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—¡Aléjate de él de inmediato!— gritó Seth para sorpresa de todos.
Soltó a Isis y fue directamente a atacar a Osiris; el golpe que le daría fue detenido y el estallido de arena envío al Dios de la guerra a dar contra una de las columnas del templo.
—¡Papá!— Tarik fue inmediatamente hacía él. Miró a la persona que fue capaz de provocar todo esto y se contuvo con atacar debido a que le sería imposible ir contra esa persona. Ra parecía estar divirtiéndose con todo el show, pero no podría permitir así como así que Seth hiciese lo que quisiese de tal manera.
—Ahora mismo estamos en tu juicio.— recordó la diosa del sol para aquellos dos —Deberías de mantener un poco de tu dignidad. Después de todo, aún sigues siendo el gobernante de los dioses y de Egipto.
—Papá, ¿Estás bien?— Tarik intentó ayudar a que se pusiera de pie; Seth apartó a su hijo de un empujón —Dejame verte, pudiste haber salido herido.
—¡Ya basta!— retó al menor.
Las rosas blancas que Tarik creó con intenciones de poner sobre el cuerpo de su padre volaron por los aires. Una de ellas cayó lo demasiado cerca de Horus como para que esté de perdiera en ella profundamente. Algo le resultaba familiar en esa rosa.
—Es un gusto volver a verte después de tanto tiempo, Osiris.— habló de repente la diosa solar para el dios de la vida —Creíamos que habías muertos, hasta yo lo creí. Me parece algo excepcional el hecho de que estés respirando con salud, pero me come la curiosidad así que quisiera que me respondieras: ¿Dónde has estado durante todo esté tiempo? Las cosas han empeorado en Egipto desde que te fuiste.
Osiris miró atentamente a aquella mujer. Por dentro en serio estaba enfadado con ella, ni siquiera hacía el mínimo esfuerzo para ocultar su desvergonzada personalidad de diosa entrometida. Ra, por su parte, no era la única en querer oír la respuesta. Todos deseaban saber dónde es que Osiris estaba oculto por más de mil años.
—Eh estado todo este tiempo en el Duat.— contestó. Su legítima esposa fue a sus brazos para poder consolarse a si misma con su presencia —No eh tenido más alternativas, debía de quedarme allí y ver todo desde ese lugar.— su respuesta fue más que aceptada por todos los oyentes en aquel templo —Tiempo sin verte, Seth.— habló para su hermano. Seth tomó de la muñeca a Tarik y lo tiró contra su cuerpo para impedir ser visto siquiera su mentón por ese sujeto detestable.
—Ya veo. Ahora lo de 'dios de la vida' se responde por sí solo. Verdaderamente eres el Dios de la vida ya que lograste resucitar de entre los mismos muertos. Quisiera saber cuál es el método de tan maravilloso hecho.— no diría una sola palabra más a esa mujer. Nada sale bien si la conversación es dada por Ra. Osiris lo sabe perfectamente bien.
—Las preguntas deben de ser muchas. Sé que todos desean que ellas sean respondidas, especialmente tú Seth.— dejó de lado a su esposa y fue directamente a él. Seth abrazó con más fuerzas a su hijo menor entre sus brazos, parecía tan territorial con él ante los ojos de todos los presentes. No podían hallar más que una sola respuesta a ese comportamiento: lo estaba protegiendo (o eso parecía) —¿Aún tienes dudas acerca de mi regreso al mundo de los mortales, hermano mío?
