14

192 39 11
                                    

"Zapatos rojos guinda"

Cuando Katalina y Minami regresaron a su casa, se encontraron con la desagradable sorpresa de unos agentes del cuerpo policial ahí mismo dándole la noticia a la fémina menor.

Su padre, Eligor, había fallecido la pasada noche de junio. Al parecer se había quedado dormido ebrio en el auto y su cigarrillo se cayó en su regazo. En menos de una hora el hombre se incinero hasta fundirse en el plástico de los asientos.

La noticia fue un Shock par ala mujer rubia, aunque solo Minami noto la forma en la que una sonrisita venenosa se colaba por los finos labios de la pelinegra; Los agentes se marcharon luego de dar el pésame y su madre rompió en un llanto doloroso sobre su hombro.

Aproximadamente a las seis de la tarde en ese mismo día, el ojiamarillo, vio a su hermanastra comenzar a guardar sus pertenecías en una vieja mochila roja. Cargo algo de ropa y su computadora, dejando atrás el resto de sus cosas en un cuarto completamente personalizado.

Sus manos temblaron mientras la veía guardar algunos cuadernos y zapatos en una maleta de ruedas y sintió sus ojos picar mientras la veía de espalda a él.

Vestía una camiseta blanca de tirantes que dejaba a la vista los númerosos hematomas color morado y rojo y las finas laceraciónes semi-cicatrizadas. Su cabello negro estaba recogido en un intento de chongo mientras varios mechones caían despreocupadamente por los lados de su cabeza.

Sabía que había enormes ojeras profundas y violaceas que acunaban sus ojos opacos y sin vida; la fémina llevaba muchos días sin dormir y el había sido testigo de eso, incluso antes de la muerte de Eligor, la chica pasaba noches enteras sentada en el techo de la casa fumando y llorando.

El rubio apretó los labios. Era conciente de que aquel arrebato de locura que lo llevó a abusar sexualmente de su querida hermana mayor era ahora el culpable de las lágrimas calidas que se agazapaban en sus mejillas cada noche.

Sabía que sufría pesadillas, las cuales incrementaron luego de su ultraje llegando incluso a quitarle el apetito. Pero no sabía que soñaba con exactitud

A veces eran sueños sobre su madre, sobre el día en el cual la encontró colgada horriblemente en su cuarto luego de salir de la correcciónal. Otras veces eran sueños sobre la noche en la cual abusaron de ella, el rostro de Eligor se tornaba borroso y al momento en el que lograba hacer enfoque en el, ya no era el pelinegro quien violaba su boca de manera salvaje y déspota.

Sino su padre, Gabriel.

Eso la hacía despertar bañada en sudor, llorando e incluso llegó a orinarse encima. Por eso prefería no dormir.

El crujido de una madera bajo su pie sobresaltó a la chica y la hizo voltear en su diréccion al instante; Sus ojos no se conectaron en ningún momento pese a que el menor busco desesperado esos orbes color mar.

_Minami... ¿Que es lo que quieres? _ Hablo con la voz ronca luego de casi cinco días sin pronunciar palabra en lo absoluto.

El chico jadeo y rápidamente dio un paso en su dirección.

_Yo..._ Susurró frunciendo su ceño_ Iba a preguntarte si quieres comer... ¿Que estas haciendo?.

Sus orbes bajaron de su rostro a sus manos, en estas sostenía aquella pequeña caja de recuerdos en la que alguna vez se encontró curioso husmeando. La furia hirvio en su sistema y de dos zancadas prácticamente la atropelló.

Sus grandes manos callosas tomaron la caja arrancandola de sus manos y de manera salvaje gruñó rabioso.

_¿A donde crees que vas? _ Escupió _ Está es tu casa y nosotros somos tu familia, no puedes irte como una rata en este momento...

SHORTY "SHOJO"  IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora