𝑋

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—Es horrible que se te ocurra visitarme justo ahora.— Murmuró Beatrice mientras miraba a su alrededor a ver si había una forma de sacar al entrometido caballero.

—¿Qué? ¿No puedo visitar a mi esposa ahora?— Dijo el hombre tomando las manos de la pelirroja y besándolas.

—Michael quítate, apestas a alcohol y te ves horrible.— Hizo una pausa para soltar un suspiro. —Es un colegio privado, ¿cómo mierda entraste?— Tomó su cabello con frustración.

—Estás muy alterada corazón.— Susurró el rubio tropezando con sus propias palabras. Quiso besar a la mujer, ella lo alejó.

—Vete de aquí.— Caminó hasta la puerta de su habitación rápidamente. —Y deja de fingir que me amas.— La cerró con enojo.

Tenía más razones para no poder soportar a Michael, siempre era así, ebrio se acordaba que tenía una esposa, pero había sobrepasado los límites de Beatrice cuando él literalmente llegó hasta la escuela en la que ella trabaja luciendo y oliendo asquerosamente desagradable.

No sabía en qué momento el hombre que amó se había convertido en un ser al que podías mirar con pena y murmurar "pobrecito del muchacho" cada que lo veías. Como lo extrañaba.

Al parecer el destino se había puesto de acuerdo con su suerte para llevar un día de completa desgracia, desde Larissa siendo horrible con ella y teniendo una actitud extraña hasta Michael haciendo todo lo que hizo. Thornhill no dejaba de buscarla y ella solamente quería estar tranquila, no quería sentirse acosada.

También tenía a Addams completamente molesta porque no le ayudó en su plan de escape en su salida al psicólogo, y sin mencionar lo mucho que le estresaba oír la música de Enid al lado de su habitación todo el día.

Suspiró, no podía hacer nada más. Tomó asiento en su cómoda cama y tomó un libro. Al menos leer la mantenía alejada de la realidad que estaba siendo extrañamente mala con ella.

Apenas comenzaba el tercer libro de Harry Potter, así que tenía mucho por leer aún, se puso cómoda y se perdió en esos párrafos.

Apenas comenzaba el tercer libro de Harry Potter, así que tenía mucho por leer aún, se puso cómoda y se perdió en esos párrafos

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—No puedo creer que me haya tratado de esa manera.— El ahora  sobrio Michael hablaba con el hombre robusto. El otro solamente fingía ponerle atención mientras pensaba en su esposa.

—Yo creo que ya no te ama.— Dijo con simpleza Pericles mientras comía quien sabe qué cosa, Michael lo miró asustada. —¿Eso crees?— Murmuró con miedo.

El niño asintió sin darle mucha importancia. —Seh.—

—Siempre estás ebrio amigo. No me sorprende que te haya votado así.— Contestó Homero dándole la razón a Pericles.

—No me sorprende.— Completó Morticia. —Sabía que no te soportaría tus jueguitos, Beatrice no es una mujer de dejarse.— Dijo derramando ese toque de elegancia que la caracterizaba.

El hombre solamente suspiró por las grandes aspiraciones que le regalaban sus familiares.

—La extraño.— Susurró para si mismo y salió de la mansión Addams.

Quien sabe cual sería su destino ahora.

🧸💭·˚ ༘♡ ˚ˎˊ

—No, ya no tengo clase.— Sonrió Beatrice a la rubia. Larissa asintió. —¿Puede venir conmigo?— Preguntó la más alta, ella simplemente se limitó a seguirla hasta su oficina.

Caminaba mirando a Larissa delante de ella, el campus se escuchaba tan solitario y apenas eran las ocho de la mañana, así que todos deberían estar en sus clases.

El ambiente era silencioso, incómodo, no se sentía bien y Beatrice sabía que algo malo estaba por pasar, o algo bueno. Quien sabe.

Un fuerte suspiró por parte de Larissa inundó el silencio.

—Perdón.— Dijo con pesadez Larissa mirando directamente a la pelirroja.

—¿Cómo?— Sonrió con confusión.

—Discúlpeme por haberla tratado de tan mala manera ayer, no era mi intención.— Se sinceró con ella derramada arrepentimiento en cada oración.

Beatrice se quedó un momento callada, sin embargo se sintió aliviada porque ahora sabía que ella no era la culpable del extraño comportamiento de Larissa.

—Estaba celosa.— Soltó la rubia repentinamente. Simplemente no era alguien de guardarse sus sentimientos. —¿Cómo?— Beatrice la miró intentando no sonreír por el comportamiento tan repentino.

—Thornhill, parece amar su presencia.— Dijo con simpleza posando su vista en su escrito. —Créame Beatrice, qué si sigue con ese juego lo único que va a lograr es qué la...— Fue interrumpida por la otra mujer. —Le aseguro, directora Weems, que por más que aprecie a Mari, jamás la vería de otra manera.—

—¿Acabas de interrumpirme?— Larissa se levantó de su asiento velozmente, tomando a la otra de los hombros. —Aveces me preguntó porque eres tan baja.— Finalizó la rubia y literalmente cargó a Beatrice para alcanzar sus labios.

Un pequeño beso de menos de cuatro segundos.

Otro pequeño beso en la frente. Otro en la mejilla.

Estaba llenando su rostro de besos, dejando ese labial rojo cereza impregnado por toda esa bonita cara.

—Visiteme en la noche señorita Flament.— Murmuró con simpleza Larissa. —La espero aquí.— Beatrice asintió y salió velozmente del lugar.

¿Por qué siempre la dejaba sin habla?

¿Por qué siempre la dejaba sin habla?

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🎧📜: Agarrense los calzones pq se viene algo fuerte en el siguiente capítulo

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🎧📜: Agarrense los calzones pq se viene algo fuerte en el siguiente capítulo... 🙀💕

𝐋𝐀 𝐒𝐄𝐈𝐍𝐄 𝐄𝐓 𝐌𝐎𝐈 - 𝐿𝑎𝑟𝑖𝑠𝑠𝑎 𝑊𝑒𝑒𝑚𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora