Legado

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-Mamá, el es Gladio Hall; Gladio, ella es mi mamá, Aelia Gomez.

Una señora de baja estatura, cabellos rizados negros y algo canosos estaba situada frente a mi, sus caderas eran grandes al igual que sus piernas, su color de piel oscura al igual que la de Belion, y su rostro era igual de delicado que el de su hijo y sus lineas de expresión por la edad se notaban. Loo que me llamo mucho la atención, es que nunca titubeo, ni un segundo, su rostro fue inmediatamente iluminado al verme en señal de amabilidad.

-Mucho gusto en conocerla señora Gomez. Ya veo de donde fue que Belion saco toda su belleza, aunque debería decir que no se le compara. -Sonreí y extendí mi mano en su dirección esperando ser recibido de buena manera por su parte, Belion solo rodó los ojos y negó llevándose una de sus manos a su sien, y debo admitirlo, estaba super nervioso de conocer a su madre, se suponía que solo lo acompañaría hasta su casa y luego me iría de vuelta al palacio, pero luego de que ella saliera de su hogar al vernos llegara fue simplemente imposible.

-¡Oh, que adulador!, no se porque mi hijo te describió de otra manera, a mi me pareces encantador. -sonrió ampliamente mientras me tomaba del brazo y me conducía dentro de la casa. sinceramente me sorprendí de ver que no se inmuta en lo mas mínimo por mi aspecto al igual que Belion, lo había educado muy bien debo decir. -¿Tienes hambre, cariño?. No esperaba visitas... .-volteo su rostro entornando sus ojos enfocándolos a Belion a lo cual el solo le devolvió el mismo gesto. -Pero creo que tengo algo que les gustara, a menos se que Bel le encantara.

-Me encantaría probarlo señ...

-Le encantaría, mamá, pero debe irse, su auto no esta muy cerca que digamos y no debe andar tan tarde por las calles...

-Bel, no seas mal educado. El chico es un príncipe ademas, te trajo amablemente a las puertas de tu casa, y tu no piensas si quiera ofrecerle un vaso de agua, que mal te eduque. Ahora, cállate y ve y haz las tortillas, iré en un momento y las rellenare yo misma.

-Pero...

-Belion Glace Gomez, si escucho otra palabra salir de tu boca, te juro, TE JURO, que dejaras de tener lengua para que me puedas contradecir. 

Mierda, sentí que el regaño fue para mi.

-Y tu Gladio, me acompañas a la sala?, hay algo que quiero mostrarte.

-Con gusto señora Gomez.

-Oh, por favor, llámame Lia, la señora Gomez era mi madre, y créeme cuando digo que agradezco que esa perra este 3 metros bajo tierra si no es que mas.

Oh, asi que de ella Belion saco el carácter, no me sorprende la verdad, solo una persona como ella seria exitosa en criar a un cachorro sola. Habia escuchado historias de omegas intentando criar a sus hijos solas, pero fallando en el intento, ya sea porque el peso era demasiado para ellas, o que los alfas se interpusieran en su camino, reclamándolas y haciéndolas enviar a sus cachorros lejos. Pero en ella había algo mas, no tenia una marca, y ciertamente no había ningún alfa alrededor de ella, pero aun asi, había algo marcado fuertemente en esta casa, en ella, y era parecido a cuando un alfa marca a su omega, era extraño, porque la única manera de que un alfa hiciera eso, era si era un alfa puro. Mierda, si mis suposiciones sobre Belion y su familia eran ciertas, debía hacer todo lo posible para que la boda de Belion y Galvin no se diera, y es que mas allá de mis intereses de que el omega fuera mio y no de Galvin, ahora estaba esto, y era , sin dudas, algo muy serio.

Pasamos el rato hablando en lo que Belion hacia las tortillas, y es que me dieron de comer algo llamado arepas, e mi vida las había probado, pero diablos que sabían riquísimo. Pasamos la noche riendo y hablando de todo un poco, como la niñez de Belion y la mía, pero note que entre Belion y su madre no habían muchas interacciones, menos cuando ella hablaba de su padre como el alfa mas increíble que había existido y Belion solo rodaba los ojos y evitaba hablar de ello llevándose su arepa a la boca. No pude evitarlo, pero el solo pensar en que era Belion quien hablaba de mi como su madre lo hacia de su padre provocaba mariposas en mi estomago, el imaginarme teniendo cachorritos con el, me provoca fuegos artificiales. Solo esperaba que todos esos pensamientos no solo quedaran en mi ilusión.

Una Polilla Entre MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora