Capítulo 21: Ángel de Dolor (II Parte)

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Cuando abrió los ojos se dio cuenta de que estaba recostado en una cama, no tardó en reconocer el cuarto de Noa y enderezándose notó que apenas estaba amaneciendo. No tenía idea de cómo había llegado hasta ahí pero de seguro el mismo peliceleste le vio y ayudó como siempre.

Se levantó sintiendo algo de dolor en su pecho y parte baja, el maldito de su esposo se había pasado la noche anterior, pero estaba acostumbrado a sus "cariños". Con cuidado salió y caminó por el pasillo hasta llegar al cuarto de sus hijas, abrió la puerta con cuidado para mirarlas dormir con tranquilidad, era domingo así que no tenía que levantarlas temprano.

Las miró por tiempo indeterminado, hasta que escuchó una puerta abrirse y al voltear vio a su sueño de ojos azules salir ya vestido con un traje negro y su inseparable laptop. El ojiazul al mirarle se quedó unos segundos como estatua, pensó que por ser tan temprano no iba a verlo pero parecía no tener suerte ese día.

Seto: ¿De vigilante tan temprano?

Esa voz seria y cargada de cinismo le hizo estremecer cada poro del cuerpo. El antiguo Joey le hubiera encarado y dicho un par de cosas, pero hacía mucho que había dejado de ser ese chico. Los recuerdos de su vida antes de casarse eran borrosos a estas alturas, sólo recordaba bien los besos y las miradas que una vez Seto le dedicó.

El ojiazul cerró la puerta de su habitación y se acercó hasta el rubio que permanecía con la puerta abierta, pudo ver a las gemelas dormir plácidamente cada una en una cama propia, el cuarto estaba decorado como si fuera la entrada a un reino de fantasía, algo normal para retoños de esa edad.

Pero sabía perfectamente que ese reino de inocencia y fantasía desaparecía al crecer, al tener que enfrentarse a la ruda realidad, una en la que confiar en alguien es un pecado mortal.

Seto: Parece que no se dieron cuenta de tus paseos nocturnos – Vio al chico ponerse cenizo, ya que pálido era poco decir, y apretar el marco de la puerta hasta que sus nudillos se pusieron blancos.

Joey sintió que el alma se le iba del cuerpo, Seto podría haberlo visto o escuchado anoche y eso le hizo sentir que una daga se le clavaba en el pecho.

Seto: ¿No vas a decir nada?

Joey: Yo – Su voz era un susurro apenas audible – no sé de qué hablas – Cerró la puerta del cuarto de sus niñas y fijó su vista en el pecho del CEO ya que no se atrevía a verlo a los ojos – el desayuno ya debe de estar listo.

Seto: Cierto... si vez a mi padrastro dile que pasaré todo el día en KC.

El ojiazul comenzó a alejarse y Joey le miró partir. Estuvo a punto de correr tras de él y abrasarle, deseaba con toda el alma decirle todo, que lo amaba y que lo sacara del infierno en el que vivía, que lo perdonara por mentir todo este tiempo y dejar que la persona que más odiaba les arrebatara la felicidad. Pero no lo hizo, sabía que Gozaburo lo mataría si se atrevía o le haría algo malo a sus hijas, la noche anterior le había quedado muy claro.

+ FLASH BACK +

Estaba recostado boca arriba en la cama con las manos atadas por sobre su cabeza, tenía una mordaza en la boca que aplacaba sus gritos y recogía las lágrimas que caían de sus ojos cerrados. Sólo podía escuchar los gemidos de Gozaburo y el dolor en su entrada con cada envestida.

Pero a pesar del dolor su mente no podía apartarse de los ojos azules del CEO que había vuelto a ver después de tantos años, esa mirada fría que le hizo sentir lo que pensó que nunca sentiría de nuevo.

Gozaburo: ¿Pensando en otro cuando estás conmigo?

Joey abrió los ojos al sentir la voz pegada a su oído izquierdo, no se había dado cuenta de que Gozaburo había dejado de envestirle.

I DON'T WANNA CRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora