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Espero que les guste~

Los sueños de MK estuvieron plagados de pesadillas, sollozando mientras veía el cuerpo de su amiga tirada en el suelo y con el pecho abierto, una figura envuelta en llamas parada a su lado y con un extraño anillo en su mano, pudiendo escuchar una horrible risa antes de despertarse.

Y decidió llamar a su amiga. Era temprano por la mañana y él debería estar bañándose para alistarse pero en cambio, estaba dando vueltas por su habitación, con el teléfono apoyado en su oreja y ansioso ante el pitido constante.

-¡Hola MK!- una ola de alivio lo golpeo al escucharla, dejándose caer lentamente al suelo y aferrándose a su teléfono. -¿Todo esa bien? No sueles llamarme tan temprano- había una suave y dulce preocupación en su tono de voz, amable y no insistente, dándole la opción de hablar si quería.

-Si, estoy bien- la imagen de sus pesadillas aun estaba en su mente, iba a ser difícil que se desvaneciera por un tiempo. -Yo solo...quería escucharte- confeso en un susurro, algo avergonzado por dejarse sacudir tan fácilmente por una pesadilla.

-¿Tuviste una pesadilla?- él apretó los labios, aunque sabía que ella no necesitaba una respuesta verbal. -¿Quieres que vaya y tengamos una sesión de abrazos?- ofreció y MK podía escuchar como se movía, de seguro alistando algunas cosas.

-Me encantaría...- sonrío ligeramente, agradecido por las intenciones ajenas. -...pero debo trabajar hoy- debería estar alistándose, ya sabía que llegaría tarde.

-Oh, es cierto- bufo, algo molesta al no poder tener el día libre para llenar a su amigo angustiado con abrazos y cariño. -Te dejare trabajar pero...¿Qué te parece si voy a la tarde y te secuestro para obtener abrazos?- ofreció, demasiado alegre para estar planeando un secuestro. -Luchare contra Pigsy si es necesario- aseguro y MK no necesitaba verla para saber que tenía una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

-Eso suena genial, Mei-Mei- rio ante poder evitarlo, divertido y aliviado al mismo tiempo. -Nos vemos en la tarde- ya quería estar entre sus brazos y no soltarla por un rato.

-¡Te amo!- grito ella con entusiasmo.

-Yo también te amo- y corto, sintiéndose lleno de cariño. Respiro profundo, ella estaba bien, tan alegre y entusiasta como siempre, eso era bueno. -Muy bien...- se levanto, de mucho mejor animo de lo que se había despertado y corrió al baño para darse una rápida ducha, cambiándose a tiempo récord y bajando a grandes pasos las escaleras. Llego tarde, tal y como lo esperaba, pero al menos Pigsy se apiado de su alma y no le grito mucho.

-Solo...haz tu trabajo, Kid- suspiro con diversión.

-¡Si, señor!- y se dispuso a hacer sus entregas, metiendo todos los pedidos en la parte trasera de su carrito antes de arrancar y empezar.

Todo fue normal a partir de ahí, tranquilo y sin incidentes, ni siquiera se encontró con algún cliente grosero e incluso obtuvo algunas propinas. Soleado y con algo de viento, sin demonios a la vista o ningún tipo de problema. Era su día de suerte.

-¡Muchas gracias!- sonrío mientras aceptaba el dinero que el cliente le estaba dando como pago, dándose media vuelta cuando la puerta se cerro para volver a su carrito, sentándose tras el volante y guardando lo que le habían dado. -Muy bien, ¿Dónde es la siguiente?- saco su teléfono y busco la siguiente dirección.

-Lindo trabajo tienes aquí, sucesor~- grito por la repentina voz y se volteo, ignorando el como algunas personas se giraron para mirarlo por unos segundos.

-¡¿Mayor?!- parpadeo, recibiendo una sonrisa divertida como respuesta de parte de él, quien estaba sentado en el asiento del acompañante de su carrito. Lucia demasiado como como para ser la primera vez que se subía. -¿Qué estas...?-

-Mi reina me envió para vigilarte y asegurarme de que aun estuvieras vivo- contesto con tranquilidad, sonando burlón y MK no pudo evitar hacer un puchero.

-Estoy vivo, muchas gracias- bufo ligeramente. -Aunque...eso es muy amable de su parte- especialmente viniendo de una demonios que apenas estaba conociendo, aunque decidió no pensarlo mucho por el momento. -Tengo que hacer más entregas, ¿vienes conmigo?- pregunto por pura curiosidad, tocando el volante con sus dedos a un ritmo constante.

-Adelante, seré tu compañía- su sonrisa se agrando y el menor no pudo evitar sonreír ligeramente, incluso si estaba confundido. Por lo poco que había visto del hombre, supuso que el él preferiría volver con su reina que ha tener que estar a su lado, aunque no iba a preguntar. Así que no objeto, mirando hacia adelante y arrancando el carrito, yendo directamente a su siguiente dirección. Estaban en silencio, no incomodo pero tampoco cómodo, el menor empezando a tararear en voz alta con tal de romper el extraño ambiente, sorprendido y mirando de reojo a su acompañante al escucharlo tararear. Sonrío y ahí es cuando se detuvo al llegar a su destino, verificando una vez más solo para estar seguro.

-Volveré~- canturreo antes de bajar y hacer la entrega, volviendo al poco tiempo. Guardo el dinero junto a los demás y justo cuando estaba haciendo amague de agarrar su teléfono para ver la siguiente dirección, un agarre en su muñeca llamo su atención. -¿Eh?- miro al hombre con curiosidad, notando la hoja de papel doblada que estaba empujando contra la palma de su mano. Los desdoblo apenas Mayor lo soltó, algo asombrado por la elegante y bien dibujada letra, clara y fácil de leer. -"Mi reina consiguió el anillo, esta seguro con ella"- por alguna razón, tenía la sensación de que no debía leerlo en voz alta, así que lo leyó en su mente pero de igual manera no pudo disimular su sorpresa, abriendo ligeramente los ojos. -¿Lo hizo?- trago, su boca repentinamente seca. Se había esforzado mucho en no pensar en el anillo, demasiado aliviado al haber escuchado a su amiga sonando tan emocionada y alegre como siempre.

-Por supuesto, ella nunca falta a su palabra- asintió Mayor, su sonrisa volviéndose suave al ver las manos del menor temblar y sin luchar cuando este agarro sus manos entre las suyas.

-Gracias- lo miro, sonriendo, esperando poder demostrar con una sola palabra todo el alivio y agradecimiento que sentía, dándole un apretón a las manos ajenas. -Aunque, quiero preguntar...- no necesito terminar, el hombre empujando una foto esta vez a sus manos, una foto que mostraba a un mono de pelaje oscuro y ojos dorados muy familiar, las palabras "Él escucha todo" escritas encima con rojo. -Oh...- eso tenía sentido, especialmente recordando el nombre ajeno.

-El guerrero siempre esta atento y es un chismoso...- bufo, rodando ligeramente los ojos, siendo la primera vez para el menor que veía al hombre expresar algo más que solo una sonrisa. MK no pudo evitar reír ligeramente, divertido ante eso. -...pero se enterara tarde o temprano, hay que tenerlo en cuenta-

-Igual que todos- dejo escapar un largo suspiro, haciendo una mueca cuando su teléfono empezó a sonar. -Debo hace entregar...- o sino, su jefe se pondría furioso. -...¿aun me acompañas?- lo miro casi suplicante, porque por alguna razón, no tenía muchas ganas de estar solo por el momento.

-Por supuesto- asintió ligeramente, MK mostrando una gran sonrisa antes de encender el carrito y empezando a conducir, hablando de todo lo que se le vino a la mente, el hombre escuchándolo con toda la paciencia del mundo.

Obtuvo propinas, no encontró problemas, tiene compañía, su jefe no le había gritado e iba a pasar toda la tarde entre los brazos de su mejor amiga.

Las cosas iban bien.

Samadhi FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora