—Michael, no estoy de humor para seguir ésta insignificante conversación contigo.— Tomó otro trago de licor para hacerse oídos sordos a las palabras de su marido.
—¿Insignificante Beatrice? Tenemos que hablar, ¿cómo seguiremos así? Te despidieron.— Tomó el pálido rostro de la mujer entre sus manos, pareciendo querer dejarle claro lo antes dicho.
—Como sabrás eso lo tengo más que claro, gracias.— Entendió y simplemente terminó esa conversación, pelear era lo que menos buscaba en ese momento tan trivial para ella.
El hombre suspiró frustrado y caminó hacía la puerta, lo último que escuchó fue la puerta cerrarse violentamente, seguido de ello, silencio.
Dejó el vaso en el suelo y simplemente quiso desaparecer mientras las lágrimas salían con descontrol, ya no podía seguir fingiendo que estarían bien después de eso, su vida colgaba de un hilo con ese trabajo, y de nuevo, la habían despedido.
Estaba cansada de fingir ser una insignificante normie. Vivir en Francia le estaba costando la vida y solo pedía una chance más para seguir adelante. Una sola oportunidad de vida.
Cerró sus ojos rebuscando en su libro mental de oportunidades nuevas, pero las páginas parecían estar vacías, recordar estaba matándola lentamente, no eran los recuerdos, era el quien estaba en ellos. Frustrada, estresada, cansada, esa mujer terminaría muriendo.
Escuchó como la puerta del auto se cerraba, seguido de eso, el motor en acción, apretó sus manos en un puño sabiendo a donde se iría su esposo a esas altas horas de la madrugada. Intentó despejar su mente de eso y se levantó lentamente, sintiendo que sus piernas le pesaban más de lo debido.
Toda la mansión estaba cubierta por un silencio asfixiante para ella, necesitabatanto a alguien en su presencia, a cualquiera, simplemente quería saber si aún existían personas como ella.
Su mano se posó en su rostro y limpió sus lágrimas, recogió su pelirrojo cabello en un moño y simplemente salió de casa, sin abrigo, sin dinero, sin nada más que ella. Se tenía a sí misma nada más.
Se sintió bien al sentir el aire frío pegando contra su rostro todavía humedecido debido a su anterior llanto. Logró sonreír en medio de toda esa brisa satisfactoria para su cálida piel.
Quería volver a sentirse viva, no sabía en donde, ni cuando sería, simplemente pedía volver a sentir, cualquier cosa, pero deseaba sentir algo.
El lugar parecía tan solo, contrastaba con ella y su situación actual, la única luz golpeaba su rostro iluminando sus hermosos ojos azules, la luna llena se veía tan poca cosa al lado de la belleza de tal mujer.
Caminó hacía la carretera lentamente, no tenía prisa por llegar, disfrutó cada paso que daba descalza en el césped fresco, inhaló el sabroso olor que emprendía el bosque y la tierra mojada. Esa vez todo estaba tan bien pero a la vez tan mal.
Por una jornada de tiempo, aunque casi nada hubiese sido logró olvidar su trágica situación, por unos segundos se sintió bien con ella misma, unos segundos...
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—Entonces que, ¿sugieres que nos vayamos así nada más y dejemos todo?— Nuevamente un debate se había formado en la mesa.
La mañana siguiente él había regresado, con dos boletos de un vuelo al lugar de origen de Michael, con un olor asqueroso a cerveza combinado con perfume barato de mujer y una que otra hematoma.
—Entiende Beatrice, no podemos seguir aquí, allá hay más personas como nosotros. Sirenas, cambiaformas, hombres lobo. Creemelo.—
—Por supuesto que te creo, también yo conozco a los Addams Michael, pero no quiero simplemente abandonar lo que se ha convertido mi hogar. Me he acostumbrada a la vida Normie ya.—
—Te prometo, mi amor, que estaremos mejor allá, los dos podemos conseguir un trabajo estable.— Él intentó tomar las manos de la pelirroja, sin embargo velozmente ella las apartó.
Michael no intentó más, mucho ya había hecho ella al no reclamarle nada por las marcas rojas en su cuello. Estaba soportandole tantas cosas que no sabía hasta dónde terminaría su paciencia.
Ella le pidió un momento y Michael comprendió, fue a tomarse un baño mientras ella buscaba cuál era la mejor opción para todo. Si bien, muchas opciones no tenía, y había pedido otra oportunidad de vida, ahí la tenia, sin embargo no era fácil para ella.
Tomó su cabello con frustración antes de dar un último suspiro, si quería arrepentirse aún estaba a tiempo. Pero la decisión estaba tomada.
Buscaríaalgomásquesentir en otra parte.
El tiempo pasaba lento cuando se trataba de empacar todo tipo de cosas. La nostalgia venía a ella de vez en cuando, no debía de ser débil, iba a apreciar lo que tenía en frente, era hora de dejar que el viento hiciera su trabajo con el pasado.
Con una última mirada de agradecimiento a ese lugar salió de ahí. No tenía a nadie, no iba a despedirse de nadie porque sinceramente en ese lugar ella era su única compañía. Así que no, después de todo, no le había dolido tanto.
Con el boleto en la mano, subió al avión que la llevaría a un destino completamente diferente al que ella esperaba, un solo vuelo cambiaría su manera de sentir por completo sin siquiera darse cuenta.