¿Y este qué?

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Me encuentro con mi hermana caminando por la calle de camino a una dirección que ha descifrado leyendo el poema.
La verdad no se como lo ha conseguido, yo solo me he dado cuenta que la capacidad de hacer buenos poemas del susodicho es nula.

- ¿Sherlock Holmes? ¿Ese Sherlock? ¿Nuestro hermano? -digo sin creerlo, cuando asiente ambas reímos a carcajadas- Borracho, hecho un desastre. Todo desorganizado y revuelto.
- El caso le está afectando -dice y asiento-
Hablando de...lo que sea. Quiero todo, Sweet Williams, el chico pelirrojo, como has estado, todo. -dice apretandome el brazo, acercándose sonriente-
- Bueno...-digo seria pero sonrío y me acerco más a ella-
Esa flor no es una amapola, si no un Sweet William. Tal vez significa algo.
Hubo un chico, Jacob, era muy dulce, y guapísimo. -digo sonriendo y ríe-
- Pero no era para tí. -dice y asiento-
- He hecho tantos amigos, he sido tan desastrosa. No tenía un día para comer, y me encontré a un hombre amable, y rico. No puedo darte más detalles por él. No quiero que nadie se entere.
Pero es muy rico y es diferente, por lo que finge ser soberbio como todos -digo y sonríe-
- Y te gusta.
- Oh Dios, ¡no! -digo con cara de asco- Es como...mi mejor amigo
- ¿No era yo? -dice haciéndose la ofendida-
- Tú eres mejor amiga. Eres mujer, boba -digo dándole suave en la frente-
- Yo hasta este caso estuve bastante mal también. Y este caso me tiene a la vez frustrada -dice y la abrazo-
- Te quiero, y sabes que lo vamos a hacer juntas.
- Pero, ¿tu negocio? -dice triste-
- No importa. Tengo dinero, este amigo me compró varios trajes caros.
Así que puedo cerrar un poco. -digo, calmandola y sonríe-
- Gracias -dice abrazándome-

Es mentira. Pero me necesita. Trataré de mantenerme con lo que tengo, y no gastar en ningún lujo.

Estamos al lado de la casa y En habla de las ventajas de resolver el caso.

- Todos nos conocerán, y Bessie tendrá a su hermana de vuelta. -exclama-
Y eso es un trabajo bien... -dice pero la freno con un codazo al ver la puerta de la casa abierta- hecho.

Ambas entramos con cautela asustadas.
Por reflejo me posiciono frente a ella y subo las escaleras.

- Sarah -digo abriendo una puerta pero nadie responde-

Enola mira el contenido de la habitación y yo salgo de ella.
Caminamos por la casa observando todo. Está hecho un desastre.

- ¿Qué ha pasado aquí? -dice Enola y agarro un cepillo, saco un pelo y es pelirrojo- Señora Sweet William.

A lo lejos veo a una persona en la cama por lo que corro hacia ella.
La muevo para mirarla y está sangrando.

- Mae -dice Enola preocupada y trato de taponar su herida horrorizada-
- ¿Quién te ha hecho esto? -digo con una lágrima por la impotencia y mi hermana se acerca para tratar de ayudar-
- ¿Ha sido él, el hombre de Sarah? -dice Enola y la chica señala su bolsillo- No. Tranquila -dice Enola asustada y yo-
- Vamos a buscar a un médico -digo alto-
- No, no. Vuelve.

Mae se gira y da su último aliento. Yo la miro con los ojos llorosos y me siento en el suelo suspirando.

- No la conocía, pero es muy fuerte lo que acaba de pasar -digo tapándome el rostro y siento como me mancho de su sangre- Dios.
Mira su bolsillo Enola -digo y escucho como rebusca-

Me levanto angustiada y observo una pieza de música. "La verdad del paraíso". La agarro curiosa y no comprendo que quería Mae que viésemos en esto.

El hombre que conocía Enola cuando nos envió al internado de señoritas entra por la puerta.
Guardo rapidamente la partitura y lo miro aterrada.

Ahora somos supuestas asesinas, maravilloso.

- ¿Señoritas Holmes? Enola y Valeria Holmes.
- Lestrade -dice mi hermana recta nerviosa- Está... -trata de explicar-
- Muerta -dice obvio-
- No. Estamos investigando un caso. La desaparición de una chica -dice rápida-
- ¿De esta?
- No. Ella se llama Mae -digo y el hombre dirigue su mirada a mí-
Trabajaba en el Paragon, en la fábrica de cerillas... Era bailarina, amiga de... -digo cuando escucho el sonido de un bastón en el suelo y veo como mi hermana se tensa-
- Superintendente Grail -dice Lestrade como obediencia-
- Buenos días -dice el hombre-
- Buenas, señor -responde el hombre-
- Buenos días -digo ligeramente cabizbaja-
- He venido a investigar un posible altercado.

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