-
- Igualmente -respondo amable-

Croissant de chocolate, un gran pecado, teniendo en cuenta lo que engorda. Pero, de vez en cuando hay que permitirse lujos.
Camino segura hacia el parque, y cuando visualizo a mi hermana me acerco con la mayor sonrisa que he expresado en meses.

- En -digo feliz, cuando me ve se levanta emocionada y me abraza fuerte-
- Que alegría verte Val -dice y la miro-
- Oh dios, estás hecha un desastre. Ven vamos a sentarnos. -digo sentandonos, y poso mis ojos en su cuello- Enola Holmes quien ha presionado tu cuello con un cuchillo.
- Vaya, Sherlock llegó a la misma conclusión -dice riendo nerviosa y la miro mal- Val, estoy bien, tranquila.
Te buscaba para... Realmente he pasado una terrible racha. -dice y suspiro-
- Yo también, es que...
- El negocio -decimos a la vez y ambas nos damos miradas de tristeza-
- Aunque ahora me ha llegado un caso. -hace una pausa y la miro atenta-
Una niña pequeña me habló sobre su hermana, Sarah, ella ha desaparecido y solo dejó dinero. Es pellirroja.
Tiene dos trabajos; en una fábrica de fósforos, trabaja con su hermana. Y resulta que entró en la oficina del capataz y robó algo, unos registros de un libro. Aunque no he averiguado que.
El otro trabajo es en el Paragon. Eso su hermana no lo sabe.
Hay una chica, Mae, es realmente sospechosa. Se resistió mucho a que investigase el caso, y trabajaba con ella en ambos sitios. Resulta que Sarah atraía hombres ricos al burdel, pero tenía cierto admirador, que la visitaba siempre que podía. Y le dejó esta carta -dice sacasando una hoja y me la entrega-
Cuando me vió allí me amenazó con un cuchillo falso. -dice tratando de tranquilizarme pero no lo consigue- Y Sherlock dice que... -dice y ambas le damos un bocado a nuestra comida-

Las réplicas de mi hermana sobre Sherlock se han vuelto secundarias.
Comienzo a leer la carta del hombre misterioso.

"Mientras los dos comíamos del fruto del amor.
Una campana en el cielo sonó.
Pasear por este lugar con pasión desmedida, la capilla espera retirada y escondida."

- ¿Y esta flor cuál es? -pregunto a mi hermana-
- Una amapola. -dice y miro la flor frunciendo el ceño- Y como te decía, ¡eso no es justo! -exclama pero nos interrumpen-
- Valeria, Enola -dice una voz familiar y me giro-

Limpio el chocolate de mi barbilla y me levanto; impresionada, asustada, enfadada.
Justo ahora tenía que aparecer.

- Eres tú -digo atónita-
- ¿Cómo estáis? ¿Estáis bien? Enola, pareces... -pregunta y no puedo parar de mirarlo paralizada-

Llevaba tanto tiempo esperando mirarlo otra vez, que ahora que está delante no puedo decir nada.

- Estoy en un caso -dice En- Secreto, bueno olvida eso. -dice y Tweksbury ríe- Me alegro de verte -dice y le da un abrazo, él chico corresponde-
-Cuando se separa me mira- Sabes, juraría haberte visto aquí antes.
- Ah... -balbuceo-
- Bueno, es. Es mi ruta hacia la Cámara de los Lores.
- ¿Sí? Que bien. Yo... Bueno suelo pasear desayunando por aquí, es muy bonito -digo poniendo nerviosa un mechón detrás de mi oreja-
- Una vez te ví con un... Sí un chico, pelirrojo. -dice yo me tenso y asiento-
- Oh. Sí eso...No funcionó, digamos -digo y asiente incómodo-

Cabe aclarar que yo no sabía que era su ruta cuando vine con Jacob. Pero cuando me dí cuenta de que lo era comenzé a venir sola. Tal vez para verlo, aunque no se lo digáis a Enola, que se pone pesada.

Miro a Enola y esta está un tanto incómoda. Aunque sé que se hace muchas preguntas.
Cuando el Lord nota esto comienza a hablar de las flores.
Como no.

- Es un fantástico sitio. -dice y se quita el sombrero- Conozco al jardinero. Hemos hablado sobre qué sembrar para el año que viene: Girasoles, Sweet Williams, por su rojo intenso.
- Espera, ¿qué flores has dicho? -dice y me mira confundido-
- Girasol, Sweet William -dice y saco la carta de mi bolsillo, la doblo para que solo vea el dibujo y se lo muestro-
- ¿El Sweet William es algo así? -pregunto mirándolo fija, y el chico asiente-
- ¿Qué? -pregunta Enola interesada-
- Nada.
- He visto lo que haces -le dice Enola al chico, haciendo un gesto de necesidad de explicaciones cuando acabe la conversación con Tweksbury-
- Bueno, no es para tanto. -dice modesto sonriendo un poco y ruedo los ojos-
- En la crónica social...Eres el soltero de oro. -digo sonriendo burlona-
- No creas todo lo que lees. -dice tenso mirándome-

Resumen, tiene alguien. Una princesita con el pelo liso y sedoso. Unos perfectos modales y aseguro que sus caderas son anchas, y sus lindos vestidos caros maravillan a todos. Sobretodo a él.

- Os escribí. No respondiste. -dice esta vez a mí-
- ¿A las dos? -digo, miro a ambos y estos asienten-

Auch.
Aunque tiene todo el sentido, ambas somos sus amigas.

- Bueno... Estaba... Ocupada, con el negocio. Bastante estrés. -digo y revuelve su cabello nervioso- Y, bueno. Esos eventos no son de mi agrado.

Todos los presentes saben que esos eventos no solo son de mi agrado. Si no que me muero por ser invitada a uno.

- Aunque agradezco su invitación, vizconde -digo un poco fría-
- Yo iré encantada. Si él trabajo me lo permite.

Noto como la dureza de mis palabras asombra a todos, hasta a mí.

- Bueno, si necesitáis ayuda.
- No la necesitamos. -digo contundente-
- Si nuestro problema se volviera hortícola, te buscaré. -dice Enola tratando de añadir algo de humor agradable y sonríe-
- Bueno ya sabes donde encontrarme. -dice sonriente-
- ¿No debes irte a cortejar a otras mujeres por otras zonas? -digo haciendo notar mi molestia-
- Está bien -dice incómodo sin mirarme-
Disfrutad el desayuno. -dice y se va-

Me giro un segundo y lo miro.

- ¿Se ha girado? -pregunto a mi hermana curiosa de espaldas a Tweksbury-
- Sí. -dice dándome una mirada de desaprobación- Haya sido lo que haya sido esto, para.
- Pero -trato de replicar en voz alta pero me frena-
- Ha sido incómodo, y no ha estado bien. Solo intentaba ser amable.
- ¿Y con cuántas más? -digo riendo sarcástica cruzando los brazos-
- Solo estás celosa.
- No puedo estar celosa porque no es nada para mí. Pero su privilegio de ser un hombre blanco, rico, guapo y que le atraen las mujeres me enfada.
- No intentes esconderte tras el progreso y la lógica. Cuando sólo has sido desagradable y...
- No te atrevas -digo y ríe-

Celosa..

Y sí, yo también me siento mal por lo que he hecho. Así que no digáis nada. Se que no ha estado bien.
Pero no he tratado de hacerlo, solo que sentía que necesitaba hacerlo en el momento. Me sentía un poco enfadada.
Tal vez sí estaba un poco, celosa.

- Perdón -digo arrepentida-
- Eso no me lo debes decir a mí. -dice abrazándome el brazo y andando junto a mí-

Lord Sensible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora