Nueve.

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LA PISTA DE HIELO fue un éxito mucho más cálido de lo que Henry recordaba cuando era niño

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LA PISTA DE HIELO fue un éxito mucho más cálido de lo que Henry recordaba cuando era niño. Entró al edificio lentamente, asegurándose de no hacer mucho ruido para asustar al grupo.

Entonces, cuando Henry hizo su aparición, patinando perfectamente con solo sus zapatos, llamó la atención de Scott, dejando que Boyd escapara de la conversación anterior. 

—Si estás buscando amigos, puedes hacerlo mucho mejor que Derek.

—Lo está. —Henry envió una pequeña sonrisa, deteniéndose frente a Scott cuando su hermano y el resto de su pequeña manada entraron.

—Eso es realmente duele, Scott. Quiero decir, si vas a revisar, al menos toma un consenso. Erica, ¿cómo ha sido tu vida desde que nos conocimos?

La rubia inclinó la cabeza mientras pensaba.

—Hm. En una palabra. —hizo una pausa por un momento. —Trasformadora.

—¿Isaac?

—Bueno, estoy un poco molesto por ser un fugitivo, pero aparte de eso, estoy genial.

—Ser un fugitivo no está mal. Lo superarán. —se encogió de hombros Henry, acercándose a Stiles.

—Eso no me sorprende. —Stiles negó con la cabeza. —¿Suponiendo que te buscan por asesinato?

—Algo así. —sonrió Henry, elevándose sobre Stiles. —Lástima que nunca me atraparon. —Henry se giró hacia la pelea que estaba ocurriendo detrás de él. —Vámonos, Derek. Hiciste tu punto.

—Boyd. —Scott llamó, viendo como el chico se iba con el grupo. Henry lo siguió, su mente se arremolinaba con pensamientos que le llegaban de todas direcciones. 

°°°

HENRY NO ESTABA sorprendido por el entrenamiento que Derek estaba dando a los hombres lobos recién nacidos.

—Vas a ser fácil con ellos, Derek. Eso no es divertido. —Henry se mordió el labio inferior, fingiendo un puchero.

—¿Fácil? —Isaac preguntó, mirando al Hale más joven. —Tengo alrededor de cien huesos que necesitan sanar.

—Eso no es nada. —Henry sacó la lengua, poniéndose de pie. Agarró el brazo de Isaac y lo retorció completamente detrás de él hasta que escuchó el sonido satisfactorio de un chasquido de huesos. —Ciento uno.

—¿Cuál fue el punto de eso? —Isaac echó los hombros hacia atrás mientras sus huesos sanaban, entrecerró los ojos hacia el moreno.

—Te estamos enseñando cómo sobrevivir-

—Estoy aquí porque no tengo nada mejor que hacer. —corrigió Henry, lo que provocó que su hermano lo mirara por encima del hombro. —¿Pensaste que estaba aquí por la bondad de mi corazón?

—Si nos querían muertos, ¿por qué no vienen ahora por nosotros? ¿Qué están esperando? —Isaac interrumpió, sus ojos fijos en los hermanos.

—No lo sé. Pero están planeando algo. Y tú, especialmente, sabes que ese no es nuestro único problema. Sea lo que sea eso que mató al padre de Isaac, creo que mató a alguien más anoche. Hasta que descubra lo que fue. Es decir, todos ustedes necesitan aprender todo lo que yo sé. Tan rápido como pueda enseñarles. —respondió Derek, volviendo a ponerse la camisa. —Henry, ¿quieres ser de alguna ayuda-

—No.

Derek suspiró, viendo como Henry ayudaba a los otros tres a salir de la habitación. Los ayudó a acostarse en el sofá antes de dirigirse a la puerta.

—Hazle saber a Derek que me fui a comer.

—¿Qué estás obteniendo? —Boyd preguntó, sentándose.

—Estaba pensado en una rubia, tal vez. —se encogió de hombros Henry, sus ojos viendo cómo los tres se tensaban

—No entiendo. —Boyd se apagó, sintiendo los ojos de los otros dos en él.

—Sangre. Estoy obteniendo sangre. —Henry salió corriendo de la casa sin decir una palabra más. Se quedó atrás en el bosque, esperando hasta que escuchó un latido de algún tipo.

—¿Qué tenemos aquí, un lobo solitario en la caza?

—Vampiro, en realidad de caza. —Henry se dio la vuelta para mirar al anciano, con una comisura de la boca levantada, mostrando los dientes. —Por casualidad no tendrás un poco de sangre sobrante por ahí, ¿verdad?

Henry se acercó unos pasos y se rió cuando la bla de metal le atravesó el pecho. 

—¿Es todo lo que tienes? —Henry hizo una pausa por una fracción de segundos, sin darle tiempo al hombre para responder. Rápidamente sacó la bala de su pecho. —Eso es patético. Realmente deberías saber a quién estás cazando la próxima vez.

Henry se abalanzó, sus colmillos se filtraron en el cuello del anciano. Se apartó justo antes de que la vida abandonara los ojos del anciano.

—¿Cuál es tu nombre? —Henry había cruzado los ojos con el hombre.

—Gerard.

—¿Gerard qué?

—Argent.

—Oh, tú eres el causante del problema. —Henry dio un paso atrás dándose cuenta del hombre de su agarre. —Eso significa que no puedo matarte. No, la gente no sospechará nada, ¿verdad?

—Vete al infierno.

—Ya estoy allí.

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