La alta sociedad

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Enola Holmes, imparable.
Tan imparable que llevo toda mi vida deseando asistir a un baile y, justo cuando ir a uno me resulta un estrés. Decide ir.
Puedo elegir entre tratar de proteger a William, y para que engañarnos, darle un voto de confianza porque no lo está poniendo fácil.
O evitar a Tweksbury, junto con evitar lo estúpida que fui el otro día y, mi amor por él.
Por todos los Santos, lo he aceptado. Tengo que contárselo a William, si no es un asesino claro.

Reglas de etiqueta:

1. El vestido.
2. La máscara, aunque es ocasional.
3. Conversación educada con el
pretendiente. Por Dios, que
tradiciones más arcaicas.

Fácil de entender, ¿no?
Pues no para Enola, ella está realmente estresada por la etiqueta.
...

En y yo nos encontramos fuera de la gran fiesta.
He de reconocer que llevo todo el día angustiada por este momento.
Mi hermana lleva un sencillo vestido verde. Aunque yo no he optado por la sencillez, llevo un vestido amarillo con una falda con vuelo. Y un escote de caja.
Ambos están hechos con cariño por mí, unas de mis mejores obras.

Al entrar nos damos cuenta de que nadie lleva máscaras y con vergüenza las dejamos en una bandeja.

- Guarden silencio por su señoría, el vizconde McIntyre -dice un hombre en medio de la sala rodeada de gente-

Aunque a mí la gente me da igual, ciertamente solo busco a William y me fijo en cada hermoso, o horrible, sinceramente, vestido.

- Porque Henry Lyon convierte en oro todo lo que toca.

Pregúntenle a su hijo.

- Tonterías, como mucho estaño -dice el hombre y ríe-

Cuando veo a William no evito sonreír, aunque él no me ve. Es mejor así realmente.

- Ha hecho con las cerillas algo legendarios. En dos años, ha convertido el rojo en negro. ¿O debería decir...el rojo en blanco? Y qué este humilde hombre se preocupe por el tifus y los trabajadores pobres.
- Seguro que la mitad de las enfermedades de sus trabajadores son por sus condiciones de trabajo -digo indignada riendo bajo irónica-

Enola me chista y continuo escuchando al hombre resignada.

- Estoy abrumado -dice el señor Lyon y hago una mueca de asco-
- Damas y caballeros les presento a Henry Lyon. Y por su buen hijo, su heredero. William -dice, las miradas se posan en él y sonrío-

Me giro a Enola y esta lo mira mal.

- Por el futuro -dice el hombre, veo que mi hermana aparta su mirada a otro lado, pero noto como mi zapato se cae y me agacho a remediarlo-

Seguramente me estén juzgando pero no voy a hacer una pose alegante para atar un zapato. Una vez terminado me levanto y me posiciono junto a Enola.

- Ahora vayan a divertirse -dice el señor y veo fuego en la tarta-
- Recuerda para que estamos aquí -advierte En y asiento-
- El caso -digo y asiente ella esta vez-

Las parejas bailan en el centro de la sala. Esquivamos unas cuantas y caminamos por un lado.

- Juraría que esos vestidos son baratos. Ni siquiera los he visto. De la manera en la que están hechos tan... Mediocre -escucho a una chica reír junto a su amiga y no reprimo una mueca de decepción hacia mi misma en mi rostro-
- Yo creo que son preciosos. Elegantes -dice una chica rubia y le sonrío-
- ¿De veras le gustan? -le digo con emoción, quitando una leve lágrima de mí y la chica asiente- Bueno, los he hecho yo -digo un poco avergonzado y las chicas se ríen suave-
- Pues están hechos con muy buen gusto -dice y sonrío-
- Luce hermosa. Usted es amable -dice mi hermana sonriente y camimanos-

Lord Sensible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora