Seguros

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Espero que les guste~

Mei corto su la llamada, guardando su teléfono en el bolsillo de su campera mientras corría tras el chef y el hombre de anteojos, confiando plenamente que MK aparecería para ayudarlos después de su aviso. La gente estaba corriendo para su alivio, en pánico, todos entrando al edificio más cercano para poder esconderse y cerrando la puerta con obvio miedo, aunque eso no evita que haya algunos valientes que se asomen por las ventanas altas para filmar.

-Esto no es bueno, mis amigos- Sandy no puede evitar acariciar varias veces a su gato, ansioso y nervioso ante la presencia repentina de peligro.

-¿Qué es eso?- Tang frunce el ceño, acomodando sus gafas solo para asegurarse de que estaba viendo bien. Hay fuego, todo acumulado y bien envuelto en una figura en medio de todo aquello, una que esta caminando con pasos lentos y pausados, sin importarse la quemazón que deja a su paso.

-No tengo idea...- Pigsy gruñe, mirando de reojo a su alrededor. -...pero espero que ese chico venga pronto o tendremos muchos problemas- ninguno de ellos tiene muchas posibilidades por si mismos y son muy consientes de ello, una razón más para que el sucesor se apurara en aparecer.

-¿Creen que las pistolas de agua funciones?- Mei lo dice en broma, esperando perder aligerar la ligera tensión.

-Nadie puede contra mi...- se escucha una voz entrecortada, casi como si tuviera alguna clase de estática y ligero eco, solo haciendo que se tensaran en sus lugares. -...todos...morirán- suena tan seguro, aunque un poco hueco si lo escuchaban con mucha atención.

Y ahí es cuando algo aterriza bruscamente frente a ellos, de seguro haciendo un cráter por la fuerza y levantando mucho polvo en el proceso, ellos retrocediendo rápidamente y justo a tiempo para ver como grandes picos de hielo aparecen de repente. Un rugido, uno que hace temblar a todo el que lo escucha y que resuena, el polvo al fin cayendo y dejando ver al recién llegado.

-¡¿MK?!- ninguno puede creerlo, especialmente por como se ve. El aura de poder a su alrededor es obvia, y estaban seguros que estaba formando un cuerpo más grande sobre el suyo propio, con la larga cola dorada que parece estar erizada y con algo de escarcha a su alrededor, su aliento notable con cada jadeo desde lo pueden ver y agazapado como si fuera un animal salvaje. El primer pensamiento de los mayores es sobre la causa de los repentino poderes de hielo pero están más ocupados en retroceder, teniendo que obligar a la chica a acercó de igual manera. Ella esta asombrada y sorprendida, sin poder creer lo que esta viendo con sus propios ojos, tragando en seco. Teme, por el aspecto de su mejor amigo y por su estado, su mente corriendo por todas las posibilidades que le pudieron haber sucedido y sin sentirse cómoda con ninguna.

-¿MK?- por primera vez en toda su vida, dudo en llamarlo, tensándose cuando él se volteo a verla. Sus ojos brillantes que cambiaban de dorado a blanco y viceversa constantemente, su nariz arrugándose mientras su labio inferior se alzaba ligeramente para mostrarle sus ahora colmillos dorados, un siseo profundo y grave emanando desde la parte más atrás de su garganta.

-¡Fuera!- es su voz, por supuesto que lo es, pero suena extraña, como si hubiera una segunda voz más grave y profunda justo encima. Es entonces cuando vuelve toda su atención al ser envuelto en llamas, soltando un rugido mientras se impulsa a toda velocidad y lo taclea, ambos alejándose rápidamente de la ciudad y desapareciendo de sus vistas.

-¡MK!- ella esta dispuesta a seguirlo, porque se niega a dejarlo solo en ese estado, pero alguien bloquea su paso, un empujón firme obligándola a retroceder unos pasos. -¡Déjame pasar!- lo apunta con su espada, lista para luchar si era necesario.

-No, no- Mayor sonrió, ocultando su ligera molestia con facilidad. El sucesor era salvaje y algo inestable al parecer, eso no podía ser una buena señal, pero debían dejarlo porque el Samadhi Fire seguía era el mayor peligro por el momento. -Debes quedarte aquí, donde estés segura- porque sabía lo importante que eran esas personas para el chico.

-¡Eres el raro de ese día!- Pigsy se ve furioso mientras avanza, agarrando bruscamente un puñado de la ropa del hombre para acercarlo y gruñirle en la cara, su enojo solo en aumento al notar que la sonrisa ajena aun se mantiene en su lugar. Ignora por completo la confusión de los demás, obviamente sin reconocer al hombre de sonrisa rara. -Ya sabía yo que no podías traer nada bueno- aprieta su agarre. -¿Qué rayos le hiciste a MK?- esta furioso, especialmente porque le hicieron algo algo chico sin que él se diera cuenta.

-Nada que te interese, demonio- escupe lo último, agarrando las muñecas del cerdo para apretar con un poco de fuerza y logrando que lo soltara, enderezándose con toda la tranquilidad del mundo. -Solo debes saber que él podrá contra este contrincante en particular- le tiene fe, sin dudar, aunque esta un poco preocupado por las consecuencias que podrían tener las decisiones del chico.

-Podemos ayudar- el de piel azul da un paso, su postura firma a pesar de aun esta nervioso pro toda la situación.

-¡Si!- la chica salta, girando hábilmente su espada y sonriendo con confianza. -¡Ayudaremos a MK!- esta tan decidida.

-No, no lo harán- los corta bruscamente. -No tienes poderes...- miro al chef, ganándose un gruñido y un ceño fruncido lleno de ira apenas reprimida. Toco un nervio. -...apenas puedes controlar lo que haces...- miro esta vez al hombre de anteojos, quien desvía las vista. Los poderes de su antepasado eran muy nuevos y según el propio MK, este tenía poco control y apenas estaba aprendiendo a usarlo, lento y constante. -...no quieres pelear como se debe...- miro esta vez al de piel azul, este desinflándose visiblemente, luciendo avergonzado y tristeza. Otro nervio tocado. -...y las llamas de tu linaje lo único alimentarían el fuego de esa cosa- el fuego contra fuego nunca podía terminar bien y eso parece llegar a ella, quien hace una mueca, apretando el mango de su espada. -Lo único que harán, es entrometerse...- especialmente si MK no tenía total control en si mismo, nunca se perdonaría a si mismo si llegaba a lastimar a alguien inocente, especialmente a sus amigos. -...así que sean buenos...- alza su brazo lentamente, abriendo la mano de tal manera que apunta su palma hacia ellos. -...y no se muevan- una ráfaga helada y el pequeño grupo se encuentra encerrado en un bloque de hielo, uno de paredes gruesas y lo suficientemente amplio como para que Sandy pueda estar parado sin mucho problema.

-¡Hey!- Pigsy tropieza pero se mantiene de piel, manteniéndose alejado de las paredes por el momentos.

-Que frio...- Tang se estremece apenas, hace frio pero sin que llegue ser demasiado por el momento.

-¡Sácanos de aquí, ahora mismo!- el cuerpo de Mei brilla, el aura poderosa y verdosa de sus antepasados rodeándola, ardiente como una llama, algo que no es bueno para quienes están encerrados con ella. Se alejan todo lo que pueden pero el calor es sofocante y casi doloroso.

-¿Quieres lastimar a tus amigos?- enarco una ceja y ahí es cuando ella se detiene en seco, preocupada, notando entonces como su amigos se quejan entre dientes.

-L-Lo siento- se siente avergonzada y triste, están muy cerca, su fuego los lastimaría. Mayor deja escapar un largo suspiro, ya cansado, deseando haber tenido la posibilidad de cambiar lugares con el mono para estar junto a su reina.

Samadhi FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora