𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 | 𝟢𝟢𝟦

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── ¡Huyan! ──todos los enemigos de Egipto huían despavoridos cuando vieron llegar las arenas del desierto, muchos creyeron que era Seth, Dios de la guerra y protector del imperio de Osiris, pero la realidad era totalmente distinta

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── ¡Huyan! ──todos los enemigos de Egipto huían despavoridos cuando vieron llegar las arenas del desierto, muchos creyeron que era Seth, Dios de la guerra y protector del imperio de Osiris, pero la realidad era totalmente distinta. Mientras Seth observaba desde lo alto de los cielos desde su carroza, las raíces de los árboles se acercaban a una gran velocidad generando que las arenas del desierto se elevarán y diera una imagen de ser un movimiento suyo cuando en realidad era de su hijo Tarik.

Las raíces cumplían sus órdenes. Puso a la vida en contra de los humanos y los árboles mismos cumplieron sus deseos de destruir a aquellos que se creían eran seguidores de sus padres cuando eran realmente desertores del rey.

── ¡No quiero que dejes a nadie con vida! ──gritó Seth desde lo alto. Tarik miró desde lo bajo a su padre y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro al verlo contento── ¡Destruye a todos los traidores, Tarik!

Las raíces tomaban posesión de los cuerpos humanos.
Como lanzas se adentraban dentro y se expandían destruyendo cada órgano y cada rastro de vida.
La escena era tan tétrica que hasta el mismo dios de la guerra no podía creer todas las posibilidades que veía con sus ojos de lo que eran capaces de hacer una simples plantas para generar tanta destrucción.

Cuando todo finalizó (y lo hizo en un tiempo muy corto) Tarik se adentró al pequeño bosque que se formó. Cada cuerpo de cada traidor era parte de algún árbol de allí, por ese motivo es que los troncos y raíces se hallaban cubiertos de sangre.

── Lo siento tanto. ──suplicó por perdón.
Tomó su sable de hoja curva (khopesh) de un hermoso color plateado que poco a poco se iba tornando en un color oscuro y se encaminó en la búsqueda de los líderes de aquella rebelión──. Sé que no fue intención suya hacer esto, pero ¿tengo opciones? Por favor, perdónenmen ──suplicó una vez más colocando la filosa hoja en el cuello de un hombre, el cual no pereció rápido como los demás── soy solo un hijo que busca la felicidad de su padre. ──cortó la cabeza con un solo movimiento. La última imagen de ese hombre fue la sonrisa del dios de la naturaleza.

Seth esperaba paciente desde un punto cercano. Su hijo Anubis estaba al lado suyo, ambos esperaban la llegada del segundo.

── Mi señor. ──el líder de su ejército llegó y sin dejar de hacer una reverencia ante él, dijo: ──. El amo Tarik acabó con todos los desertores. ──aseguró──. ¿Desmontamos el campamento y partimos a la capital?

── Aún no. ──contestó el Dios──. Todavía esto no acaba. ──la atención volvió a ser dirigida al desierto cuando una tormenta de arena se acercaba a ellos.
Los hombres seguidores de Seth temieron ante ella, pero aquel Dios y su hijo mayor ni siquiera se inmutaron, sabían de quien se trataba.

Tarik volvió y lo hizo con una gran sorpresa para su padre.
Bajó de las raíces, las cuales fueron un gran transporte para él. Caminó unos cuantos pasos más y se arrodilló ante Seth.

── Padre. ──el silencio era casi de sepulcro──. Eh destruido a todos los que se oponían a tus palabras. ──mostró el regalo, se trataban de las cabezas de aquellos líderes de las rebeliones.
Seth no podía estar más que contento ante ello──. ¿Eres feliz, padre?

El Dios del desierto tomó a su hijo del mentón, poseedor de un nemes de león, eh hizo que lo viese directo a sus propios ojos rubíes.

── Buen trabajo. ──felicitó al menor──. Pero sigues sin complacerme al máximo. Esfuérzate un poco más.

La sonrisa se borró. Dejó caer las cabezas al suelo.

── Sí, me esforzaré más para la próxima. ──aseguró antes de ver a su padre partir por su cuenta propia.
Anubis se acercó a Tarik y le extendió una mano. El menor miró a su mayor y un claro deseo de llorar se reflejó en sus ojos esmeraldas──. Tuviste que haberlos oído. Fue aterrador.

── Sabes que padre no te obliga a hacer esto. ──atribuyó él a sus quejas.

── Pero yo quiero. ──contradijo lo dicho por Anubis ──. Quiero ser de utilidad para padre, pero no logro encontrar qué es lo que él quiere que haga para hacerlo finalmente feliz.

Anubis quitó su mano que podría haber sido de ayuda para su hermano menor; no había caso para estar esperando que él la tomará, nunca lo haría. Nunca buscaría en él ayuda.

── Ponte de pie entonces. ──ordenó.
El hermano menor se alzó del suelo y dejó en evidencia la clara diferencia en alturas. Tarik creció, pero Anubis...él persistió en su forma de niño──. Tienes que ir y limpiar todo ese desastre que llevas encima. ──aún siendo totalmente diferentes, la autoridad estaba en él. Tarik siempre se rendía ante él y su padre.

── Sí, lo haré ──contestó positivo──, hermano mayor.

Anubis nunca podrá entender el amor tan grande que Tarik aún puede tener por su padre. Él, después de todo esto y del claro tormento que el dios de la guerra y del desierto le hace pasar a su hermano menor, jamás podrá hallarle un perdón.

Además de todo el tormento que Seth influía en Tarik, Anubis podía escribir una lista completa de todos los caos terribles que su padre podía llegar a hacer y de los cuales nunca le hallaría perdón de igual.

¿Hacer luchar a mujeres contra hombres expertos en combate?, ¿era un motivo de diversión y entretenimiento?

── Anubis ──el menor se acercó al mayor susurrando su nombre casi cerca de su oreja── ¿no te parece algo extraño ese tipo?

Miró al sujeto delante de ellos. Sí. Era alguien extraño, sobre todo por aquel nemes que hostentaba en su cabeza.

── Oye, tú. ──la voz de su padre los hizo estremecer. Seth señaló a Tarik──. Hazte cargo de ese tonto.

𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 ────ennead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora