𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 | 𝟢𝟣𝟥

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—¿Estás herido en alguna parte?— Seth condujo a su hijo hasta uno de los dormitorios del templo en donde sería atendido por los médicos sacerdotes de ser que estuviese herido —Dime para que vaya de inmediato a matar a esas malditas bestias de Sobek

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—¿Estás herido en alguna parte?— Seth condujo a su hijo hasta uno de los dormitorios del templo en donde sería atendido por los médicos sacerdotes de ser que estuviese herido —Dime para que vaya de inmediato a matar a esas malditas bestias de Sobek.

Tarik no había llegado a ver lo que le sucedió a Horus, pero sí pudo sentir la presencia de la sangre allí abajo. No halló una explicación al por qué su primo había resultado herido de tal manera, pero ahora toda duda se fue al oír a su padre decir que mataría a las bestias de Sobek. Debió de haber imaginado desde un comienzo que Seth manejaría los hielos a favor suyo. ¿Qué le habría prometido al Dios cocodrilo para que actuara en contra de Isis y estuviese de lado de ellos?

—Estoy bien.— respondió para la calma del mayor. Un largo suspiro dejó salir al oír aquella afirmación suya. Movió su mano indicándole a los médicos sacerdotes retirarse del dormitorio debido a que no serían de ayuda ahora mismo —Lo siento.— su disculpa tomó al Dios del desierto desconcertado —No pude dominar a Horus debajo del agua. Estaba recibiendo ayuda de los dioses.

—Lo sé.— la contestación de su padre había sido rápida. Tal vez él se habría esperado desde un comienzo una terrible humillación de parte de su padre con respecto a este desenlace favorable para ellos, pero desalentador para el príncipe (quién se había propuesto ganaría esta competencia en el menor tiempo posible) —¿Crees que no pienso primero en las cosas, niño? Sabía que ese bastardo recibiría ayuda de esos dioses inútiles. Es por eso que también busqué ayuda para ti de algunos de ellos.

—¿Hablas en serio?— fue una información que lo había tomado tan sorpresivamente. Imaginó que todos los dioses estarían de lado de Isis y de su primo, no creyó que aún habrían aliados suyos —¿Quienes son esos dioses, papá?

—Sobek es uno de ellos.— contestó —Le prometí que sería el gobernante supremo del Nilo si juraba lealtad eterna a ti y a tu futuro reinado. Anuket también forma parte de la lista, juré que la convertiría en generala de tu ejército. También...Osiris.

—¡¿Osiris?!— de quien menos se habría esperado recibir ayuda era de ese dios; ¿No se suponía que él ahora mismo se estaba enfrentando en contra de su hijo?, ¿Por qué ayudaría al enemigo de su legítimo predecesor? Nada tenía coherencia el siquiera.

—Guarda silencio.— renegó Seth al su hijo gritar el nombre de aquel desgraciado —Es difícil de explicar ahora, pero quiero que tengas por entendido que tú eres el elegido de Osiris. No ese bastardo de Horus.

—No entiendo...— y aunque luchará por entender no lograba hacerlo. ¿Por qué?, ¿Qué podía tener él en vez de Horus para llamar la atención del Dios de la vida, aquel que fue destronado por su propio padre y asesinado también? No tenía sentido ayudar al hijo de tu asesino y usurpador.

—Entonces no entiendas.— Seth tomó su brazo para empezar a vendar esté con unos paños de lino húmedos en agua fresca, así ayudaría a calmar el posible dolor muscular de su cuerpo ocasionado por el agotamiento de la competencia —Solo mete en esa cabeza hueca tuya que tienes que ganar y adueñarte del maldito trono de Egipto para así asegurar mi reinado.— determinó —Solo debes ganar la siguiente competencia y serás automáticamente elegido como el ganador.

𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 ────ennead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora