Miss Harrison y Sherlock

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Mi hermana, Enola, y yo nos encontramos en un carruaje junto a nuestro hermano Mycroft, de camino a la escuela de señoritas.
Mi hermana se encuentra más alejada de Mycroft pero yo estoy a su lado.

- Puede que me odieis. Que penséis que esto no está bien. Pero hasta vuestra dichosa madre tuvo pareja. Hasta vuestra dichosa madre se casó.
- No somos nuestra madre- digo mirándolo con asco-
- Quiero que seáis felices -dice sin mirarnos-
- No. -dice Enola enfadada- Quieres ser feliz tú.
Nos quieres controladas
- Para no arruinar tu tonta reputación -digo irritada-
- Ya habéis hecho un daño inmenso. -dice y comienzo a lagrimear- Al igual que nuestro díscolo hermano.
- Tú no eres nuestro hermano.
- Silencio -me dice-
- Déjanos salir de este carruaje -dice En- Negaré que soy tu hermana a quien pregunte, y sería un placer.
- ¡Soy vuestro tutor! -grita Mycroft de repente- ¡Y hareis lo que se os diga!

Veo como En comienza a llorar desconsoladamente, la miro mientras se me caen lagrimas de los ojos. Por lo que me acerco poco a poco y la abrazo, y ambas nos consolamos en nuestra desgracia.

- Darme el dinero, al fin y al cabo es mío -dice y le doy mi parte de mi escote al igual que mi hermana-

...

Llegamos al gran edificio, ambas entrelazamos con fuerza nuestros brazos de camino a la oficina de la directora. Y cuando llegamos ella comienza hablar.

- Os habéis perdido la cena, pero da igual. Os irá bien bajar de peso. -dice la vieja y no puedo evitar sentirme mal cuando lo dice-

Agarro mi pila de ropa y miro de nuevo a la mujer.

- El apellido Holmes será algún día muy importante en este país.
Aquí aprenderéis a estar a su altura.
- Pero... -emite En pero la mujer la interrumpe-
- Empieza por cerrar la boca.
Cuando veáis de a nuevos a vuestros hermanos, se enorgullecerán de vosotras. Bienvenidas. -dice quedando seria-
- Señora no debería hablare así -expreso pero me calla-
- Tú no debes enorgullecer a nadie, no eres una Holmes de verdad. Solo debes de aprender a ser decente -digo, y no evito rodar una lágrima por mi mejilla-
...

En clase de Miss Harrison todas sentadas derechas la miramos atenta.

- Chicas. Estáis aquí por una razón.
- Para que nos estropees la vida eso está claro -le susurro a mi hermana a mi  lado y sonríe-
- Por una sola razón. -dice regañandome- Para convertiros en damas.
Nos reímos cortésmente -dice imitando una "risa" patética y la imitamos-
Todas teneis potencial. Pero no hacéis uso de él, no lo probáis. Y sobretodo, estáis faltas de experiencia.

Las chicas bajamos las escaleras pegadas. Y absolutamente todas mantienen una buena postura.
Cuando Enola y yo nos quedamos paradas bajo los escaleras varias chicas nos chocan.

Miss Harrison nos enseña a cómo caminar erguidas. Yo lo llevo bien, dentro de mis posibilidades. Cuando miro a Enola estresada comienzo a reír a carcajadas, ganandome un golpe suave de la directora en el hombro.

Tratamos de bordar, y nos resulta imposible. Enfadada tiro la aguja e hilo y me repeino con irritación, resoplando cansada.

"Esposas responsables" y bla bla bla.

A la hora de la comida, todas comen tiesas la crema. Yo no puedo, y me encorvo un poco.
Una chica susurra a otra al oído, mirandonos a En y a mí, ambas se ríen.
Yo le doy un toque a la morena de mi derecha y esta deja caer su mano en el cuenco, manchando a las chicas frente a nosotras. Nos regalan una cara de asco, y yo una sonrisa satisfecha con maldad.
Acto seguido Miss Harrison se levanta enfadada.
...

Me encuentro en la habitación mía y de Enola, ni yo sé como la he conseguido. Bueno... Si lo sé

...

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