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Tarik sintió las frías aguas del Duat con sus pies. La temperatura era perfecta y generaba en él un sentimiento de añoranza. El Nilo podía ser uno de los ríos más hermosos jamás antes vistos —para sus ojos—; amaba ir hasta él y dejar que las aguas templadas cubriesen su cuerpo hasta hacer sanar cada herida de esté. El aroma alrededor era asqueroso, pero estaba seguro de que si dejaba que estás aguas lo abrazaran, sentiría que podría estar en casa.
──¡Tarik! ──reaccionó al oír la voz de su madre. Buscó alrededor, percatando se sorprendentemente que ya no estaba más en ese lugar de penumbras, sino en casa.
El templo de Neftis se alzaba detrás suyo, el templo de su madre, en donde él y su hermano habían pasado la mayor parte de su niñez. Tiempo después, la familia se mudó al palacio real para apoyar a su padre a gobernar Egipto. Aún se veía tan hermoso. Los siete pilares que se alzaban en la entrada de este templo permanecía en pie. Las paredes de igual eh incluso el jardín de flores de su madre aún tenía ese esplendor que le fue arrebatado durante la conquista de su padre.
Era bastante obvio que todo esto se trataba de un recuerdo. Uno bastante doloroso.
──¡Tarik, cariño! ──volvió a oír su voz y esta vez pude ver a su madre allí. Vistiendo una encantadora tela de lino blanco que solo cubría su cintura sin cubrir nada encima suyo, dejando la tarea al collar de piedras preciosas el cubrir sus pechos──. Vamos, sal de una vez del agua. Sabes que a tu padre le molesta esperar.
¿Salir?, no era algo que él deseara hacer. No quería salir del agua por el momento. Quería seguir estando allí, ignorando todo lo que su corazón le estaba gritando con ese recuerdo.
──Oye. ──sintió unas manos rodearlo por la cintura y alzarlo de las aguas tomándolo por sorpresa. Miró detrás suyo y se encontró con los ojos negros de su hermano mayor──. Mamá ya te dio una orden, ¿por qué no la cumples?
Anubis...
Su tan querido Anubis. Su más grande confidente. Su único amigo. ¿Cómo era posible de que este recuerdo sea tan real?, ¿realmente era un recuerdo?
──¿Acaso esperas que padre venga a sacarte él mismo del Nilo? ──preguntó una vez más colocando a su hermanito menor entre sus brazos──. Últimamente está insoportable.
──Trata de guardar esos comentarios para ti mismo, Anubis. ──reclamó la diosa de la paz a su hijo mayor──. No hay necesidad de que Tarik se entere de estás cosas.
Es una tristeza que él tenga el conocimiento de todo que estaba sucediendo.
Su padre, según cuenta su hermano, fue alguna vez un dios justo. Cumplía su labor con felicidad y con mucha responsabilidad, el cuidado de Egipto era lo más primordial para él. Evitaba que los enemigos de los alrededores destruyeran todo lo que Osiris había construido para los ciudadanos de su reino.
