Paris, la ciudad del amor.
TN Roccuzzo, viaja a París después de ser el nuevo fichaje del PSG femenino. En Paris, se va a vivir con su hermana, se reencuentra con su mejor amigo de la infancia y conoce en persona a su... ¿Alma Gemela?
Después de preparar las maletas, voy con prisa al aeropuerto para no perder el vuelo. Más o menos… una hora y media de viaje de aquí, Liverpool, a Paris. Unos minutos más tarde subo al avión, tomo asiento, me pongo los AirPods y le mando un mensaje a mi hermana:
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-¡Ya en el avión!
-¡Genial! Tengo muchas ganas de verte de nuevo, TN.
Responde mi hermana al mensaje.
Suena la música en mis auriculares mientras miro por la ventana. Adiós Liverpool... Sin darme cuenta, se me cierran solos los ojos y me empiezo a dormir. Hora y pico después me despierto. Enfoco mi mirada en la ventana y veo que ya estamos aterrizando. Que rapido se me ha pasado el viaje. Empieza a bajar la gente del avión y voy tras ellos, una vez abajo, cojo mis maletas. Por fin, estoy en París, le llaman la ciudad del amor, sigo sin entender porque se llama así, será porque todas las películas románticas pasan en esta ciudad, pero dudo que me pase algo así a mi. Tengo que centrarme en el fútbol, por algo estoy aquí.
Veo a mi hermana Antonela a lo lejos y voy hacia ella corriendo, bastante feliz. Hacía bastantes años que no la veía.
-¡Anto...!- salto hacia sus brazos dejando las maletas a un lado.
-¡TN, cuanto tiempo!- Antonela me mira a los ojos abrazándome, con una sonrisa en su rostro.
-Si… te he echado muchísimo de menos- me apoyo en su hombro, correspondiendo el abrazo.
-¿A mi no me saludas?- Messi suelta una risita.
-Claro que si, no puedes faltar.- Voy hacia Leo y le abrazo. -Cuanto tiempo. ¿Y mis sobrinitos?
-En casa- Dice Anto mientras me separo de Messi. -Si quieres te puedes quedar en nuestra casa por unos dias hasta que encuentres un hogar para ti.
-No hace falta, pero muchísimas gracias…- Sonrío levemente.
Nos subimos los 3 al coche y me llevan a casa de Lionel y Antonella. Una vez ahí, me instalo en una habitación.
-Muchísimas gracias, Anto. Gracias por dejarme estar aquí y por ayudarme a instalarme.- Hablo con Antonella con una sonrisa.
-No hay de que, hermanita. Vamos al salón con los niños, tienen muchas ganas de verte.- Las dos bajamos al salón.
