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Eran aproximadamente las diez de la noche cuando Beatrice terminaba de cerrar su folleto.
Aveces calificar no le gustaba para nada...
Suspiró y se recargó en su silla. Estaba muy cansada y estresada.
Miró hacia la ventana, dándose cuenta que era luna llena.
"¿Cómo estará Enid?" Se preguntó vagando en tantos pensamientos.
Sin nada más por hacer se recostó en su cama... Había olvidado por completo la orden que le había dado Larissa acerca de ir a su oficina en la noche. Cayó en un profundo sueño.
—Pensé que se había olvidado.— Dijo la mujer alta al ver a cierta pelirroja en su puerta, mirándola con sueño.
—Hola Lissa, solo me quede un poco dormida.— Sonrió la chica tallando sus ojos debido a lo somnolienta que estaba.
—Adelante.— La dejó pasar mirándola con una sonrisa.
Definitivamente se le iba a quitar el sueño.
Larissa tomó asiento en uno de los sillones. La pelirroja estaba atenta a sus movimientos, no sabía lo que haría.
La rubia palmeó una de sus piernas mirando directamente a la otra, entendió a la perfección y Beatrice se sentó a horcajadas en sus piernas enseguida.
—¿Por qué Michael estuvo aquí?— Preguntó Larissa masajeando la espalda de Beatrice. —Su visita también fue inesperada para mí...— Murmuró ella nerviosa.
—¿Cómo se siente?— Preguntó Larissa repentinamente.
—¿Qué?—
—Engañar a su marido de esta manera.— Soltó una risita burlona y no le dio tiempo de contestar ya que alcanzó sus labios para morderlos fuertemente.
La pelirroja tomó el cabello de Larissa con fuerza cuando introdució su lengua teniendo todo el dominio de ella. Las grandes manos de la directora encontraron el sostén de su chica debajo de su grande playera.
Se veía y sentía tan necesitada.
Una vez que se separaron Beatrice soltó un fuerte jadeo cuando Larissa bajó sus grandes manos hasta el culo de la pelirroja, masajeandolo.
—Ah, ah...—
Gimió en su oído con su simple tacto satisfactorio. Moviendo involuntariamente sus caderas sobre ella, restregando su intimidad contra el muslo de Weems.
Larissa llevó sus manos hasta la playera de Beatrice para quitársela con facilidad, enseguida dejándola en un sujetador negro. Beatrice simplemente se dejó controlar por ella, estando a su completo merced.
La mujer más alta llevo una de sus manos hasta uno de sus pechos.
—Quítatelo.— Dijo en una orden. Beatrice asintió nerviosa y pasó sus delgados y pálidos dedos sobre su espalda para después desabrochar el sostén, la prenda fue bajando lentamente bajo la atenta mirada de Weems.
Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando ella ya atacaba uno de sus pezones, succionandolo y mordiendolo de manera necesitada, como un bebé.
—Date la vuelta y abre esas hermosas piernas para mi.— Susurró la mayor, en el oído de la otra, Beatrice sentía como sus piernas temblaban. No podía con tanto.
Pero sin rechistar se dio la vuelta, ahora la espalda de Beatrice pegaba contra el pecho de Larissa.
La directora comenzó a desabrochar los botones del pantalón que usaba la maestra. Ganándose un gemido por parte de cierta pelirroja que se sentía muy necesitada. Las dos estaba igual.
Siguió su trabajo y sin rechistar, Beatrice bajo sus pantalones, quedando en solamente bragas, sus manos comenzaron a temblar.
—¡Agh!— Soltó un quejido cuando sintió uno de los largos y pálidos dedos de Weems masajear por encima de la delicada tela de sus bragas negras. Movió sus caderas contra ese dedo de manera involuntaria.
—Eres tan hermosa.— Susurró Larissa, sin previo aviso alcanzó el pálido cuello de la otra y lo mordió sin piedad, causando una pequeña marca roja que después se convertiría en un moretón.
—N-no, Lissa, ¡Ah! El cuello no, espera.— Balbuceó Beatrice echando su cabeza para atrás.
—Shh.— Sentenció Larissa y comenzó a mover su dedo más rápido, ganándose todavía más gemidos de la otra mujer. Un poco impaciente utilizo su otra mano para hacer sus bragas a un lado y meter un dedo abruptamente en el coño tan necesitado y desesperado por algo de tacto.
—¡Ah! Mhm...— Era lo único que lograba decir, se sentía tan cegada por el placer que transmitía el ambiente. Larissa comenzó a mover su dedo velozmente mientras la otra movía más y más esas caderas. Llevaba años sin sentir este placer, años.
—Solamente es un dedo señorita Flament, ¿ya se va correr?— Se burló la de cabello blanco, soltando una risita en el oído de Beatrice que mando descargas de placer por todo el cuerpo de ella.
Siguió con un dedo, pero no terminaba así, entonces se atrevió a meter otro dedo, comenzó a acelerar sus movimientos en las manos. Y algo de lo que se había enterado: A Beatrice le gustaba mucho gritar, le encantaba.
Siguió tocándola sin piedad, explorando esa zona que pronto exploraria más a fondo. Larissa se sentía tan bien escuchando esos ruidos que salían de la boca de su querida profesora. Podría escucharlos siempre y jamás se cansaría.
La hizo llegar al orgasmo máximo seis veces.
Beatrice ya no sentía sus piernas. Pero por supuesto que todo tenía un final.
La puerta de la oficina de Larissa comenzó a ser forcejeada, alguien estaba intentando entrar en el lugar. Enseguida fue como si le cayera un balde de agua helada encima de Beatrice, su placer desapareció abruptamente mientras montaba y saltaba sobre Larissa.
Las dos se vistieron con velocidad y salieron de la habitación, pero ya era demasiado tarde.
Esa persona ya estaba dentro.
—Lo sabía.— Murmuró con una voz apagada, mirando a las dos, sabiendo en la situación tan comprometedora en la que se encontraban.
📜: Yo sé que esto no es lo que esperaban, y lamento haber tardado tanto, prometo un Smut mucho más mejor que esto en un futuro. 💗
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𝐋𝐀 𝐒𝐄𝐈𝐍𝐄 𝐄𝐓 𝐌𝐎𝐈 - 𝐿𝑎𝑟𝑖𝑠𝑠𝑎 𝑊𝑒𝑒𝑚𝑠
Romance𝑂𝑛 𝑠'𝑎𝑖𝑚𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑚𝑒 𝑐𝑎, 𝑙𝑎 𝑆𝑒𝑖𝑛𝑒 𝑒𝑡 𝑚𝑜𝑖. ྅⋆͙̈ ||🌙 ྅⋆͙̈ 𝒥ℯ 𝓃ℯ 𝓈𝒶𝒾𝓈, 𝓃ℯ 𝓈𝒶𝒾𝓈 ᥫᩣུ.