Capítulo 3: Aprendiendo a Vivir

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El día estaba muy nublado, parecía que estaba a punto de llover fuertemente. Pero eso no era importante ahora, no para Yami.

Todos sus amigos y algunos compañeros de la empresa estaban así para apoyarle, incluso Joey que no tenía mucho de conocerle y Seto que era de la familia tenía un deber moral para con su primo y amigo, aunque también se sentía al al ver a Yami tan triste, aunque no lo admitiría en voz alta.

El padre terminó de decir sus plegarias y lentamente el ataúd de caoba fue descendido por los sepultureros, en ese instante comenzó a llover y muchas de las personas sacaron sus paraguas y comenzaron a alejarse. Pero Yami no se movió, a su lado se acercaron Melisa y Joey, la chica le acercó su sombrilla rosa para evitar que me mojara más.

Yami: No es necesario que se queden... gracias por venir.

Melisa: ¿Estás seguro?

Yami: Si – Respondió con la vista fija en el ataúd mientras que los sepultureros esperaban a que el doliente se despidiera de su esposa.

- No se preocupen... yo lo llevaré a casa.

Joey volteó a ver al chico que estaba justo tras ellos y al lado del CEO, abrió los ojos con sorpresa al ver lo parecido que era con Yami, tenía los cabellos de igual color y sus ojos eran grandes y de color fucsia, además que era más bajito que él.

- Mucho gusto mi nombre es Yugi... soy el hermano menor de Yami – Le tendió la mano al rubio.

Joey: Mucho gusto... me llamo Joey.

Seto: Te lo encargo Yugi – Dijo para después acercarse a Yami – tómate un tiempo libre... no creo que puedas trabajar así – El ojivioleta le miró – te repondrás... lo sé – Y se marchó sin decir nada más.

Melisa: Nosotros también nos vamos... cuídate.

Yami: Gracias por venir chicos.

El rubio y la chica se marchan al tiempo que Yugi se para al lado de este, Yami por su parte toma una rosa blanca y la mira atentamente, esas flores eran las favoritas de Tea. La deshoja con una mano y deja caer los pétalos en la tumba para luego alejarse un poco para ver como los encargados comenzaban a echar tierra.

Yugi: ¿Nos vamos? – Le toma de la mano mientras que con la otra sujeta un paraguas – aún hay algo que tienes que hacer.

Yami: Gracias por estar aquí Yugi – Aprieta su mano sin dejar de ver la lápida de Tea sobre la cual había un ángel de rodillas orando – yo no sé que haría sólo... no tengo fuerzas para regresar a ese apartamento sin ella.

Yugi veía las lágrimas de su hermano caer sin que él lo percatara, eso le dolía en el alma. Lentamente comenzaron a alejarse del lugar para tomar el auto de Yami y marcharse, ya en el auto el mayor se puso en marcha. El trayecto del cementerio al centro de la ciudad fue corto y silencioso, lo cual les permitió recordar lo sucedido apenas dos días atrás.

Cuando Yami regresó esa noche encontró a Tea inconsciente en la cocina, de inmediato llamó a una ambulancia y la trasladaron al hospital central de Domino. El médico de emergencias y el obstetra se encargaron de atenderla y el pobre chico tuvo que esperar más de dos horas en la sala de espera, durante ese tiempo llamó a Seto que se encargó de avisarle al resto de la familia. Horas después de haber entrado en el hospital Yami vio entrar a ambos doctores, y al verles el rostro supo que no eran buenas noticias.

Tea había muerto por un coágulo de sangre que se le alojó en el cerebro, lo que provocó una hemorragia cerebral y muerte neurológica, no sabían a qué hora se dio el incidente pero no debió ser mucho tiempo antes de que la encontrara porque sino la chica hubiera muerto junto con su bebé en muy corto tiempo. Yami entró en shock en ese instante, por suerte Yugi recién llegaba cuando eso pasó, así que Yami tuvo un hombro en el cual llorar.

I DON'T WANNA CRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora