Hongjoong estaba ilusionandose del chico nuevo del colegio, catalogado como un heterosexual más. Él era un poco diferente por lo que llamaba su atención.
Un reto de la persona que más lo había lastimado le haría tratar de conquistarlo.
Lograría su o...
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— Kim Hongjoong, a la dirección. ¡Ahora! — me gritaba la maestra de matemáticas, la cual me hacía la vida imposible.
Hola, mi nombre -como ya saben- es Kim Hongjoong y estoy de camino a la dirección ¿por qué? Se preguntarán. Solo mandé un mensaje en medio de la clase.
No me culpen, mi pequeña y tonta hermana había olvidado su llave dentro de casa y ahora tenía que venir a mi colegio para darle la mía.
La verdad no me molestaba mucho tener que ir a la dirección en horas de clases. Después de todo odiaba las matemáticas, bueno, más bien odiaba a la maestra que daba la materia, porque siempre me miraba como si fuese un bicho raro o algo así.
Desde la vez que me encontraron besándome con el chico nerd de mi curso -para sorpresa mía, su hijo- cerca de los baños del gimnasio, comenzaron a esparcir rumores asquerosos sobre mí. Lo increíble era que los maestros apoyaban estos rumores y el bullying que me hacían, tan solo porque era gay.
Todo era muy injusto en ese colegio, pero ¿en qué colegio no lo sería? Vivía dentro de una sociedad a la que no le parecía bien que un hombre se bese con otro. A las personas como yo -sí, porque eso somos. Personas.- nos miran con asco o repulsión, a veces con incomodidad. La incomodidad la puedo tolerar pero que me juzguen y me miren con asco, jamás.
Mientras me sentaba en el sillón de la dirección esperando a que me llamen, vi al mismo chico al que había besado hace un año atrás. Tenía 15 años cuando lo besé, luego me enteré de que era el hijo de la maestra de matemáticas. Desde ese día esa señora me odia con todo su ser, pero estamos iguales. Yo también la odio.
— Hongjoong — Juyeon me saludaba sentándose a mi lado como si hubiese olvidado todo lo que me hizo junto a su madre
Lo que me faltaba
— Hola Juyeon — le dirigía una sonrisa un poco hipócrita. En realidad no quería hablar con nadie. En especial con él
— Por qué estás aquí de nuevo? Desde que te conozco vives pegado a este sillón — volteaba su cara y me dirigía una mirada. Vaya que había crecido, en un solo año hizo su gran glow-up, se veía muy bien, se veía más fornido. Siempre fue guapo pero ahora lo estaba mucho más. Aunque eso no haría que olvide todo lo que me hizo.
— Haz ido al gimnasio? — le preguntaba cambiando el tema sin mucha importancia
— Así que te has dado cuenta — me dirigía una sonrisa — Si, durante un año — se acomodaba en su silla como un niño pequeño — Ah, y ya no soy un nerd.
