𝐋𝐀 𝐒𝐄𝐈𝐍𝐄 𝐄𝐓 𝐌𝐎𝐈 - 𝐿𝑎𝑟𝑖𝑠𝑠𝑎 𝑊𝑒𝑒𝑚𝑠

𝐈𝐈𝐈

𝐃𝐨 𝐲𝐨𝐮 𝐞𝐯𝐞𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐡𝐞𝐫?

Ella no sabía porque su corazón se sentía de esa manera, si no tenía porque, estaba confundida, su mente no le ayudaba y parecía estar más próxima a Nevermore.

El rostro joven de Larissa era lo único que, con trabajo, lograba recordar bien, su memoria jamás le funcionó bien, y juraba por su vida que el bello rostro de tal mujer era lo que más se esforzaba por atesorar en su memoria, pero su mente le daba malas jugadas, y olvidaba lo que no quería.

Volvió al mundo en donde su realidad habitaba y miró a su costado para observar a su marido con una sonrisa, mirándola como si ella fuese la única cosa en el mundo que hubiese para ver.

No lo entendía, jamás iba a entenderlo, sus palabras era algo, pero su mirada otra, sus acciones la confundían, sin embargo jamas lo confrontó.

Tantos años de matrimonio, estaban a nada de cumplir su aniversario, más de ocho años casados sonaba tortuoso, ¿cómo se soportaban? ¿alguien realmente lo sabe?

Podría asegurar que amor, no era su caso, Michael admiraba la belleza de Beatrice, su delicadeza, todo lo que quería era una mujer tan hermosa, solamente quería a alguien que lo dejara hipnotizado, pero no, no sabía porque la amaba así.

¿La amaba siquiera?

Beatrice es una mujer tan perdida, tan despegada del mundo, una persona tan nefelibata, alejada de la realidad, simplemente quiere vivir en su mundo de recuerdos que lentamente se van haciendo mucho más tortuosos para ella, y estaría a unos minutos de revivir uno de los que habían dejado marca en su, raramente hermoso pasado.

Ya estaba ahí, no podía huir, mucho menos entrar en pánico, simplemente estaba ahí, en el lugar que marcó una pequeña y corta parte de su vida, ahí pasó de todo, pero casi nada recuerda. Su respiración se volvió agitada. Todos los recuerdos volvían a su ser como si de un rayo de luz se tratase, buenos, malos, todo, todo...

El hombre de su vida tomó su mano para hacerla reaccionar, mientras caminaban ella observaba esos lugares que lentamente recordaba lo que había pasado en cada uno de ellos.

La nación del tiempo pareció desaparecer con el viento y en un pestañeo estaba a nada de encontrarse con la mujer que, a pesar del tiempo, la distancia, la tristeza tal vez, no lograba olvidar.

Las puertas se abrieron, seguido de ello, la mujer, esa hermosa mujer, con una magnífica e inolvidable sonrisa plasmada en su rostro, los recibió con gusto, dejándolos entrar a su oficina.

—Bienvenidos a Nevermore, familia Addams.— Larissa tomó asiento, sin embargo sus ojos no querían moverse de Beatrice, había cambiado tanto, tanto tanto.

Larissa juraba que la recordaba con claridad, todas las noches en sus sueños, la veía, era tan distinta e igual a la vez, ¿Podría o no ser la mujer con la que tanto tiempo había estado soñando?  Se sentía confundida, ¿era o no?

Sus impulsos por querer ir y simplemente tomarla en sus brazos, ir y decirle lo mucho que había estado extrañandola, ir y contarle todo lo que había estado soñando, noche tras noche, en cualquier sueño, siempre tenía que estar esa hermosa pelirroja de ojos azules.

Baja estatura y ojos que desprendían una inocencia hipnotizante a la vista, si, si la recordaba.

El momento que está viviendo, lo que su corazón está sintiendo, no se puede explicar con simples palabras, solo es inefable, no hay otra explicación, simplemente inefable.

¿Por qué? ¿Por qué se siente así? No podía dejar de preguntarse el porqué de cada cosa que Beatrice suele hacerle sentir.

Nunca, nunca había sentido lo que era estar enamorada. O tal vez eso creyó, o creía, no sabía ni en qué creer, se vuelve una persona tan desordenada, se convierte en un desastre cuando tiene que estar ella. Y no, tampoco el sabía porque.