El espejo de Jisung guardaba un gran secreto, a un chico pelirosado que podía concederle cualquier deseo. Pero el deseo que Han quería, tenia consecuencias.
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«Esta es una adaptación, la historia original le pertenece a...
—¿No vas a comer nada? —Preguntó el mayor mirándolo, no recibió respuesta— ¿No me digas que otra vez...?
—Por favor sólo acompáñame a casa. —Tomó la mano del mayor, alzó su vista para mirarlo— Por favor sólo llévame a casa. —Las lágrimas comenzaron a derramarse por sus mejillas.
El mayor rápidamente lo abrazó con fuerza y lentamente ambos cayeron al suelo sin dejarse de abrazar. Acarició su cabello y se aferró a él mientras lo escuchaba sollozar, su pequeño amigo se encontraba mal otra vez y no sabía qué hacer, no sabía cómo ayudarlo; Y aunque quisiera hacerlo, el menor no aceptaba por completo toda su ayuda.
—Seungmin...
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—¡Seungmin! —Llamó el rubio antes de atraparlo puesto que el pelirosa iba a caer al suelo—. ¿Estás bien?
—Sí... —Abrió sus ojos, el espejo ya no estaba, sólo se encontraba Felix frente a él— Perdona, me comenzó a doler la cabeza de repente.
—¿Seguro que estás bien? ¿Debería llamar a tu guardián o a Dios? —Iba a levantarse para buscar ayuda pero el rubio sujetó su mano con fuerza, deteniéndolo.
—No, por favor... No quiero causarles más problemas de los que ya tienen. Por favor déjalo así. —Le sonrió para intentar calmar su preocupación— Quizás sólo necesito descansar, ¿Si?
—Te acompañaré al sofá y le pediré a Yuna un té, ¿De acuerdo? —El contrario asintió.
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—Jisung.—el nombrado se dio la vuelta al oír la voz ajena—. Quiero decirte algo.
—¿Qué pasa, bonito? —se apresuró a decir Jeongin con una sonrisa ante el pelinegro.
Han soltó un suspiro y volteó sus ojos ante la actitud del peliplateado. Se acercó a él y lo hizo a un lado con sumo cuidado, acercándose después al menor.
—¿Qué pasa, Chris? —se inclinó un poco a él.
—Changbin me pidió que te dijera que lamentaba lo de ayer, estuvo ocupado y no supo cómo avisaste. —hizo una pequeña reverencia, disculpándose en nombre de su amigo.
